Cuando Veronica tuvo su primera vez en algún tipo de fiesta de su familia, nada menos que en una de las habitaciones mientras sus padres socializaban, con su novio, Lena se sintió fascinada al escuchar la historia con lujo de detalles el siguiente lunes durante el receso.
Cuando Sara describió su primera vez con su novia en algún hotel en Colorado durante las vacaciones, Lena sintió mucho más interés que con la historia de Veronica, de hecho hasta pudo sentir un pálpito entre sus piernas con las descriptivas palabras que salían de la boca de su amiga, desde las posiciones hasta cuántas veces le acarició el clítoris para hacerla correrse.
Así, cada una de sus amigas empezó a tener sus primeras veces, y por ley debían contarle a las otras cómo fue. Fueron dos años de escuchar las aventuras sexuales de sus amigas, y lo que en un principio le pareció fascinante, y un día dejó de causarle interés.
Tenía dieciocho años y no había tenido su primera vez, pero es que su "novio" siempre fue un idiota y no estaba segura de querer darle algo tan aparentemente preciado, así que solo terminó con él, porque en realidad ni siquiera se sentía cómoda besándolo.
James estuvo rogándole por una segunda oportunidad durante meses, y ella jamás se había sentido tan bien en su vida hasta que terminó su patética relación.
Ella era una chica inteligente, con un promedio por encima del de los demás y amable, provenía de una familia respetada y tenía todo al alcance de su mano solo con pedirlo, esa era la recompensa por haber sido una chica buena desde el principio.
A Lena le había hecho sentir bien el ser una chica modelo al principio, era el tema de conversación en las cenas familiares y los socios de su padre siempre preguntaban por ella, le agradaba a todo mundo y le gustaba, sin embargo en algún momento de sus diecisiete, todo empezó a parecerle abrumador y odioso.
Seguía siendo una chica ejemplar porque no sabía qué otra cosa podría hacer, sin embargo lo que un día le salió natural, en otro momento fue completamente forzado. Lo único que mantenía por su cuenta era su impresionante promedio.
Pero de forma inevitable pensaba en que todas sus amigas habían tenido su primera vez y ella no, era tan frustrante que a menudo tenía ganas de gritar y patear lo que sea que se le pusiera enfrente. Maldita sea, ya no le importaba si estaba enamorada o no, solo quería a alguien de buen aspecto físico, ni siquiera le importaba si no se tomaba su tiempo en tomarla, a la mierda todo, lo que ella quería era dejar de ser una niña (según palabras de Veronica) y saber por qué el sexo era tan famoso en esos días.
Durante algunos meses estuvo observando a Jack Spheer, él era guapo, seguramente cuidadoso y todo un caballero, Lena solo estaba esperando que hablara con ella o diera un indicio de que le gustaba, sin embargo ese indicio nunca llegó y semanas más tarde se enteró por qué.
James estaba amenazando a todo mundo para que no se le acercaran.
Pronto confirmó que él era un imbécil y empezó a barajar su otra posibilidad, a ella le encantaban las chicas. Algo en las manos suaves, los labios perfectamente llenos y los cuerpos delicados la llamaban de un modo casi abrumador, así que se obsesionó por completo en mirar a las chicas lindas del instituto.
Cuando no vio a alguien que le llenara el ojo del todo, estuvo a punto de suplicarle a Sara que simplemente la follara, no importaba dónde, solo quería tener su primera vez.
Sin embargo un lunes, ella agradeció no haberlo hecho, conoció a la candidata perfecta para todas sus demandas gracias a la chica tímida de su salón de clases, de hecho era poco más de lo que había esperado. Solo quedaba saber qué era esa chica para Alexandra Danvers.