𝕰𝖑 𝖈𝖊𝖓𝖙𝖗𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝕶𝖐𝖆𝖓𝖌𝖕𝖆𝖊

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La chica, sentada cómodamente en las piernas de su amante, acariciaba el pecho ajeno, el cual estaba descubierto.— ¿Estás consciente de toda la plata que nos debes? —interrogó al hombre sentado delante de ellos.

— Tranquila —acarició la barbilla de la castaña seguido de meter su mano dentro de su saco recién salido de la tintorería, era la prenda que requería más atención ya que era lo primero ensuciarse.— Ya me cansé de tus excusas.

— D-Déjeme explicarle, señor Hyojong —el hombre trataba de hablar sin embargo su titubeo agotaba la paciencia del rubio, el cual simplemente optó por sacar su révolver y apuntarle directo a la cabeza; el contrario se quedó pasmado sin procesar la situación.

— La cosa está así —rodeó la cintura del amor de su vida y la quitó de encima, colocándola suavemente en el sofá de un lado, sin dejar de apuntar— entregas mi dinero ahora mismo, o probaré mi nuevo juguete contigo.

— Tic Toc —la mayor rió entre dientes.

— Sólo tengo... —fue interrumpido por un estruendoso ruido que le hizo cerrar los ojos de golpe a la par que comenzaba a llorar.

— Taek, estamos en medio de algo —gruñó Hyo al escuchar el ruidoso portazo

— Sí, pero tendrán hambre cuando terminen ¿No? —el sonriente joven dejó una bolsa de plástico con los platillos que comerían en una mesa de metal al fondo del lugar— Te traje algo, Dong —mencionó mirando al hombre aún aterrorizado por el arma delante de él.

— Qué molesto —se quejó el rubio y disparó a la pierna derecha de su rehén— Tráeme mi dinero, punto final.

Quejándose por su herida e intentando parar la sangre que escurría, salió lo más rápido que pudo de aquella bodega con olor a óxido.
— No tomó su comida, tendrá hambre más tarde —añadió finalmente Hwitaek.

— Dawnie, pensé que lo matarías —la chica hizo un tierno puchero.

— No era el momento, querida —guardó su "juguete" y se dirigió hacía el de cabellos morados para tomar su plato de comida— Me gusta más cuando Changgu cocina.

— Los dos son un par de mimados —suspiró metiendo a su boca un bocado de sus fideos.

— ¿Dónde está Yeo y Seok? —cuestionó la chica mirando hacia la mesa sin levantarse de aquel sofá aterciopelado.

— Fueron a hacer compras —Taek contestó con la boca llena, al tragar prosiguió con su respuesta
— Saldremos de viaje.

Hyuna se levantó emocionada, sólo se escuchaba el eco de la suela de sus plataformas al dirigirse a la mesa y abrazar al pelimorado por detrás. —¿A dónde vamos, berenji? —la chica le apodó así por el color de su cabellera.

Y a Hyojong le causaba una hilaridad inexplicable; su chica era tan buena con los apodos que le sorprendía.

— Vamos a Hong Kong.

— ¿A China? ¿Qué se supone qué haremos allá? —Hongseok replicó entrando apenas escuchó la charla ajena.

— Eso no es lo que nos habías dicho —Changgu secundó al moreno.

— ¿Vamos a arrancar algunas cabezas? —Hyojong podía ser muy tenebroso algunas veces.

— Cálmense, tenemos una oferta de trabajo, probablemente podríamos sacar ventaja de ello.

Antes de que los jóvenes terminaran de aclarar el porqué harían ese viaje, la castaña se levantó sin hacer preguntas y comenzó a guardar algunas prendas, maquillaje y armas blancas que le pertenecían en su bolso preferido que le había obsequiado E'dawn.

— Vacaciones, doomda doomda —tarareó.

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⏰ Última actualización: May 13, 2020 ⏰

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