La llegada

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Todo comienza en el año 2010, después de mudarme de la Ciudad de México a Toluca, pase de tener un departamento a una casa en la cuál ya podía tener una mascota, tenía tan sólo 11 años y toda mi infancia había querido un perrito, pero por ciertas razones no podía tenerlo, a mediados de Julio ya instalados en la casa, fuimos a Santa Fe y llegamos a la parte de mascotas en Liverpool (cuando aún existía), porque estaba decidido que tendríamos una mascota después de tantos años, lo que la hizo más especial es que fue por mi cumpleaños, lo recuerdo cómo si hubiera sido ayer, llegué y frente a mí habían 9 jaulas 3 abajo, 3 en medio y 3 arriba, habían cachorros en cada una y justo en la de en medio habían unos cachorros schnauzers de aproximadamente dos meses, en la jaula de arriba había un dóberman que a mi papá le había encantado, sin embargo yo me asomé en el vidrio de los schnauzers y fue cuando una bella hembra sal y pimienta se acercó a mí y empezó a mover la cosa, pero no dejaba de verme, voltee a ver a mi papá y le dije -"la quiero a ella." 
Un señor que atendía en esa área se nos acercó y nos preguntó en qué nos podía ayudar, yo rápidamente le dije que quería cargar a la schnauzer gris que estaba en la jaula de en medio, me sonrió y me dijo -"con gusto, ¿quieren informes y precio del perro?" A lo que mi papá dijo que sí, el señor entró a la parte trasera de las jaulas, la abrió y la sacó, la traía en los brazos y al regresar me la dió, en ese momento me quedó más que claro, ella sería para mí y yo sería de ella. La abracé, le di un beso en la cabeza y luego la baje al suelo, corrí hacia un lado y me siguió después fui al lado contrario e hizo lo mismo. Mientras mi papá y el señor hablaban sobre el pago del perro, lo que nos llevaríamos con ella (cama, comida, suéteres y platos) yo seguía jugando con ella y no dejaba de mover su colita de un lado a otro. Ella tenía tan solo dos meses de edad. Los demás perritos con los que se encontraba eran sus hermanos, pero yo estaba segura de que mi gran conexión había sido con ella.

Después de un buen rato de platica, me preguntó mi papá:

-"¿La quieres entonces?" a lo que yo contesté que sí con una gran sonrisa. 

El señor nos dijo que un veterinario le pusiera un chip que ellos nos dieron por si se perdía poder localizarla y nos dio su carnet. La cargué, mi papá, mi mamá y yo le dimos las gracias al señor que nos atendió, y agarramos la bolsa en la cuál venían todas sus cosas, ¡Yo no podía creerlo! ¡Al fin tenía a mi perro! Al salir de Liverpool nos dimos cuenta que hacía mucho frío, así que mi papá cargó a la perrita, me puse mi chamarra y la fui cerrando poco a poco, tuve la grandiosa idea de meterla en mi chamarra, donde ella podría apoyar su cuerpo sobre mi pecho, cerré la chamarra completamente y la iba agarrando por abajo para que no se fuera a caer, llegamos al carro, subimos sus cosas a la cajuela, la cerramos, nos subimos al coche y no la saqué de la chamarra, se había quedado dormida, nos dirigimos a casa.

Al llegar le marcamos a un veterinario que se encontraba cerca de la casa para pedirle consejos de dónde dejarla en la primera noche, su nombre es Paco Pacheco el fue nuestro gran guía desde el primer día, porque era la primera mascota de la familia, el cuarto de servicio que se encuentra justo afuera de la casa lo acomodamos para ella, pusimos su cama en una esquina con varias cobijas y unos pañales en todo el cuarto para que aprendiera en dónde tenía que hacer del baño, Paco nos recomendó no bajar a verla si lloraba, dejarla totalmente sola la primera noche para que no se acostumbrara a que todos los días fueran a verla en su hora de dormir, ese día me fui a dormir con la mayor de las sonrisas, ¡No podía creerlo, al fin la tenía! Y aunque fuera una niña, sabía que era una responsabilidad y que tenía que cuidarla, gracias a Dios toda la familia puso de su parte, para que esto se lograra. 

Al día siguiente fuimos temprano a abrirle la puerta y la llevamos al jardín para enseñarle que en los pañales y en el jardín eran los lugares donde tenía que hacer sus necesidades, no lloró, cuando le abrimos aún seguía dormida, se acercó a la puerta y salió, la gran sorpresa había sido que todo el cuarto estaba lleno de pipí y popó, mi papá me enseñó a limpiarle, fue un poco duro y difícil los primeros días, pero con el tiempo uno se acostumbra. 

Terminando nuestro deber, la metimos a la casa y estuvo conociendo todos los rincones, yo me bañé y nos alistamos para salir a CDMX, iríamos por mi hermano a casa de mi abuela ya que el se había quedado a dormir con mis primos, fue gracias a eso que de regreso decidimos pasar a Santa Fe, si no, jamás la hubiera conocido. 

Alistamos a Camila igual y pusimos un pañal en el carro por si le ganaba hacer del baño, pero no pasó, en la carretera yo la llevaba en mis piernas, se dormía y despertaba, momentos después se acercó a la ventana, no alcanzaba así que la cargué y mi papá la abrió un poco, asomó su pequeña nariz, le agradaba recibir un poco de aire, metió su nariz y cerramos la ventana, continuamos el viaje mientras ella olía todo el carro y se quedada dormida, mientras tanto estuvimos pensando en un nombre, en la radio empezó a sonar la canción "Mientes - Camila" y les dije que así la quería llamar, Camila, a mis papás no les desagradó el nombre, así que con ese se quedó.

Al llegar a casa de mi abuela mi tía nos abrió la puerta y le enseñé a mi perrita

-"Mira tía, es mía, se llama Camila, la tengo desde ayer" le dije yo llena de emoción. 

Mi tía la cargó y la acarició, me dijo que estaba muy bonita que fuera a enseñársela a mi abuela que se encontraba en su cuarto, así que me la regresó y subí rápido con ella, mi abuela la vio con una gran cara de sorpresa y yo tenía la gran sonrisa en mi cara, mi prima se acercó y la acarició, de repente mi hermano llegó y le dije que era nuestra, de la familia. De repente todos nos encontrábamos en el cuarto de la abuela y mi mamá les estaba contando que ayer la habíamos comprado, la razón por la cuál nosotros no podíamos tener mascotas era porque mi mamá es alérgica al pelo de los animales y vivíamos en departamento así que no teníamos espacio, durante muchos años mi mamá estuvo en tratamiento para controlar sus alergias, Camila no tiraba pelo, así que los primeros días no tuvimos problema y nos encariñamos rápidamente, pero yo había sentido una conexión especial desde el momento en el que la vi. Después de un buen rato de estar en casa de mi abuela, decidimos regresar a la casa, en unos días teníamos que llevar a Camila a una revisión médica, a ver que sus vacunas estuvieran correctas y a ponerle su chip. 

Todo estuvo en orden, seguía de vacaciones y pasaba todo mi tiempo con ella, fue un poco pesado educarla, pero poco a poco lo pudimos hacer, Al mes le compramos un suéter de los pumas que le quedaba grande, tenía un gorrito que le tapaba toda la cara, a veces era divertido ponérselo y ver cómo se lo quitaba, era la adoración de la casa, la luz de nuestras vidas, en ese momento, nuestras vidas cambiaron, gracias a su llegada. 

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⏰ Last updated: Jan 06, 2020 ⏰

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Ángel CaninoWhere stories live. Discover now