III

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El sol lleno toda la habitación y me provoco algo de dolor en los ojos, me eche las sabanas encima y sentí las huesas manos de mi querida amiga colarse debajo de estas paseando por mis piernas para terminar en mi brazos

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El sol lleno toda la habitación y me provoco algo de dolor en los ojos, me eche las sabanas encima y sentí las huesas manos de mi querida amiga colarse debajo de estas paseando por mis piernas para terminar en mi brazos.

-No me hables, estoy molesta- le dije a lo que ella rio.

Se metió en la cama junto a mi y busco mi mirada debajo de las abanas mientras sonreía, se veía muy bonita hoy.

-¿Qué sucede? ¿Algo te molesto?

-¿Porque no me dijiste nada del nuevo jardinero?

-A que es guapo ¿no?

-Para nada, es feo como patada de burro- ella rio al escucharme y salió del colchón.

Anoche  en la fiesta todos se fueron, una noche que me recordó a la misma de hace tantos años donde mi madre pereció ¿Cómo habrá sido ella en vida?

La elección de mi vestuario para hoy fue un simple vestido azul pastel con un listos del mismo color enredado en la cintura que acentuaba más la silueta femenina, mi cabello fue recogido en una humilde peineta con perlas bordadas en si y mi calzado unos ligeros tacones.

Al ser hija de uno de los señores más adinerados de todo el imperio me daba una enorme cantidad de privilegios acompañados de  una responsabilidad por el cuidado de la apariencia física que podía producir un sentimiento de superficialidad en cualquier persona que recayera en sus hombros dicho poder.

Como le había sucedido a mi hermano, el cual me miraba desde el otro lado del comedor con una mirada bastante molesta y furiosa, honestamente no me importaba lo que el llegase pensar de mi.

Después de la mañana en donde tome mis asesorías junto a varias compañeras hijas demás casas nobles camine por el patio de mi hogar hasta toparme con un joven poeta de piel dorada, cabello rojizo, la camisa blanca de manta pegarse al torso debido al sudor y las manos llenas de tierra debido a que estaba sembrad lo que parecía ser tubérculos.

Soltó la pala y se limpio el sudor de la frente con la misma cabeza cosa que me hizo delirar de una forma que jamás había sentido ¿me atraía? imposible.

Después de un rato el me noto y debí de de fingir ignorancia a su presencia, sobre todo cuando se acerco a hablarme.

-¿Señorita? ¿Por qué me mira tanto?.

-No lo miro, estoy leyendo mi libro.

-Su libro esta al reves- dijo el.

Humillación sentí humillación al escucharlo y no pude evitar el sonrojo lleno de furia instalarse en mis mejillas. 

Me levante y entre a la casa.

Mi padre tenia a personas importantes en el despacho junto a mi hermano, el debía de aprender el como hacer negocios porque un día todo este enorme negocio y fortuna pasarían a manos de mi pariente y al ritmo que yo estaba era probable que terminara como solterona insípida recluida en algún cuarto de esta horrible casona.

Los vi salir de la oficina, pero mi padre estaba pálido y su rostro me decía que algo andaba mal, quise acércame a preguntarle pero el pareció incomodarlo pues evito a cualquier persona por el resto del día.

-¿Qué sucede afuera?- le pregunte a Fleur.

-Nada- dijo ella de golpe a lo que yo la mire de forma extrañada.

Todos estaban ocultando algo y yo pronto lo descubriría. 

Me baje del carruaje acompañada de mi padre y de mi hermano, era ya algo de noche y no se podía distinguir con claridad el piso rodeado de pequeñas piedritas decorativos

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Me baje del carruaje acompañada de mi padre y de mi hermano, era ya algo de noche y no se podía distinguir con claridad el piso rodeado de pequeñas piedritas decorativos.

A mi alrededor había una cantidad innumerables de flores, fuentes, arboles y luces.

Muchas luces.

Caminamos con dirección a las enormes escaleras del castillo en donde eras recibido por la certidumbre ofreciendo bebidas y comidas exageradamente costosas.

Tome una pequeña copa de vino blanco junto a un pastelillo y me dedique a recluirme en un silloncito a degustar de mi postre con tranquilidad y sin las miradas juzgadores de los invitados al verme profanar mis alimentos.

"Una señorita jamás se le debe de ver comer en publico a menos de que sea estrictamente necesario"

Un montón de reglas creadas para privatizarnos a las mujeres de la libertad y del simple derecho a disfrutar la vida para así perpetuar el estatus kuo de los varones.

Sentí mi espalda arder debido al fuerte golpe que recibí en esta, al voltear me encontré con una muchacha de la servidumbre de piel morena, cabello negro espeso y claramente enredado.

Vestía con un monótono vestido gris que asumí que seria su uniforme y me miraba de forma apenada, me había echado encima todo el vino frio y honestamente quise golpearla.

-¡Lo lamento tanto!

-¿Cal es tu nombre!.

-Amelia.

-Ten mucho más cuidado Amelia, no sabes con quien puedes tratar.

Yo no sabia con quien estaba tratando en ese momento, si pueda regresar el tiempo hubiera aceptado de forma simple la disculpa y me hubiera retirado, sin saber que yo misma me estaba poniendo la soja al cuello. 

Holaaaaaa

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Holaaaaaa

Después de mucho regrese, cosa que me hace muy feliz ¿Qué les pareció?

Póngale atención a ese personaje que entro a la trama, pq en mi plan ella hasta va a tener su propio libro

Ojito.

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