Dana

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El último nacimiento fue en 2043. Fue dos semanas después del bloqueo económico a los países más contaminados. La estrategia funcionó a la perfección, después de la migración masiva, esos países no tuvieron otra opción que incluirse al cambio, si es que no deseaban ser países fantasmas. Fue un día caluroso a mediados de Julio, que según me dijo mi abuela, debería ser época de invierno. Todos estaban emocionados, dado que tres meses después, los peces en el mar comenzaron a aparecer, logré conocer el sonido que hacen las aves, y, finalmente, volvió a llover, suavemente, pero de todas formas había regresado. Sin embargo, si queremos mantener este hermoso estilo de vida, debemos hacer sacrificios. Las mujeres no darán a luz hasta que Aquelarre diga lo contrario.

El último bebé que nació fue mi hermana. Ahora ella tiene 10 años. Todos la ven como una abominación. Yo la veo como una abominación. Aquelarre me pidió darle la inyección. Recuerdo que en el momento en que fui vacunada, casi no logro contarlo. Los efectos secundarios son terribles. Tu vientre pareciera que va a explotar, y sangras por una semana. Pero, gracias a eso, salvaremos a la tierra. Eso morirá con nosotras.

Estoy afuera de su salón. Aquí hay 10 niños en total. 1 de 10, 1 de 11, 1 de 12, 1 de 14, 3 de 15 y 3 de 16. Hay un profesor por cada estudiante. No es necesario más espacio o una escuela completa. Ella me mira, y luego observa el suelo.

Caminamos en silencio hacia nuestra casa. Ella me dice que mañana es su cumpleaños. Yo le contesto que lo sé, y de verdad lo sé. No hay manera que pueda olvidar esa fecha.

Las niñas suelen tener su primer periodo a los 10. Pero mi hermana pareciera tener otro ritmo. Pero, no podemos esperar más tiempo. Debemos hacerlo ahora. Me agacho y la miro. Aun expele aroma a bebé. Haré algo y no debes estar asustada, le miento. Me desagrada ver esa mirada de valentía en su joven rostro, como si lo supiera todo. No quiero, me contesta. No es una opción, le digo. Ella me dice que algún día le gustaría ser mamá. Me río. No seas imbécil, le digo, mientras tomo su brazo y la pongo contra la pared de un callejón. Esto es por nosotros, por todos nosotros. Mi hermana es probablemente una de las últimas niñas con un útero. Un peligro andante. Saco la inyección del bolsillo de mi chaqueta. Ella intenta escapar, la pobrecita. Estoy a dos milímetros de la abominación, cuando escucho el sonido de metal a través de ropa, piel y huesos. Intento mirar abajo, pero comienzo ahogarme con mi propia sangre. Cuando el cuchillo sale de mi cuello, siento un increíble dolor. No hay gritos que salgan de mi boca. No hay lágrimas que caigan de mis ojos mientras veo a mi hermana ser llevada por un hombre desconocido.

No intento alcanzarla, pues, mi muerte es una de las mejores cosas que podría pasarle a la tierra. Aquelarre dice que eso morirá con nosotros. Todos los desastres de las pasadas generaciones morirán con nosotros. Es un alivio saber que fui una buena soldada. 

Nuevo cieloWhere stories live. Discover now