Capitulo 6

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Kei estaba confuso, veía a Marina dormir, recordaba muy poco, solo que había pasado la noche con ella, habían debido, él se había pasado bastante de tragos algo nuevo para él, luego tenia imágenes fugases, recordaba claramente su boda, incluso el desconcierto de sus padres, su partida a su luna de miel, su llegaba que creía debían hacer hecho en avión, pues eso era lo que le parecía, pero era como si fuera otra persona, recordaba estar con Marina en un lugar oscuro, también la voz de dos hombres, pero no recordaba de que hablaban, seguramente uno de ellos sería el dichoso prometido, quería que Marina le explicara que había pasado, pero su ahora esposa había sufrido demasiado, y para que ella le reclamara con tanto fervor debió comportarse de una forma terrible, había arruinado su boda, había hecho que sus familias se enojaran, había tratado mal a las amigas de su nueva esposa, y ha esta la había tratado fatal, al punto de hacerla llorar inconsolablemente, y lo peor era que no recordaba nada, seguramente sería culpa del alcohol, recordaba claramente a Marina pidiéndole, que la ayuda a probar los cocteles, para la fiesta de su mejor amiga, que prometió presentarle después, probaron muchos cocteles, pero seguramente alguno debía hacer mal, pues había escuchado y leído de casos donde el alcohol tenia efectos narcóticos tan fuertes que superaban a las drogas, aunque dependía mas de la persona que ningún otro factor, definitivamente dejaría de probar cocteles, y limitaría seriamente su consumo de alcohol, pues había hecho daño a Marina, no le desagradaba está casado con ella, paso toda la noche meditándolo, debía compensar a su esposa, pues por su culpa había sufrido demasiado, y empezaría en su luna de miel, trataría de ser un buen esposo, sabía que Marina era un desastre andante, pero ella amaba, además ella ya se alojaba en su casa, las cosas no cambiarían tanto, después de todo, se amaban intensamente, solo era un adelanto a su vida, pues naturalmente en algún momento él le habría propuesto matrimonio, pero en buen momento, y con el tiempo de un largo noviazgo, meditó mucho tiempo, hasta quedar dormido aun abrazando a Marina, ya amanecía debía descansar, ya todo estaba hecho, y no quería presionar a su esposa, intentaría sacarle información poco a poco, sin lastimarla, después de todo ella era lo más preciado para él, su más grande tesoro, el amor de su vida y la había hecho sufrir.

-Los rayos del sol, despertaron a Marina, verse en brazos de Kei en la misma cama era maravilloso, estaba feliz, ahora eran esposos, se sentía culpable, pero no por eso dejaba de sentirse inmensamente feliz, aunque cuando regresaran seguramente Edward tendría que escuchar sus lamentaciones y consolarla, Kei se veía hermoso dormido a su lado, no pudo evitar la sensación de felicidad, al tenerlo junto a ella, se quedó admirándolo durante un largo tiempo, hasta que este abrió sus ojos y le sonrió, se levantaron y comieron juntos Kei se dedicó a recorrer las hermosas playas juntos a Marina, y entre ellas se encontraba una vieja amiga de su esposa, o eso parecía las observo de lejos, y cuando se hacerlo las escucho claramente hablar en un idioma extraño, algo como el griego o tal vez Latín, aunque cuando llego a ellas están hablaban normalmente como buenas amigas, al parecer su amiga también estaba de vacaciones con su novio, y estos se encargaron de seguirlos a todos lados, al final terminaron en un restaurante juntos, en el cual Marina bebió mas de la cuenta, por lo cual tuvo que llevarla en brazos hasta su habitación, y así paso toda su luna de miel, los acosadores amigos de su esposa, los seguían a todas partes, ella terminaba tomada todas las noches, y el no quería disgustar a Marina así que no dijo nada de por si era un hecho que Marina era muy paciente con él, que él lo fuera un poco para variar no tenía nada de malo, menos después de arruinar su boda, además de su compromiso de paso, no quería arruinar su luna de miel, aunque estaba bastante descontento e incómodo con la situación, aunque no lo soporto y exploto, la última noche de su luna de miel, no soporto ver que el abuelo de Marina tenía razón ella no comprendía su profesión, oh eso creyó él de su esposa, erróneamente otra vez, con ellas, solo con ella.

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-Marina estaba extremadamente feliz, su esposo la llevo a recorrer varias playas hermosas, el sabia cuanto le encantaba los paisajes, todo era maravilloso, absolutamente perfecto, hasta que la vio a ella, se alejó de Kei, con la excusa de ir al baño, enfrento a su querida amiga, de la Academia Santa Martha, habían pasado meses desde que la vio por última vez, Roxanna, era una buena amiga pero demasiado entrometida, demasiado apasionada, y sabía bien que estaba allí por ella, intencionalmente no la invito a su boda, eran buenas amigas, pero sabía que Roxanna no estaría tranquila hasta que tuviera la certeza de que su amiga era feliz, y ella la apreciaba por eso, pero era demasiado para su matrimonio forzoso sabía que ella notaria que había algo extraño, trato de convencerla de que se marchara pero Roxanna, era demasiado testaruda, terminaron peleando en cuatro diferente idiomas, solo cuando vieron a Kei, comenzamos a hablar en un solo idioma, Roxanna logro seguirlos a todos lados, detestaba eso, pero sin Edward a su lado no había nada que pudiera hacer, Bastiano, el Mayordomo rango A de Roxanna, era muy bueno en rastreo, aunque esta lo presento como su novio, y de hecho ella estaba enamorada de él, ellos no estarían juntos, pues Roxanna estaba comprometida con un príncipe Árabe, un compromiso del cual no podía huir, por eso quería con toda su alma que su amiga fuera feliz con el amor de su vida, pues ella tenía su destino marcado, y por el bien de su familia no podía romper su compromiso, noche tras noche ellas tomaban juntas, y es que era más por costumbre que nada después de todo, eso siempre lo hacían, pues Roxanna hacia los mejores cocteles de todo el mundo, había aprendido por petición personal de su prometido, pues este le encantaba tomar cocteles, que no se conseguían en su país, por su religión, Además que su estatus de príncipe no lo dejaba romper la ley como quisiera, podía tomar licencia para hacerlo de vez en cuando pero su padre, no le gustaba y era solo un cuarto hijo, no heredaría el trono, y seguiría a las órdenes de su hermano mayor en el futuro, así que secretamente pidió a su futura esposa aprender, a cambio de concesiones, el ofreció regalos, joyas vestidos y más, pero ella eligió, a Cesare, su adorado mayordomo, no sabía por qué las cosas pasaron de esa manera, pero al final estaban complacidos con los resultados, después de todo Khalid, el prometido de Roxana no la amaba, pero entre ellos tenían una buena amistad, aunque la amistad de Marina con Khalid era más fuerte y así lo demostró su llegaba al Caribe, Marina no soporto la intervención invasiva de Roxanna, a esta negarse a irse, tuvo que tomar medidas rápidas, no perdería su último día con Kei, en su luna de miel, ¡Ni siquiera era su mujer todavía!, no podía permitir que pasara así de lamentable, no su luna de miel, así que lo llamo, se conocían de hace tiempo, pero la distancia y las diferencias separan, no se veían desde que eran niños pero el, le seguía teniendo la misma admiración y respeto, después de todo se conocieron cuando ella era una tímida niña, bajo la sombra de su superdotada hermana, y él era un pequeño príncipe malcriado pero ignorado, las cosas eran diferentes ahora, ella estaba en la cima del mundo, y el luchaba por su pueblo resaltando entre ellos, nada que ver con los niños que fueron algunas vez, todo parecía tan lejano de lo que fue alguna vez, pero cuando se abrazaron sintieron el mismo cariño de siempre, el que no sentiría su esposo como la viera abrazada a él, su amado e Ingenuo esposo que atendía en esos momentos a su (en esos momentos) nada adorada amiga, cuando después de que el la tomara del brazo y salieran juntos, después del explotar, la llevo a comer en el restaurante del hotel, y Cesare llego pidiéndole ayuda a Kei, pues al parecer Roxanna sentía un terrible dolor de estómago, ella no lo aguanto y no quiso dejarlo ir, sabía que era una estratega de Roxanna la conocía muy bien, había llamado a Khalid desde el día anterior, pero tuvo algunos problemas por lo cual se retrasó, pero ahora estaba allí y Roxanna a pesar de ser su amiga, se daría cuenta que no podía interferir en la vida de su mejor amiga como y cuando quisiera, sabía que lo hacía como buena intención, Khalid la asustaría pero no le haría daño, después de todo era su mejor amiga, aunque cuando vio los ojos despectivos de Kei reconsidero sus aviones, él estaba enojado con ella definitivamente, estúpida Roxanna, con una mirada señalo a Roxanna la puerta, esta incluso tubo el descaro de sonreír ligeramente mientras Kei le revisaba el estómago y le tomaba el pulso, pero cuando se fijó en Khalid que atravesaba la puerta, se sobresaltó, se separó de Kei de un empujón, y se levantó rápidamente, corriendo se escondió detrás de Cesare, quien estaba muy recto de pie, sabía que su señorita no debería dejar que ningún hombre aparte de su prometido o el mismo la tocara, pues la religión en su país era muy excita en esos casos, mas todavía en la familia real, él tenía el beneplácito de su alteza para estar con su prometida, cuidarla y atenderla, por lo cual podía tocarla cuanto quisiera, siempre que no fuera en público claro está, pues ya había pasado que una novia fuera recada por la familia real, por fotos que aunque no comprometedoras si rompían con el estricto código de su país, pero él no podía controlar los impulsos de su señorita, no cuando ella tenía un empeño tan grande, las cosas eran diferentes la mayoría de las veces, sabía que se le avecinaba un regaño, pero lo aceptaría, lo que no podía soporta es que su señorita estuviera en problemas, no se lo perdonaría el mismo fácilmente, eso lo sabía Roxanna, al ver a los ojos de Cesare tan tormentosos salió detrás de Cesare, enfrento a su prometido, Kei ya se había dado cuenta de su error, y Marina se había ido estaba enojada más con Roxanna que con Kei, pero los celos la carcomían, aunque ella sabía mejor que nadie, lo que en verdad pasaba lo que le importaba en ese momento era calmar sus descontrolados celos, Kei la siguió volvió a ofender a su adorada esposa, definitivamente con ella las cosas nunca salían como él lo quería o tenía planeado, pero lo que bueno es que descubrió que su esposa tenía una excelente condición física pues aunque fue corriendo inmediatamente detrás de ella, no pudo alcanzarla, se desapareció de su vista, con cada paso la culpa caía en el, había tratado fatal a su esposa otra vez, no le creyó cuando le gritó que su amiga no tenía nada, que no la tocara, que era solo una actuación, él le gritó que no entendía, que él era un futuro doctor, su deber era ayudar a los demás, salvar vidas, le gritó que si ella no entendía eso, no estarían juntos por mucho más tiempo, ella salió aguantando las lágrimas, minutos después volvió con un hombre misterioso, en cuanto lo vio Roxanna se recuperó milagrosamente tanto que incluso lo empujó de su lado, Marina tenía razón ella mentía, se sentía terrible, el apenas la conocía, pero por ella no presto atención a su esposa, era un esposo terrible solo esperaba encontrar a su esposa y que lo perdonara, era un pésimo esposo, pero la amaba aunque dudaba que su esposa lo supiera con certeza en esos momentos, ciertamente él no se lo había demostrado, ni con palabras, ni con actos, si no lo contrario, él era frio, desde siempre, pero debía aprender a hacer un esfuerzo por ella, solo por ella, aprendería a cambiar.

Amor en TokioWhere stories live. Discover now