Los dos chicos se seguían besando apasionadamente mientras estaban tumbados en la cama de la habitación del rubio con Laula encima de Nick.
Sus manos agarraban firmemente su cintura acariciándola para evitar que Laula se moviera. Ella estaba sentada encima de su cadera enredando sus dedos en el sedoso pelo del chico.
No querían dejar su acalorada sesión de besos, pero el cerrojo de la puerta avisó que sus padres ya habían llegado a casa.
"¡Cariño ya estamos en casa!" Gritó su madre desde la recepción de la casa.
"Eso a sido increíble." Dijo Nick riendo mientras se sentaba correctamente por si sus padres entraban en la habitación.
"Sí, sí que lo ha sido." Dijo ella mientras limpiaba las manchas de pintalabios que quedaron en los labios del chico.
Él solo siguió mirándola mientras ella pasaba su pulgar por sus labios, haciendo que todo sea más sensual. Ella mordió su labio inconscientemente al ver como la miraba.
Nick suspiró. "No hagas eso."
"¿Hacer qué?" Levantó una ceja confundida, pero el pomo de la puerta se abrió alejando rápidamente a los chicos mientras la madre de Nick se asomaba por la puerta.
"Hola cielo, no sabría que vendrías." Dijo su madre mientras la miraba con una sonrisa.
"Hola señora Austin, espero que no le moleste que venga. Nick y yo estábamos aburridos y venimos a ver una película." Laula sonrió avergonzada.
"No, no me molesta, sabes que esta es como tu casa."
"Ya lo sabe mamá, nos podrías dejar un momento solos." La madre de Nick los miro a ambos con el ceño fruncido, hasta que entendió lo que quiso decir su hijo.
"Ah, lo siento no quería molestar. No sabías que estábais saliendo." Ella estaba feliz de que su hijo encontrará a alguien como ella. Se notaba como su hijo estaba enamorado de ella por su forma de mirarla o cuando hablaba de ella, y que por fin lo formalizaran le hacía sentirse orgullosa de él.
"No estamos saliendo señora Austin." Dijo sonrojada sintiendo las miradas de las personas que estaban en la habitación. "Sabe que somos mejores amigos."
Nick apretó la mandíbula al oír esa palabra. Odiaba que siguiera refiriéndose a él como su mejor amigo. No había nada más claro que los dos se gustaban, incluso se podía decir que estaban enamorados.
Su madre se dió cuenta de una mancha en el cuello de su hijo, como si de un golpe se tratara. "¿Que te ha pasado en el cuello Nick?"
Laula reprimió una risa algo ver la cara del chico buscando una explicación inteligente. "Me caí y me di en el cuello." Estaba claro que no era del todo inteligente, pero pareció colar al ver que su madre asintió y se dirigió a la puerta otra vez para irse.
"Bueno pues no quiero que te caigas otra vez encima de nadie cariño, voy a dejar la puerta abierta." Y salió de la habitación con una sonrisa al ver sus expresiones avergonzadas.
"Enserio, me tenías que hacer un chupetón." Dijo en un tono de voz bajo para que su madre no se enterara de lo que estaban hablando.
"Que, no te quejaste antes." Dijo incrédula.
Un incómodo silencio se estableció en el ambiente. Sabían que tenían que hablar de lo que eran ellos en realidad, no podían seguir besándose y celándose sin tener una razón para hacerlo.
"¿Qué significa todo esto Nick?" Miró sus manos nerviosa para evitar mirarlo a los ojos.
"¿El qué?"
"Nosotros." Lo miró a los ojos. "¿Qué somos nosotros."
"No sé, ¿qué quieres que seamos?"
"Me lo dices enserio, yo no voy besándome con todos los chicos guapos que conozco."
Nick levantó una ceja divertido ante sus palabras. "¿Te parezco guapo?"
"Eso no es el punto, necesito que aclaremos las cosas."
Nick tomó sus manos y las llevo a su boca para darles un tierno beso y después juntar sus bocas en un beso corto. "Te amo, eso lo tengo claro."
"Yo también te amo Nick." Sonrió levemente y entrelazó sus manos.
"¿Quieres ser la novia de este idiota pero simpático chico enamorado?"
Laula asintió frenéticamente y lo abrazó, más feliz que nunca por lo que acababa de pasar.
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