Work Harder [Taekook]

Comienzo

[Taehyung]

Los botones de mi traje y mis zapatos formales me incomodan conforme voy caminando a la oficina de mi jefe.

Empiezo a sentir calor y una repentina incomodidad conmigo mismo que no me deja ni siquiera respirar.

Me quedo helado por un momento y pienso, ¿en verdad necesito este aumento?

...

¿A quién engaño? Claro que lo necesito
Es cierto que tengo ahorrado mucho dinero gracias a la pensión de papá y mis ahorros propios, pero aún no es suficiente.

Por favor, soy gerente de esta empresa. Me merezco un aumento, es justo y es completa y absolutamente necesario para mi.

Soy un adulto de 25 años graduado de la Universidad de Yonsei con honores. He estado en esta empresa desde que me gradué y me merezco un aumento.

Ojalá eso convenza a el señor Lee.

Cuando me doy cuenta, me encuentro frente a la puerta de su despacho y de nuevo mis piernas comienzan a flaquear.

En mi pequeño momento de trance la secretaria del señor Lee sale y me llama, pero nunca me doy cuenta.

--Señor Kim-- silencio-- señor Kim, ¿le parece que tenemos todo su tiempo?

Despierto en un poof y me dirijo sin pensar a la puerta, apartando a la secretaria de mi camino.

--Buenas tardes señor Lee, señor-- digo y doy múltiples reverencias.

--Buenas tardes joven Kim-- dice calmado-- siéntese, ¿qué lo trae por aquí?

Oh no, sudor otra vez.

Me siento frente a él suavemente y aunque tengo miedo, decido que tengo que empezar a hablar.

--Señor, vengo con usted para negociar un aumento.

El silencio se encerró en esa sala en un abrir y cerrar de ojos y sentí como si de repente hubiera una nube en la habitación, avisando una horrible tormenta.

--Discúlpeme joven Kim, pero no puedo concederle esa petición.

Tomé aire y me mentalicé a mi mismo a decirle lo que había planeado si me decía que no.

--¿Por qué no señor?

--Verá, en esta empresa no damos aumentos.

--¿Ni al gerente, que lleva casi 3 años trabajando aquí?

--Mire joven Taehyung, los sueldos son fijos para mi, no puedo darle un aumento.

--Es el dueño de la empresa, claro que puede.

--Tiene usted razón. Puedo. No me apetece.

Dejé escapar una pequeña risa y me di cuenta que mi lugar no era ahí.

--Perfecto señor, renuncio.

Me levanté de mi asiento, le estreché la mano y salí de su despacho, yendo directamente al mío para recoger todas mis cosas y salir de aquí.

La búsqueda de empleo no empezará en este momento.

Usaré mis ahorros.

Tengo un amigo que visitar en Nueva York.