Parte Única

824 94 79
                                    

Notas: ¡prometí que vendría con más SongXiao!

OS dedicado a una persona especial. Espero que te guste, Kail. Lo hice con amor (?).

Las advertencias son las mismas de siempre, ah.

Rutina

Wuhan es una ciudad grande y congestionada. Song Zichen no es de mantenerse en ciudades, él prefiere el campo o las montañas, un lugar tranquilo donde pueda llevar a cabo la meditación y vivir en tranquilidad con su entorno. Aunque es afanoso a la tecnología, prefiere la auto reclusión.

En los últimos cinco años, Song Zichen se ha envuelto en una seria, fructífera y exitosa relación con un hombre que, aunque comparte su gusto por la naturaleza y la soledad, también es vivaz y gusta de las grandes ciudades.

Song Zichen conoció a su pareja en la división administrativa de Hubei. Xiao Xingchen trabaja para el departamento de Unidad de Víctimas mientras que Song Zichen es jefe de su propio departamento de investigación criminal. Practica la justicia, ejerce el arte de llevar a cabo actos imparciales y busca incansablemente que las leyes se cumplan a cabalidad tanto en su vida laboral como en su vida privada.

Por eso, ahora... cuando Song Zichen se monta en su Mustang del 69 con un nervioso Xiao Xingchen en el asiento del copiloto, Song Zichen no sabe qué pensar al respecto.

Su rutina cuidadosamente impuesta se ha visto quebrantada.

Si bien es cierto que cinco años de relación hacen que una pareja sucumba a la monotonía, Song Zichen considera que hay mucho fuego enardecido y pasional aún envolviéndolos.

... que Xiao Xingchen proponga algo así tan repentinamente... lo hace sentir extraño y aprensivo.

—¿Estás seguro? —inquiere por tercera vez, esta, siendo la definitiva.

El rostro de Xiao Xingchen se alza, su mirada posándose sobre su rictus austero. Los flequillos de su lisa cabellera ébano se disparan en mechones desiguales que le otorgan una apariencia pueril, disminuyendo su edad real. A eso se le añade el lente de cristal enmarcado en su semblante níveo, nervioso, terminando de completar el cuadro de candor. Sus ojos oscuros brillan tenuemente, y trémulo, asiente dos veces.

—Sí, Baobei, seguro —responde finalmente, emitiendo un suspiro. Xiao Xingchen le regala una sonrisa, reclinándose en el asiento—. ¿Vamos?

Un poco más confiado, asiente. Mete la llave y prende el automóvil. El motor del Mustang ruge con fuerza, instándole a correr, a perderse en la sensación que le embarga la velocidad, pero se recuerda que está con su pareja, e insta a que la prudencia permanezca en su cuerpo.

Arranca el carro, dirigiéndose hacia el Wuhan International Plaza. No quiere recorrer muchos kilómetros por si algún inconveniente sucede en el transcurso y debe llevarse rápidamente a Xiao Xingchen del lugar.

El silencio se acentúa dentro del automóvil, no es incómodo. Es de esos mutismos que exhortan a la reflexión.

De soslayo, puede contemplar a Xiao Xingchen observando por la ventana de su asiento. Está arriba, ciñendo el lugar en hermetismo. Su rostro está sosegado, dista mucho de lo que harán y eso en cierta medida consuela a Song Zichen que aún no comprende del todo cómo funciona el mundo en el que Xiao Xingchen decidió meterlo sin consultarle.

Aunque la idea lo llena de aprensión, también hay un latente sentimiento de curiosidad, empaña toda molestia que pudo haber sentido en su momento.

Luego de unos veinte minutos, llegan al estacionamiento del Centro Comercial. Un gigante semi cuadriculado cuyas imponentes paredes de cristal reflejan el índigo cielo de Wuhan envuelto en nubes impolutas.

RutinaWhere stories live. Discover now