Una herida que no sana

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La venganza de Sasuke y Kyubi.

4. Una herida que no sana.

Después de que colapsa al final de los preliminares de los exámenes chunnin todas las noches lo había visitado. Tal vez Sasuke no recordara su mordida, era lo mejor para ambos antes de que los cambios comenzaran a mostrarse también en él. Suspiró ante lo inevitable. Kakashi le había sellado la mordida de Orochimaru y tal vez la del Kyubi también, pero no podría arriesgarse a que las cosas siguieran su rumbo.

Tenía que sacarlos a ambos de Konoha.

Había escuchado rumores entre los ninjas anbu. Seguirlos había sido una odisea, pero las habilidades del zorro cada día se desarrollaban más en él, le demostraban qué era un jinchuriki y lo que el biju podría hacer si no lograba dominarlo.

La habitación obscura no representaba nada para él, podía ver perfectamente a Sasuke entre medio del respirador artificial; sabía que era cuestión de días, horas o minutos para que recobrara la consciencia. El problema radicaba en qué le diría, como podría digerir algo que probablemente no entendería. Necesitaba respuestas y tenía que buscarlas, pero sobre todo encontrarlas, saber que su verdad no era una mentira disfrazada de realidad.

Tenía una necesidad latente de saber que podría sentirlo, de tenerlo tan próximo, pero a la vez tan inalcanzable; tan efímero y escoza como las flores en invierno. Dolía saber que podía verlo, sentir ese latir contra su palpitar, pero no poder tenerlo como realmente lo merecía. Eran palabras, hechos, vueltas que no dejaban volver en sí. Una voz que en ocasiones le susurraba cosas que a sus trece años todavía no creía posibles.

«Es tuyo» le dijo con melodía; endulzando levemente su oído con palabras que pronto se convertirían en venganza.

Suspiró pensando en el sello y su debilidad. ¿Encontraría información a su alcance? ¿alguien podría decirle la verdad de ello? Tenía más preguntas que respuestas, no sabía con exactitud por donde comenzar, solo que sus temores seguirían incrementando mientras estuvieran en Konoha. Mientras lo persiguieran los ambos, tenía que encontrar la forma de escapar, de irse.

Tal vez los exámenes Chunin serían su gran oportunidad.

Podría oler un extraño olor a sangre que se propagaba por el bosque; recordaba esos ojos alargados, filosos y venenosos esperando la oportunidad perfecta para dar su tiro de gracia. No podía esperar más, ese sería su ultimátum... la verdadera pregunta siempre sería ¿qué tanto odio podría contener un Uchiha?

Sin quererlo, sin contenerlo, cerró sus pasos alrededor de la camilla. Sólo esperaba el momento en que algo resurgiera, no sabía qué; sólo entendía que debía de estar ahí. Pronto comenzaría el fin de todo y necesitaba que por lo menos alguien lo comprendiera un poco. No iba a ser fácil, y Kyubi susurrándole esas cosas no ayudaba en nada. Era su propio verdugo.

Lo miró totalmente hipnotizado por sus sentires, podía sentir cada palpitación que daba su corazón, indicando con claridad que estaba ahí, vivo, latente y próximo a caer entre sus garras. Trató por un segundo de no pensar, de no ver las cosas, de alejarse de la verdad; pero no había peor verdad que ver a Sasuke en una camilla, dolía, quemaba saber que pronto las cosas cambiarían. No estaba tan seguro a que grado, pero nada volvería a ser igual.

Sin ser consciente de sus pasos, de sus sentires y delirios; se aproximó a él con lentitud. Temeroso a que despertara y lo encontrar ahí, de entre todas las personas a su verdugo. Había aprendido a controlar un poco más las garras y colmillos, podía esconderlos con facilidad. Estaba a su costado escuchando su leve respirar, retiró la mascarilla y apreció aquellos carnosos labios que anhelaba, solo por una vez podía ser débil...

Se acercó callando al biju, no quería tenerlo en su mente en un momento tan íntimo, tan privado, tan de Sasuke y de él. Cerró los ojos mientras acortaba la poca distancia que los separaba, y sin esperarlo los fuegos artificiales explotaron en su interior. Era extraño, pero demasiado cálido y vivarás como para olvidarlo, sólo se separó unos segundos para volver a tomar esos labios. El cosquilleo en su vientre le daba tranquilidad... y felicidad.

Sonrió ampliamente y se esfumó en el preciso instante en que Sasuke Uchiha abrió los ojos. Se había despertado de una larga pesadilla y sobresaltado al sentir una presencia sobre sí. Intranquilo se desconectó todo que lo estaba incrustado sobre su cuerpo; los nervios lo carcomieron por segundos mientras los recuerdos regresaban a su mente.

Tomó la marca que había en su cuello y se estremeció, porque sentía que ya no se pertenecía ni a él mismo. ¿Qué diablos estaba pasando?

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2020 ⏰

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