Erick era un niño pobre, pero aún así muy feliz con lo poco que tenía, mientras que Alejandro un niño el cual lo tenía todo era muy egoísta y malo con los demás. Un día como cualquier otro estos 2 niños se encuentran y desde aquel momento comienzan...
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Había vez un niño llamado Erick, él venía de una familia muy pobre, pero a pesar de esto, era un niño muy bondadoso y feliz, además de ser agradecido con la vida por poder compartir aún lo poco que tenía con sus padres y abuelos. Mientras qué unos cuantos kilómetros más allá de sus hogar, vivía un niño rico muy egoísta, el niño se llamaba Alejandro este vivía en una gran casa donde se podía observar a muchos sirvientes quienes le servían día y noche y además siempre vestía con ropas muy glamurosas.
Este niño rico en cierta ocasión, cuando Erick, el niño pobre, iba caminando por la misma calle que él, este al verlo de lejos muy felíz a pesar de llevar consigo unos viejos zapatos y ropa sencilla, al encontraste ambos muy cerca lo empuja haciéndole caer a un charco de lodo el cual se encontraba del lado de Erick, luego de haber hecho esto, procedió a alejarse de aquel lugar reflejando en su mirada una gran satisfacción por el mal que había hecho. Erick sólo lo miró y como pudo se levantó para enseguida proceder a limpiarse un poco la ropa del lodo que tenía.
Por el camino Erick iba pensando en lo sucedido y se preguntaba así mismo. - Por qué aquel niño teniéndolo todo es muy malvado conmigo?. Pues Erick se había dado cuenta que era el niño rico del cual todos hablaban. A lo que siguió preguntándose: - Dónde vivirá, le habrá pasado algo para que sea así?. Estás preguntas retumbaban en su mente y no podía dejar de pensar en ello, él quería respuestas y como sea las iba a tener.
Al llegar Erick a su casa lo primero que hizo es ir a su cuarto a buscar ropa limpia y luego sin que sus abuelitos lo vean se dirigió al baño a darse una buena ducha.
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Después del trabajo ya llegando la noche, los padres de Erick los cuales trabajan como vendedores de cloro llegan a su humilde hogar muy agotados por el cansancio que tenían después de recorrer calle tras calle y las ciudades aledañas al pueblo, llegan a su casa demostrando felicidad y con unas cuantas compras de víveres con lo que habían podido vender el día de hoy. Erick los mirá llegar y va corriendo hacía ellos muy felíz y los ayuda con sus carga mientras les dice: - Mamá, papá, me alegra mucho que ya estén aquí en casa, los extrañé mucho....
El padre le responde y le dice: - Nosotros igual mi niño, tu mami y yo te extrañamos mucho al igual que a tus abuelos, entremos mi niño, vamos a ver qué ha preparado tu abuelita para merendar. - Está bien papito, vamos.
