𝐼𝐼

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𝐼𝐼

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𝐼𝐼

"𝓛𝓸𝓼 𝓬𝓱𝓲𝓬𝓸𝓼 𝓷𝓸 𝓼𝓮 𝓯𝓲𝓳𝓪𝓷 𝓮𝓷 𝓽𝓲 𝓹𝓸𝓻𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓸𝓷 𝓮𝓼𝓽ú𝓹𝓲𝓭𝓸𝓼 𝔂 𝓽𝓾 𝓷𝓸 𝓶𝓮𝓻𝓮𝓬𝓮𝓼 𝓪 𝓾𝓷 𝓬𝓱𝓲𝓬𝓸 𝓮𝓼𝓽ú𝓹𝓲𝓭𝓸"

-Ladies and gentlemen permítanme presentarles a la duquesa Anastasia Erecc- aplausos por parte de los invitados -que gracias a ella estamos aquí todos reunidos para poder celebrar su cumpleaños número 18. Felicidades- finalizo el hombre de traje elegante.

Comencé a descender lentamente de las escaleras, tal como antes había sido practicado, al finalizar con mi pequeño recorrido cada uno de los invitados aplaudieron y me vi forzada a dar una sonrisa amplia.

Mi padre se posicionaba a un lado ofreciéndome su brazo en todo momento, con postura recta y elegante al igual que mi hermano.

-Me siento muy agradecida y contenta por estar esta velada con ustedes, sin duda es un honor tener el cariño y el respeto de ustedes. ¡Por la corona!- finalice alzando en alto mi copa con vino tinto que fue un movimiento emulando por los asistentes de la fiesta.

A mi alrededor se formo un abúndate grupo de individuos que expresaban su respeto y manifestaban felicitaciones dirigidas a mí, me sentía muy incómoda y nerviosa por lo que me limitaba a un simple "gracias" y una sonrisa.

Yo era educada, más no amable y no porque ese no fuera mi deseo ni mucho menos, realmente no sabía mucho como tratar a las personas a mi alrededor, es por eso que yo evitaba las agrupaciones de personas, el ruido me molestaba demasiado (incluso desde pequeña) y me era habitual mantenerme callada por mi pobre capacidad para mantener conversaciones fluidas con desconocidos o personas que no fueran lo suficientemente cercanos.

Después de unos veinte minutos toda esa cotilla se alejó rápidamente de mi para distribuirse alrededor del salón de eventos que tenía la casa.

Me sentía un poco abrumada y cansada, mi batería social se había consumado.

-Me gusta tu hermano- hablo la chica de rulos rubios preciosos que estaba a un lado.

-Lo sé, realmente nunca has sido muy perspicaz de mente- respondí a la chica provocando una risa por parte de ella mientras devoraba su pastelillo de fresa.

-Ya quiero verte flechada por algún joven muchacho- declaro, ella vivía en la calle de frente, tenía el cabello dorado, ojos azules, piel pálida, cuerpo esbelto y alto, era la chica más bonita que había visto en toda mi vida y muy en el fondo deseaba ser ella.

Esa noche ella lucia un vestido de color rosa muy suave y brillante que la hacía parecer una princesa.

-Podría suceder solo que, bueno no importa- mencione ganándome un bufido por parte de la rubia.

Imperio(T.C.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora