🍭; 𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐔𝐌𝐀𝐍 𝐃𝐎𝐋𝐋.

[🍨]-; u n o.

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Era ridículo.

Era ridículo ver a un chico de 23 años cargando una muñeca sexual de tamaño real.

Se suponía que solo iba a tener una salida con sus amigos por parte de su cumpleaños, regalos pequeños; quizá alguna camisa o accesorios bonitos, pero no. A Jimin se le ocurrió la grandiosa idea de regalarle una muñeca sexual.

Más bien, un muñeco sexual.

Era demasiado pesado como para ser un muñeco y demasiado ligero como para ser una persona real, igual él nunca había tenido alguna de esas cosas y desconocía por completo ese campo.

¿Pero por qué demonios le dan algo como eso? ¿tenia cara de estar urgido? Hoseok siempre ha sido un chico de vida simple, vive solo en un apartamento de residencias cerca de las afueras de la cuidad, tenía un trabajo estable y por parte de sus estudios, estos ya estaban concluidos.

Pero claro, no tenía vida amorosa alguna.

Quizás sus amigos le tuvieron lastima porque todos ellos andaban en parejas y él era el único que no tenía una, pero en serio, ¿una muñeca sexual? ¿No era más fácil darle un gatito o conseguirle una cita a ciegas? Se imaginaba cualquier cosa menos esto.

Con dificultad llego a su apartamento sin ser visto -por una enorme suerte- por sus vecinos. Cerró la puerta tras él y colocó a su nuevo acompañante en el sillón de tela que estaba en el suelo.

- Yah... -dejó escapar un suspiro cuando lo vio ahí sentado con esa expresión neutra.

Era bonito, no lo iba a negar. Se le quedó viendo con detenimiento, su cabello morado que parecía ser altamente sedoso y suave contrastaba a la perfección con su pálida piel y esos ojos rasgados sumergidos en un avellana tan bello. Su ropa que se asemejaba a la textura de la ceda con tonos lilas era exquisitamente perfecto.

Hoseok frunció el ceño.

Agitó la cabeza para dejar de admirar a eso que ahora estaba en su sillón y se dirigió a la cocina para sacar y preparase una sopa instantánea. Pensó que qué demonios haría con ese muñeco. Era realmente tétrico tenerlo ahí.

Regresó a la sala y volvió a verlo aun ahí sentado, no es como que se fuera a mover, es un jodido muñeco.

- ¿Qué se supone que haga? -susurró como si quisiera entablar alguna conversación con su acompañante.

Gruñó sentándose en el sueño y cruzando las piernas dispuesto a comenzar a comer.

- Me ha costado demasiado traerte aquí, tendrás que ser útil de alguna manera -habló bajo frunciendo el ceño una vez más-, ¿al menos tienes un nombre? Ah qué demonios digo, eres simplemente un muñeco.

Chasqueó la lengua y se levantó para buscar el instructivo que Jimin le había dado horas antes y leyó con detenimiento las primeras líneas del apartado de información del modelo.

Vaya que estas cosas son para fetichistas de mucho cuidado.

- Min Yoongi o también como nombre artístico: Suga... Porque es dulce pero a la vez no... -leyó en voz alta- 23 años -hizo una breve pausa buscando algo más-, ¿y eso es todo? Bueno, es solo un entretenimiento, es normal que no haya nada más importante que alguna cosa cachonda.

Suspiró volviendo a su lugar aún con el papel en la mano y retomó su tarea de comer la sopa instantánea.

- ¿Se supone que gimes? Wow, eso es nuevo para mí -una sonrisa estúpida se formó en su rostro y luego miró a su acompañante con una expresión divertida-, sería aun mejor si pudieras tener alguna conversación conmigo, ¿sabes? Como esos androides que hacen para comprobar la inteligencia artificial y esas cosas.

Se quedó mirando al muñeco por lo que restó de su comida. En parte estaba molesto, en parte estaba divertido; estaba molesto por lo que sus amigos hayan pensado como para comprarle eso o simplemente por querer joderlo y divertido porque aunque esa cosa no hablara ni nada ya se podía imaginar haciendo una y mil cosas.

Y no de las sucias y cachondas que piensan.
Una llamada le sacó de sus pensamientos y sintió su estómago revolverse al ver de quien erá. Su ex seguía llamando para que Hoseok volviera. Él la había encontrado siéndole infiel con otro chico y eso desde ya hace varios meses atrás, pero ella seguía insistiendo cada que podía. Estaba cansado, había pensado cambiar su número pero le daba flojera y siempre lo pasaba por alto. Apagó el teléfono y lo dejó un lado.

Su mirada volvió al muñeco aun con la mirada neutra.

- Ella no se cansa -le dijo en un suspiro fastidiado-, ya le dije que no la quiero volver a ver desde hace ya casi un año. Siempre dice cosas malas para difamarme entre la gente y me cuesta trabajo conseguir empleo solo porque es la hija de un ceo -empezó a discutir como si estuviera borracho pero es que ese tema le frustrada en demasía-, está loca. Hice tanto por ella y así me lo pagó, yo, siendo un chico promedio siempre quise ponerme a la altura en su clase social, Aish -chilló acariciandose el cabello-, si solo me hubiera dicho alguna vez "gracias"... -miró al muñeco. Se sintió tonto por contar sus problemas a este y sonrió de nuevo- así como tú cuando te traje desde la casa de Jimin cargandome miradas raras.

- Hola, gracias -habló el contrario para sorpresa del castaño.

- ¿Qué...? Esto no venía en el instructivo, hump -se desentendió pero de nueva cuanta no le tomó importancia.

Se fue de la sala para poder darse una ducha y preparase para dormir ya que tenía que asistir al trabajo por la mañana hasta la tarde noche y tenía que estar bien descansado. Después de unos minutos volvió a la sala listo para dormir ya que como su apartamento es pequeño, la cama está en esta misma. Miró de nueva cuenta a su acompañante que yacía en el suelo.

- Ah, debes estar incomodo ahí -chasqueó la lengua para acercarse y tratar de levantarlo. No sabía como levantarlo exactamente, pasó una mano por debajo de las piernas y la otra por la espalda fallando ya que cae de nuevo- ¡ah, lo siento! Espera un segundo -dice como si fuera a entenderlo y esta vez enrolla el brazo desde el abdomen para cargarlo con fuerza.

Y cae sobre la cama ya que esta se sitúa muy cerca por detrás de él. Su acompañante le cae encima aplastandolo pero aun así se preocupa más por él que por sí mismo.

- ¿Estás bien?

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