Prólogo

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Escondida debajo de las sábanas, la pequeña Anastasia se refugiaba de la tormenta. Los rayos y truenos la asustaban más de lo que deberían
El ruido de mil leones rugiendo intentaba colarse por la ventana de la pequeña habitación de aquel orfanato, buscando a quién asustar.

Taparse los oídos no era suficiente pues todavía los escuchaba a lo lejos, el cielo estaba enfadado, ella lo sabía.
Lanzaba maldiciones, enfadado, y sus gritos llegaban a la ciudad en forma de rayos, truenos, relámpagos y mil y un rugidos más.
Si ella estaba asustada las nubes debían estar más que muertas de miedo.

El ruido de la lluvia golpeando el concreto de la calle vacía solo le daba un aire mucho más terrorífico a la situación, parecía que estuviese lloviendo en una sola noche lo que debería llover en una semana. Asomó con cautela la cabeza sobre la fina sábana blanca que la cubría, sin despegar en ningún momento las manos de sus oídos. Un gran rugido azotó el cielo nocturno y haciendo que a Anastasia le diese un vuelco el corazón y se escondiese de inmediato bajo la sábana una vez más.

Ese último había sonado más fuerte que el resto; el cielo debía haberla visto emerger de su escondite.

Los rugidos de los rayos venían acompañados de un destello que iluminaba parte de la habitación cada vez que hacían acto de presencia. Solo podía taparse los oídos, cerrar los ojos y esperar a que la tormenta amainase cuanto antes.

Por un momento, los rugidos del cielo pararon a pesar de que la lluvia siguiese cayendo como si no hubiera un mañana. Al notarlo no dudó en salir de su pequeño refugio de sábanas y mantas que la protegía del cielo y de los monstruos. La luz de la luna entraba de forma tan tenue por la ventana que tenía miedo de mirar a las esquinas de la habitación por miedo a ver un fantasma.

Cristina era más valiente que Anastasia, ella no se asustaba por nada, mucho menos de una tormenta. Sin salir de su cama la buscó con la mirada.
Ella dormía en la cama al otro lado de la habitación, tranquila, sin miedo, ni siquiera el ruido más fuerte podría despertarla jamás. En secreto Anastasia quería ser tan valiente como Cristina.

"No me dejes tener pesadillas esta noche, por favor"

Levantó al oso de peluche para sentarse con él en brazos sobre la cama.

"¿Lo prometes?"

Sostuvo la cabeza del oso de peluche por detrás y movió su cabeza en sentido afirmativo.

Cerró los ojos y se durmió.

Cayó en un sueño profundo.

Muy profundo...

Demasiado profundo...

Tan profundo, que nunca despertó...

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2023 ⏰

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