Por: M.C.N.S
- ¡Fíjate por dónde caminas! –le grité inmediatamente, sin embargo, al verla detenidamente a los ojos sentí como si el alma se me quebrara instantáneamente en miles de pedazos… me sentí desfallecer e incluso temí que fuese una alucinación.
Seguía tan hermosa como el último día en que la vi que incluso tuve que aguantar el fuerte nudo en mi garganta para permitirme no llorar frente a ella.
Hacía tanto tiempo que le rogaba a Dios que nos reuniera de nuevo, que estaba un poco molesto que haya sido de ésa forma y en ése momento. Al verme ella inmediatamente se llevó las manos a la boca y puso un gesto mezclado entre asombro y desesperación.
Si alguna persona hubiese pasado por allí en ése momento, hubiera sentido lástima por aquellas dos almas que ni siquiera se podían abrazar con la mirada… que ni siquiera podían tocarse o saludarse, a pesar de lo locos que estaban el uno por el otro desde hacía demasiado tiempo.
Simplemente hubiese sentido lástima por nosotros…
“¡¿Por qué ahora?! –me preguntaba frenéticamente - ¿Por qué precisamente a nosotros, señor?”
La respuesta claramente no la iba a escuchar por boca de Dios, ni mucho menos por boca de ella… Estaba tan asombrada que incluso se notaba el gran esfuerzo que hacía por no derramar las lágrimas de los ojos. Dio media vuelta y comenzó a caminar alejándose poco a poco de mí…
Si alguien hubiese pensado el peor castigo para un hombre, ése sería el ver a la persona que ama alejarse de él justo en frente de sus ojos y sin poder hacer nada al respecto.
¡Quería correr! ¡Quería abrazarla! ¡Quería besarla! Pero justo cuando me decidía a dar un paso hacia adelante comencé a reflexionar que en cuanto la tuviese entre mis brazos ya nunca sería capaz de volverla a dejar ir…
Entonces, decidido me di media vuelta y comencé a caminar en dirección contraria… sentía como si estuviese experimentando la misma muerte en vida.
La noche ya había dejado de ser hermosa… los pocos colores que había notado en ella sin duda alguna se habían desvanecido en el aire… ya ni siquiera escuchaba la música ni prestaba atención a las personas que estaban a mi alrededor.
Sentí como si me hubiese convertido en un mismo fantasma, con sueños perdidos, sin amor y mucho menos sin vida… hasta que de repente sentí un abrazo por la espalda y en seguida un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, como si estúpidamente un rayo me hubiese caído del cielo y me hubiera revivido.
No hacía falta voltear para que supiera que era ella… me abrazaba tan fuertemente recargando su frente sobre mi espalda que incluso comencé a percibir la gran intensidad con la que lloraba, eso fue lo que me armó de valor para voltear y para abrazarla con el mismo vigor sin necesidad de ocultar ya las lágrimas.
Tan pequeña… tan linda, tan…
Dios, incluso estoy seguro que se volvió más bella desde el último día en que la vi.
Sentía como si a través de las lágrimas al fin liberara una gran carga que tenía dentro del corazón, no podía dejar de besarle la cabeza y dentro de mí le daba gracias a Dios porque me dejara verla de nuevo… Por fin, después de tanto tiempo, ¡Dios había escuchado mis oraciones!
Lloramos hasta que nos cansamos, no nos importó las miradas confusas de las personas ni mucho menos el tiempo que estuvimos los dos allí de pie.
Teníamos tanto de qué hablar… tanto que decirnos, pero parecía como si las palabras no fuesen necesarias, como si todo se contase por sí solo a través de las miradas y del gran abrazo mutuo.
La intenté besar cuando de repente ella se separó bruscamente de mí…
- ¿Qué pasa? –le dije con desesperación…
- Por favor –me dijo aún con lágrimas en los ojos –No lo hagas más difícil para los dos…
- ¡No me importa pagar el precio después! –le dije decidido tomándola fuertemente por la cintura y acercando mis labios a los suyos - ¿Tienes idea de cuánto he estado esperando por esto?
- No más que yo…
Sus manos recorrían tiernamente mi cabello y mi rostro…
¡Estábamos tan sedientos de amor! ¡Tan lastimados! ¡Tan desesperados que ya no sabíamos qué hacer!
No podíamos ir a ningún lugar para consumar nuestro amor porque sabíamos que no era lo correcto… ¡Pero al diablo lo correcto! Al menos… al menos podíamos estar juntos por otro día más… por otro momento más… después de tanto tiempo.
La tomé de la mano y después de años, caminamos por el parque como 2 enamorados más. Hablando de todo y a la vez de nada, riendo y recordando cosas del pasado, de vez en cuando nos parábamos para abrazarnos y para darnos otro beso más…
La verdad es que estando con ella comprendí sin duda alguna que no depende del lugar para que seas feliz, sino de la persona que esté a tu lado en ése momento.
Comimos en un pequeño restaurante, disfrutando a la vez una taza de chocolate caliente mientras veíamos que la lluvia comenzaba a cubrir todo a su paso.
Después de allí fuimos a un club nocturno para bailar juntos como había sido la costumbre… no me atreví a tomar ni un trago de alcohol porque quería estar lo suficientemente sobrio para grabar todo lo que sentía en ése momento a su lado y para asegurarme de recordarlo en las noches cuando me sintiera solo.
Mi pequeña bailarina, por su parte, arrasó con la pista de baile. Sigue siendo tan niña que al primer preparado perdió completamente la cordura y comenzó a besarme más ardientemente, sin embargo, llegando la hora de despedirnos, la tomé entre mis brazos y la llevé hasta su departamento.
Nos acostamos juntos en la cama y me dormí felizmente a su lado mientras que la abrazaba entre mis brazos. Sentir de nuevo su respiración en mi pecho hacía que se me pusiera la piel de gallina, no podía creer que al fin mi pequeño ángel había regresado a mí.
Mi pequeña niña estaba dormida felizmente y aunque traté de hacer lo mismo, no podía evitar sentir temor a que llegara la mañana y tuviera que irme de nuevo de su lado, sin embargo, concilié el sueño tan rápido como empecé a sentir su calor junto de mí… su dulce perfume me mareaba y su risa seguía fresca en mi mente.
Aún en mis sueños no podía dejar de pensar en ella.
A la mañana siguiente me desperté y después de alejarla un poco de entre mis brazos, me dispuse a levantarme sigilosamente de la cama, sin embargo, ella me tomó de la camisa y me miró fijamente a los ojos sin poder controlar de nuevo su llanto…
Verla llorar me partía el corazón más que el hecho de que de nuevo no la volvería a ver… no me atrevía a decir nada… ¡No había nada que decir! ¡Los dos queríamos estar juntos y la vida nos obligaba a separarnos! ¿Cómo mirarla y decirle que todo estaría bien si perfectamente sabíamos los dos que eso no era cierto?
- No puedo espera otros 2 años a verte… -me susurró ahogando su voz en las lágrimas –No quiero… simplemente no quiero perderte de nuevo…
- Mi amor… -le dije rompiendo en lágrimas también…
No había nada que decir… todo estaba tan claro como el agua. Me acerqué para darle el último beso en los labios mientras que ella me tomaba dulcemente el rostro entre sus manos… juntamos las frentes y mediante me iba levantando sentía un dolor inmenso al ver que aquellas manos poco a poco dejaban de tocarme el rostro…
- Oh, no –le dije –No hagas eso… ésta vez esperaremos poco tiempo… poco tiempo… ya lo verás.
Me levanté por fin de la cama y me di la vuelta… ya no podía seguir viéndola llorar porque si no, entonces sí no sería capaz de alejarme de su lado… Ella inmediatamente se tapó los ojos con la muñeca derecha y comenzó a llorar más violentamente.
Antes de salir de la habitación no pude evitar escuchar su voz por última vez…
- Te amo… -me susurró de nuevo –Te juro que realmente te amo…
- Y yo a ti.
Si hubiese otra forma tal vez sería menos doloroso… tal vez la vida sería menos injusta y tal vez no tendría que haberlo mentido.
“¿Que tenemos que esperar poco tiempo?” Por Dios, ésa es la peor mentira que alguien puede decir al final de un reencuentro.
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El reencuentro.
Historia CortaTodos nos hemos reencontrado alguna vez con un ser querido, sin embargo, cada vez que estamos a punto de volvernos a distanciar se siente... Bueno, así se siente ésta historia.