Estoy cayendo en pedazos, día tras día caigo más, siento como de mi todo sale mal, a diario le pregunto a mi subconsciente si alguna vez he sentido esto, pero el no contesta y se limita a mover la cabeza de un lado para el otro, y se que estoy muriendo por algo real al ver caer gotas de desesperación al suelo y machando con deseos de vivir las sabanas blancas en las que una vez jugamos a las escondidas. Mis gritos en la soledad del vacío de mi habitación son parecidos a los mismos gritos ahogados que dimos cuando derramamos cada gota de inocencia al vacío de aquella la cual antes era mi habitación.
Haz me sanar le pido a la vida. Haz me salir de aquí le grito a un Dios en las puertas de una iglesia, pero es tarde porque ya no hay nada en mí.
¿Cómo puedes sanar una herida que ya no sangra?
¿Cómo pedir algo a una fuerza superior si ya no hay fe en mí?
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1996 y las cartas de la muerte
Non-FictionEn 1996 la muerte me trajo las ultimas cartas que él me había escrito, las cuales hasta el día de hoy las guardo con gran cariño.