𝕮𝖔𝖓𝖔𝖈𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔 𝖆 𝖑𝖔𝖘 𝖄𝖆𝖐𝖚𝖟𝖆

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Mientras admiraba el atardecer desde el ventanal de su oficina en el onceavo piso del edificio que correspondía a una herencia familiar, logró escuchar por el pasillo los múltiples pasos de aquellos hombres bien vestidos que llevaba esperando desde hacía ya diez minutos.

— Ya era hora —exclamó con molestia mientras un hombre alto con lentes oscuros le abría la puerta a otro más bajo y con cabellera canosa.
— Disculpe la tardanza, Adachi -hizo una leve reverencia— Tuvimos un pequeño contratiempo.
El Jefe Adachi se levantó de su cómodo asiento para acercarse al pequeño anciano.
— Entiendo, no hay por qué disculparse —dio un chasquido, a lo que uno de sus hombres respondió abriendo una puerta al costado de aquella habitación.

Seguido de esto, sin dudas ingresó al lugar un chico con una mirada intimidante, y que además su altura no le hacía tener una apariencia muy confiable.— ¿Necesita algo, padre? —, se acercó al jefe Adachi agachando la cabeza ante la presencia del anciano y sus hombres trajeados.

— ¿Padre? —el anciano sorprendido se levantó— Joven Adachi, es un honor tenerlo presente por fin, —se quitó los anteojos y los limpió con un pañuelo que guardaba en el bolsillo dentro de su saco— ¿A qué se debe el que por fin me haya presentado a su primogénito?

— Irá a Hong Kong —el joven Adachi casi se atraganta ante las palabras de su padre, la noticia le acababa de llegar; sin embargo, debía mantener la compostura ante los hombres que correspondían a un puesto alto en la jerarquía de la compañía familiar— hay una importante red de negocios, y una propuesta de paz de parte de la Tríada.

El primogénito no deseaba salir del país, estaba justo en la parte de su joven adultez donde más disfrutaba ir a fiestas con su mejor amigo y fiel confidente. Poco tiempo después se despidió de los hombres y salió de la habitación, más tarde trataría de convencer a su padre de quedarse en Tokio, pronto tendría el viaje del equipo de béisbol y también era un evento al que debía asistir.

— ¿Entonces te irás? —cuestionó el pelirosado sin dejar de jugar en su móvil tratando de ganar el primer lugar en esa carrera virtual.
— Supongo que sí —suspiró el mayor seguido de voltear a ver al contrario, y su mente se llenaba de posibles ideas que le dieran una solución, ya que insistirle a su padre era una opción muy arriesgada, a pesar de la buena relación que mantenían no quitaba el hecho de que era el jefe del clan y le causaba terror querer condicionar sus ordenes.— Ven conmigo.

Wooseok casi pierde la partida después de escuchar eso.— ¿Estás pensando bien las cosas?

— Tú tío también es del clan —argumentó creyendo que convencía cada vez más a su amigo.

El más alto guardó su móvil para centrar su atención a los ojos oscuros ajenos.
— No cederé ante ti, Adachi.

Esa sería su última palabra, no le parecía justo que siempre sucedieran las cosas como Yuto deseaba y terminaba saliéndose con la suya, él tenía otros planes y una vida individual sin la presencia de él.

— Te odio con cada parte de mi ser —bufó Wooseok arrastrando su maleta con pequeñas llantitas saliendo de su hogar.

— ¿Vas a cuidar de seokie? —la abuela del menor hablaba con Yuto sin dejar de ver a su nieto haciendo un gran berrinche.

— Él siempre termina siendo quién me cuida, señora Jung —abrazó con fuerza a la mujer mayor y caminó velozmente para alcanzar a su compañero de viaje, viéndolo subir su equipaje al maletero del automóvil.

— ¿Por qué no vamos en tu Jet?

— Prefiero el camino largo —el de cabellos verdes le guiñó un ojo a la par que se colocaba sus gafas de sol y mantenía una media sonrisa.

𝖈𝖆𝖙𝖈𝖍 𝖒𝖊 «PENTAGON»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora