Se habían despertado aún más tarde que el día anterior, pues se quedaron hablando hasta ya internada la mañana sobre las clases y como debían llevar a cabo todo. La tarea al principio les había resultado de lo más fácil, pero mientras más discutían el tema, más se cansaba la mano de Venus tratando de escribir todo de lo que no podían hablar frente a los estudiantes del mundo 83.
-¡Obviamente no podemos contarles que venimos del mundo de los Dioses!-Había exclamado Lino, justo después de que Calipso le había indicado que para ellos la magia no era real y que Harry Potter era solo una historia irreal.
-Increíble, realmente...
Horas después Lino se encontraba durmiendo en el sillón, mientras que las dos chicas estaban en la habitación de Calipso. Cuando Venus se había despertado, tenía toda la cabellera roja de su amiga sobre la cara, trato de empujarla sin despertarla pero apenas la tocó esta abrió los ojos.
-Venuuuuuuus, ahora no voy a poder dormirme de vuelta.-Miraba a su amiga con cara de enojada mientras se restregaba la cara pecosa con las manos.
-Como dicen mis buenos amigos de este hermoso mundo, al que madruga Dios lo ayuda.-Dió un paso hacia atrás cuando vió que seguía con la misma cara.
-Te mataría, te juro que...-Pero la interrumpió Lino que entraba a la habitación con tres de las bebidas que Calipso había desayunado el día anterior, la cual se llamaba ambrosía. Esto la animó un poco y después de un rato se pusieron en marcha. El chico se iría a preparar sus cosas de inmediato, mientras que las chicas se quedarían preparando todo allí mismo, donde se reunirían horas después.
-Cualquier cosa nos avisas.-Y se despidieron de su viejo amigo hasta dentro de un rato.
Todavía no se acostumbraban a tenerlo cerca de vuelta, cuando todavía iban al colegio, con sus túnicas blancas, rojas y doradas, ellos eran buenos amigos. Calipso y Venus se conocían de antes, pues al morir los padres de la última en un combate, fue enviada a la casa de su amiga, que ya a este punto era más bien una hermana. Venus era descendiente de elfos por parte de madre y Dioses por parte de padre, de igual manera Calipso era solo Diosa de parte de padre, pero su otro legado no era conocido por nadie, y mejor que así sea siempre.
Por ese entonces, ellos tres y dos chicos más solían vivir aventuras todos los días, descubriendo pasadizos secretos por la ciudad y practicando con los elementos que podían manipular. Venus descendía de Afrodita, de ahí su nombre, y Calipso de Atenea, por lo que ninguno de sus amigos se atrevía a pelear contra ella.
-Necesito hablarte de algo.-Calipso se paró en seco, habían estado acomodando el lugar para devolverlo tal cual como estaba y se quedó a medio tender la cama.-Anoche estuve pensando, las últimas misiones que tuvieron lugar en este planeta nunca fueron sencillas; guerras, pestes, catástrofes... pero parece que la nuestra es la más fácil en décadas. No me huele muy bien.
Calipso no había reparado en aquello, era muy raro que les dieran una misión así porque si y si era verdad que se había cuestionado más de una vez por qué querían que enseñen a jóvenes, pero ahora una inquietud se había asentado en su cuerpo.
-¿Y si no es solo eso?-Ambas se miraron, con una mezcla de temor y ansiedad, no necesitaron respuesta, ya que era obvio que no iba a ser solo tomar unos exámenes.
Lograron meter todo en una mochila que tenía unos retoques para ser más espaciosa, bueno, mucho más espaciosa y esperaron a la llegada de su amigo. No mucho después este tocó la puerta, acompañado de un Oso viajero, los cuales eran plateados. Su presencia no tranquilizó a las chicas, quienes tenían caras de horror.
-Tranquilas, para los humanos no es más que un perro, lo rescaté del mundo 5 donde unos piratas querían vendérselos a otros y para cuando quise devolverlo a su mundo no se soltó de mi pierna. No me quedó otra opción que llevarlo conmigo desde entonces.-Miró con cariño a la pequeña criatura, que se había agarrado de sus piernas y giraba como una pelota por el suelo del departamento.
-Ya es hora.-Señaló Venus, después de que Lino les explicara cómo debían acariciar al Oso viajero y pensar al lugar donde querían ir, se pusieron en ronda e hicieron lo que les habían ordenado. Después de un gran mareo, miraron a los costados y se encontraron en una calle mucho menos transitada que la las de el paradero anterior. Muy pocas personas se encontraban en la calle y tal como les había dicho Lino, no repararon en el hecho de que había un pequeño oso plateado en el medio de la veredera.
-Debemos ir rápido hacia la casa que nos indicaron, aunque sea un mundo sin nada muy extraño no es seguro estar de noche.-Así que caminaron un largo rato, observando cada cosa que se cruzaban por el camino. Era un lugar hermoso, tranquilo, con unas vistas increíbles al bosque y por lo que habían visto en carteles, también disponía de unos ríos muy lindos. De pronto se encontraron con la casa que buscaban "Los paraísos 348", era muy grande y se encontraba en un barrio de casas con tamaños similares, con hermosos jardines y muchos pisos. Se miraron el uno al otro e introdujeron la llave por la cerradura.
-¡Es genial! Miren esas ventas y...-Venus miraba emocionada hacia la parte de atrás.-Hay una pileta.-
Calipso se alegraba de que hubiese algo con lo que su amiga podía distraerse. Entró dejando a los otros dos descubriendo el lugar y subió al segundo piso para buscar una habitación donde dejar sus cosas. Eligió la que tenía vista al patio y su propio baño (sabiendo que era muy probable que Venus termine con ella). Dejó sobre una silla su espada y su gran mochila. Había dejado en su casa del mundo 33 todas sus pertenencias, llevando consigo sólo las que consideraba necesarias. Miró hacia afuera cuando sintió un fuerte ruido retumbando por su cabeza. Al mirar a sus amigos parecía que también lo sentían y de un segundo para el otro, una voz profunda pareció salir de la tierra.
-Herederos de los grandes, el alma perdida de una de sus iguales deberá ser encontrada, o los tronos se verán destruidos y la población devastada. La corona tan apreciada caerá, y su dueña de sangre deberá gobernar.
Luego de las últimas palabras todo volvió a su normalidad y Calipso cayó al suelo, esa era su última tarea y si era verdad... Todo le daba vueltas, se agarró de la cama mientras trataba de respirar, si la corona era lo que ella pensaba, las cosas no se verían fáciles. No, no podía ser eso, no justo ahora. La puerta se abrió de golpe e irrumpieron en la habitación Lino y Venus justo cuando el cuerpo de Calipso caía.
Después de unas horas esta se despertó, esperando que todo haya sido un sueño. Intentó incorporarse cuando sintió un fuerte dolor de la cabeza, seguro se había dado un buen golpe cuando cayó al suelo. Miró buscando a sus amigos y allí estaban, mirándola con preocupación.
-¿Estás bien?-Calipso asintió, sonriendo un poco para aliviar a Venus, lo cual logró de inmediato.-Nosotros también nos asustamos, nunca nos habían dado de esa forma las pautas de una misión, aunque debo de confesar que tampoco son muy sencillas de interpretar...
Calipso la miró con culpa, obvio que le iba a resultar difícil comprenderlo si nunca le había dicho la verdad, pero ahora no parecía ser el mejor momento.
-Eso no fueron las pautas, eso fue una profecía.-Ambas miraron a Lino, quien dijo esas palabras con firmeza. La chica rubia, quien nunca había oído una profecía en carne y hueso miró a Calipso, y esta asintió confirmando lo que su amigo había dicho.
Y había deseado con todas las ganas del mundo poder hundirse hasta el fondo de el mundo 84.
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EL MUNDO 33
FantasíaCalipso y Venus se encontraban en la última prueba para convertirse al fin en guerreras viajeras (las cuales debían viajar en el tiempo y hacer las cosas más descabelladas que puedas imaginar) cuando la misión, que parecía sencilla se complica y se...