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Jimin había enloquecido, o eso era lo que pensaba en este momento. Había pasado las últimas seis horas pensando en si debía o no, ir a La Plaza para verse con Jungkook.

Antes de leer la confesión no podría haber pensado que podía gustarle a alguien como él ni en un millón de años, Jungkook simplemente estaba más allá de sus sueños.

Pero ahora, justo después de saberlo no sabía si sentirse halagado o sólo muy abrumado. Le gustaban los chicos, de eso estaba seguro, pero aunque quería como todos, experimentar, no sabía si atreverse. Tenía mucho que perder, probablemente mucha de su dignidad quedaría hecha añicos si permitía que alguien extraño conociera más allá de lo que alguna vez se había permitido mostrar a los demás.

Realmente tenía mucho miedo.
A diferencia de Nam, Jimin temía que sus compañeros descubrieran sus condiciones de vida y lo tomaran como una excusa para intimidarlo en el colegio. Tenía miedo de que personas parecidas a Sungwoon se rieran por lo poco que su familia tenía.

Es por ello que en el fondo tenía mucho miedo.

Aunque no le gustara aceptarlo.
Aunque su yo interior le dijera y recordara que valía más que ello.

Lo importante siempre era el momento de ahora, las personas de ahora, las que le molestarían, las que le harían imposible sentirse orgulloso de ser el mejor alumno de su escuela. No podría soportarlo.

Y casi desistió de la idea de tomar el autobús, y dirigirse hacia allá.

Casi.

Debido a que en sus ilusiones más locas pensaba que sería lindo encontrar a alguien compatible, alguien tal vez como el Sr. Darcy o el Sr. Snape. Sería agradable por una vez no tener miedo de lo que podría pasar si se permitía confiar en alguien más.

Jungkook no era tan idiota. Sólo lo aparentaba. Era todo lo contrario a lo que su mente había creado el primer día de clases, era amable, era empático. Defendía a los que no podían hacerlo, y era muy dulce.

Sentía tanta vergüenza en pensar en Jungkook como 'dulce', tanto que hasta las orejas se le calentaban y se le tornaban rojizas.

No avisó a su papá, ni tampoco a su mamá. Tomó el bus de las 5:45 p.m. y luego de veinte minutos llegó a la parada destinada.

Aún en el pequeño trayecto de cinco minutos hacia La Plaza, todo lo que deseaba era huir o ser tragado por la tierra.

Pero sus pies, que diferencia de su mente, se encontraban inquietos por llegar y verlo esperándolo.

Jungkook no imaginó que el tiempo pasaría tan lento, especialmente luego del receso. El día de hoy era exageradamente como una jodida tortuga. La profesora de Literatura dejando tareas largas en su primer día de clases, y el profesor de Inglés cantando de nuevo la canción de Welcome como hacía todos los años.

Cuando al fin salió de la tortura y llegó a casa contó las horas y vigiló los minutos en su reloj de pared, no estaba confiado.

Mierda, sí lo estaba. Por algo estaba tan eufórico, no le pedirías a alguien que no te gusta reunirse en un lugar para rechazarle ¿no?. Simplemente no sería aceptable que le levantaran los humos para dejarlo sólo con cenizas ¿cierto?.

Jimin no iba a rechazarle.
Obvio no.

Pero... podía ser que sí lo hiciera, el jodido Park era un acertijo, siempre mostrándose sentimental al sacar una nota terrible o sólo buenas notas, pero demostrando poco de sus verdaderas emociones. Era una persona cercada, tenía bloques, paredes y murallas alrededor de quién en realidad era y lo que proyectaba.

Y sólo cuando estaba distraído, que no era siempre, era cuando Jungkook aprovechaba para detectar algo de su verdadera esencia. Y cuando él lo hacía no podía dejar de sonreír porque Park genuinamente era una persona linda.

Físicamente era bonito, pero además la forma de tratar a los demás, su amabilidad, su autenticidad cuando nadie le prestaba atención... eso en cierta forma era lo que más le gustaba.

Jimin irradiaba felicidad cuando hablaba de algo que le apasionaba, nadie podía superar sus conocimientos sobre determinados temas y lo sabía. Él sabía que era excepcional y que con duro esfuerzo alcanzaría todo lo que alguna vez soñara.

Él le hacía soñar que podía tocar las nubes y darle forma a las montañas.

Y cuando todo apuntaba a que no, lo vio caminar nerviosamente hacia él.

Llevaba un simple suéter negro con capucha, y los tenis sucios de lodo. Sus manos estaban dentro de los bolsillos y cuando conectó miradas con Jungkook casi dejó de respirar.

Estuvieron frente a frente, sin decir nada y titubeando. Ya que Jungkook había sido quien lo citó, Jimin esperaba que él supiera qué hacer, o al menos qué decir.

Y cuando el chico cayó en la cuenta de eso, se apresuró a sonreír y llevarle a una banca frente a La Biblioteca.


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⏰ Última actualización: Mar 03, 2020 ⏰

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De locos y apasionados | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora