Capítulo único

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Todos los aldeanos se disponían a irse a sus respectivas chozas con la intención de descansar luego de un arduo día preparando y puliendo el regalo para Senkuu quien al parecer estaba más que satisfecho con él. Gen se metió dentro de su rústico pero acogedor saco de dormir y miró al muchacho de cabellos degradados en espera de que también se acostara.

— Senkuu-chan, debes estar exhausto después de tener que venir desde la cueva hasta acá. Deberías dormir.

— No lo estoy, Magma me trajo — le miró de soslayo y con una sonrisa.

— De todas formas duerme, no sería prudente que enfermaras por cansancio.

— ¿Qué te crees? ¿Mi novia? — el de cabellos blanco y negro se sobresaltó levemente y soltó una risilla, se dio la vuelta dejando al científico decidir a gusto.

Al cabo de unos minutos el menor largó un suspiro y apagó la luz para después acostarse al lado del mentalista, sintiendo el suave calor que emanaba.

— No eres mi novia, eres una cocina.

Gen le volteó a ver con el entrecejo fruncido, el de mirada rubí rió suave como única respuesta ante ese gesto; el mayor negó con la cabeza y suspiró a punto de decirle algo pero acalló sus palabras cuando le vio cabecear y entrecerrar los ojos en un intento de no caer dormido al instante y dejar al otro hablando solo.

— Ya no te distraigo, duerme. — le empujó suavemente sobre la almohada y le puso también su sábana encima.

Senkuu luchaba contra la somnolencia, dulce, acogedora y a la vez pesada somnolencia; lo último que vio fue el rostro de Gen levemente alumbrado por la luz de la luna que se filtraba por los huecos de las paredes, parpadeó lentamente una última vez viendo los labios del mayor moverse, más no pudo escuchar lo que le dijo y solo se dejó abrazar por el sueño.

Solo descansaría unos minutos y después se levantaría a trabajar, solo unos minutos, con eso basta.

Una luz le daba de lleno en el rostro más no era molesta, era cálida y tranquila, como si no le afectara los ojos; un suave tacto se desplazó por su hombro y su brazo acariciándole con ternura, frunció el ceño y le ignoró para seguir durmiendo pero otra vez le volvían a tocar ésta vez empujándole levemente; ahora le sacudían sin llegar a la brusquedad, era más cuando Byakuya le despertaba temprano para ir a estudiar.

Abrió los ojos lentamente encontrando una televisión encendida que transmitía un programa de vida silvestre los volvió a cerrar a la vez se arropaba con la cálida manta que le cubría, ahora abrió los ojos de golpe siendo consciente de lo que tenía justo al frente, se giró con lentitud dudando de quien le había tocado encontrando nada más y nada menos que a su padre.

— Byakuya... — soltó en un hilo de voz, como si temiera de que al hablar más fuerte la aparición frente a él se disolviera.

— Buenos días, el desayuno está listo.

— Byakuya — volvió a pronunciar con la voz insegura.

— ¿Sí? — habló dudoso el peliblanco y mirando de derecha a izquierda como preguntándole a alguien más.

— Eres tú...

— A ver — se giró para ver su reflejo en la pantalla de su celular — pues yo creo que sí soy — bromeó con una sonrisa más dejó eso de lado cuando Senkuu se le lanzó encima, abrazándole incluso con las piernas — ¿qué pasa? ¿De qué me perdí?

— Idiota.

— También te quiero — rió por lo bajo y también le abrazó — ¿estás molesto porque te dejé durmiendo en el sillón? Mi espalda está molida Senkuu, ya no eres tan liviano.

ᴜɴᴀ ᴇɴ ᴜɴ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ☾︎ᵈʳ ˢᵗᵒⁿᵉ☽︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora