Jane corrió, tanto como sus piernas le permitían a toda velocidad y sus incómodos tacones limitantes que en cualquier momento podrían estropearse; despavorida entre callejones y multitudes del barrio bajo que silban o insultan cuando les empuja para limpiar su camino. Hombres y mujeres, sueltan maldiciones también.
—Más despacio, fíjate; maldita seas —farfulló una anciana, descolgando piezas de ropa secas meciéndose al aire.
Aterrorizada, sin mirar en dirección contraria; se encontró desprotegida sin algún arma, su cuchillo perdió filo y terminó marrón a causa de la oxidación. Bajó los escalones, sus tacones crujen en cada paso que no parece tener final, jadeó cuando los pasos tras ella parecen aproximarse y el cañón del arma de fuego puede ser casi palpable. Sostenido con fiereza por lívidos dedos.
—¡Arkensaw! —exclamó la otra voz, iracunda.
En respuesta, sollozó ahogadamente sin perder el ritmo de sus tambaleantes pasos. Su vida se transformó en la miseria; desde terminar huérfana y desfigurada a causa del fuego y el comporta. ¿Cuál es su culpa? Ser víctima de las llamas infernales nunca fue su elección, aunque dejarse poseer por la manipulación tuvo un alto costo. En el peor de los momentos, la aguja del tacón flaqueó, partiéndose. Y, debido a la velocidad que se encontraba, secamente tocó el piso de rodillas y codos protegiendo su rostro, que los oficiales ansiaban con saber cómo era, y reconocerla con mayor claridad sin una máscara inexpresiva como escudo.
Rápidamente, sin retomar el aliento y con las rodillas heridas con gotas carmesís deslizándose por su piel marchita. Reanudó su carrera a causa de la adrenalina provocada por la supervivencia; cuando otros pasos con tacones más costosos y cuidados se aproximaron. Temiendo por su vida, arrojó el tacón inservible y corrió, tanto como pudo. Ignorando si las pequeñas piedras causaban pinchazos de agudo dolor.
Además de ello, procuró ocultar sus penas en silencio bajo el plástico. Haberse caído tuvo ventaja, llevándola metros adelante, cruzando por calles desiertas y pocas multitudes que no entorpecerían su vida, si es que anhelaba conservarla. Jadeó de nuevo, el clima frío de diciembre era peor, y un vestido corto de luto eran de sus pocas posesiones, además de vestirse con mallas blancas, una blusa con mangas largas y un par de guantes del mismo color con el objetivo de ocultar su chamuscada carne, que extinguió el eco de la belleza que alguna vez pudo proyectar.
Las nubes que, desde hace horas se adueñaron del cielo, amenazaban con nevar cuando los grados se redujeran a la nada.
Era irónico ver la absurda cantidad de luces navideñas, reflectores con luces y estampados adorables de hombres de nieve en medio de una angustiante huida. Un escenario tan alegre y cálido quienes tenían familias, reunidos en el corazón del hogar, con bandejas de platillos exquisitos para compartir. Esperando la media noche, ansiosos por abrir los obsequios.
Entonces, ¿cuáles eran las mejores opciones?
1. Seguir corriendo hasta quedarse sin fuerzas, Jane Richardson sería tan astuta para encontrarla, peor aún si llamaba por refuerzas para agilizar la persecución.
2. Huir hacia las zonas de vegetación, era de noche ya, y un lugar tan oscuro y desprotegido no era la opción más inteligente. Esas mismas que estaban en las zonas del oeste, kilómetros por recorrer y zonas de entes con mayor dominio. Los proxys estarían también en su búsqueda implacable, Toby, Rouge, algunos otros nuevos que la matarían sin dudarlo, eran órdenes; no opciones.
3. La opción más vomitiva: esconderse en las alcantarillas.
Con las ratas más grotestas como vecinas, el hedor a heces húmedas y otros desechos humanos y no tanto.Como señuelo, arrojó su tacón en calles adelantes. Pretendiendo que corrió hacia allá, buscó la alcantarilla más cercana y se deslizó con ridícula facilidad gracias a su escuálido cuerpo desnutrido. Tembló de repugnancia cuando las plantas de sus pies tocaron la humedad del suelo, la poca luz (natural como artificial) que entró, pudo distinguir heces frescas mezcladas con vómitos y lo que parecía ser sangre. Tras ella, vio un canal de aguas sucias en una pendiente hacia el fondo, inclinándose hacia la izquierda.
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Ojo por ojo, sangre por sangre [Creepypastas]
FanficLos impostores y oficiales se encuentran luchando entre sí, cuando Jane Arkensaw recibe una amenaza de muerte y es incapaz de hacer algún movimiento en falso, buscará aliados para resguardarse del cañón que buscará su sien.