Violencia.
Las enfermeras y doctores que estaban encargados de mi madre se habían pasado cinco largas horas intentando salvarla, algo bastante difícil de conseguir gracias a mi padre que, con su espantosa colera arremetió contra la mujer que me dio la vida. No quería subir la mirada, me daba pavor ver aquellas sillas cenizas que solo atraían depresión, y nada más. Me asqueaba demasiado tener que pronunciar una sola palabra después de parlotear mi experiencia ante la policía, exhibiendo solo declaraciones fraudulentas.
Me odiaba.
Mire mis manos, parecía que un líquido rojo fluía entre mis dedos, sin embargo, no me exalte y es que me sentía tan insignificante para este planeta que solo bufe y poco a poco solté mi cabeza hasta dejarla caer en contra de las frías paredes de aquel fúnebre hospital.
Un error bastante patético de mi parte era creer que, al llegar a casa mi vida seria un poquito más tranquila, sin embargo y por ironías de la vida sucedió todo lo contrario, antes de dormir, al parecer mi padre decidió tener un brote psicótico que despertó a todos, Lucas trato de detenerlo, sin embargo, igual que mi madre solo recibió golpes violentes por todo el cuerpo. Tenia tanto miedo que solo mire por el marco de la puerta aquella escena tan violenta que, sin duda, me hizo querer huir, escapar de ahí y buscar ayuda, pero, aunque quisiera mis piernas se paralizaron, mi corazón se acelero y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, como si no fuese suficiente mi padre se acercó a mi y con una expresión sombría me empujo y cerro la puerta sin antes advertirme que, si abría la boca iba a matar a mi madre.
Durante mucho tiempo pensé que preocuparme por mi familia era una estupidez, sin embargo, las noches en el hospital eran cada vez mas recurrentes, incluso ya tenia un sitio favorito para tratar de dormir, pero poco a poco me di cuenta de lo anormal que era mi vida ante estas situaciones tan violentas que afrontaba en mi día a día.
Me dedique a mirar mis zapatos, estaban sucios, sin embargo, destacaban con su hermoso color carmín, sin duda mis favoritos. Trate de eliminar aquella sensación de ansiedad que había dejado aun la adrenalina a lo largo de la noche, sin embargo, sabía que no podía desaparecer de un momento a otro, solo me engañaba a mí misma.
Note la presencia de unos pequeños zapatitos rosas que se posaban frente a mí, sin embargo, no le tome la importancia necesaria ya que me encontraba un poco abatida gracias al ambiente tan abrasivo que me envolvía.
-Hola -una voz chillona pero llena de ternura me saludo. Noté el peso de su mirada, sin embargo, no hice caso pues seguía mirando atenta a mis zapatos.
Su percepción pareció cambiar pues con un toque de decepción paso su mano en frente de mis ojos queriendo llamar mi atención que sin duda estaba perdida.
-Me llamo Abi, es un gusto conocerte -dijo con emoción, parecía que de verdad se encontraba ansiosa de conocerme.
Pasaron cinco minutos en silencio, sin embargo, ninguna de las dos reaccionaba sino hasta que sentí una presión en mi cabeza gacha, era su pequeña mano tratando de acariciar mi cabello. Me estremecí tanto que levanté mi cabeza y por fin vi rostro a aquella mano intrusa que sobrepasaba mi espacio personal.
Parecía perdida, tan perdida como yo en las profundas paredes de este hospital. Note el esfuerzo que hizo para tratar de llamar mi atención así que accedí, no tenia nada que perder, seguramente estaría en este hospital un día a dos.
-¿Te has perdido? -pregunte curiosa con una leve sonrisa fingida que trataba de parecer amigable.
No sabia como sentirme.
-Mis padres están ahí -dijo señalando la sala de urgencias.
Me estremecí.
Extrañaba la inocencia que esta niña demostraba, sin duda no tenia ni idea de lo que sus padres estaban sufriendo, pero yo si y eso lo hacía, en mi cabeza, bastante cruel.
-Estábamos acampando -comento, interrumpiéndome de mi trance y hacerme cuerda de nuevo -, Cuando un chico con una máscara comenzó a pelear con papa y después con mama, fue horrible.
Intente analizar lo que ella me comunicaba, sin embargo, no podía creerlo, ¿un chico con mascara? Seguramente eran esos juegos de niños que inventaban cuando querían evadir la realidad después de un evento traumático.
-¿Estas bien? -pregunte preocupada, pues parecía que su pequeño suéter estaba manchado de sangre, sin embargo parecía no percatarse de aquello.
-No... -contesto después de tres minutos, note que su carita comenzaba a afligirse lo cual me estremeció-. Quiero a mi mama.
-¿Alguien más ha venido por ti? -pregunte nerviosa ya que las situaciones como esta me hacían actuar como estúpida.
-Mi abuela -contesto un poco aliviada.
Note que, a lo lejos, en la recepción del hospital se encontraba una anciana que, con desesperación hablaba con una enfermera, me estremecí cuando observe que la mujer se tiro al suelo a llorar después de que la chica por fin logro hablar. Aquella niña ya no estaba en frente de mí, sino que, se dedicó a correr rápidamente al paradero de aquella anciana quien al notar la presencia de su nieta se abalanzo sobre ella para sollozar aún más.
Me escondí entre los pasillos para relajarme un poco, demasiadas emociones por esta noche, sin embargo, durante mi trayecto no pude evitar pensar en lo que la Abi menciono y es que no era habitual que un chico con mascara atacara a las personas y peor aún, que las asesinara.
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Insomnio | Proxy's
FanfictionNo hay personas malas en el mundo, solo hay personas incomprendidas... ¿Quieres jugar con el sujeto alto?