Era un día cualquiera de noviembre.
Comenzó a sonar la alarma, las 7:45 am. Frio. Oscuridad. Solo se apreciaba la luz de su móvil en aquella habitación compartida con su hermano pequeño.
Becca procuró apagar rápido aquel tono que tanto odiaba, ya que era lo que todas las mañanas la despertaba, antes de que su hermano comenzase a llorar y tuviera otro motivo más para quejarse en aquel miércoles de mierda.
Se levantó, cogió su ropa y se dirigió hacia el cuarto de baño, descalza y procurando no hacer mucho ruido encendió un pequeño calefactor.
Hoy tocaba uniforme. Mierda – pensó. Odiaba aquel uniforme, ya no porque le quedara mal, sino porque eso significaba que tocaba educación física y a pesar de ser un respiro entre clase y clase no le iba nada eso de hacer deporte. Sí , era una vaga, muy vaga, demasiado vaga, o eso decían sus padres.
Se puso el uniforme, se aseó, y se cepilló el pelo dejándolo suelto, como siempre, tampoco se maquillaba, a pesar de que la mayoría de las chicas de su clase si lo hacían. No era muy segura de sí misma por eso prefería no innovar con su físico. Así todo era más fácil.
Salió del baño preparada y bajó las escaleras sigilosamente, una vez más por su hermano.
Ya abajo se preparó el almuerzo y lo metió en su mochila, se puso las deportivas y salió de casa con el paso algo apresurado ya que llegaba tarde. Como siempre.
Por el camino se cruzó con la gente de todos los días: un par de chicas conocidas a las que saludaba, el típico grupo de chicos guapos que la miraban con una cara difícil de diferenciar si buena o mala y como no, las típicas chicas que se reian de ella, pero no le importaba porque era costumbre.
Tras un largo y frio camino, por fin o por desgracia llegó al instituto.
Está en ultimo curso y todo el mundo le dice que ya debería de tener pensado que quiere hacer con su vida después del instituto, pero ella es muy indecisa y además su vida da tantas vueltas que no sabe si mañana será rutina o un dia completamente distinto.
Entra a clase justo antes de que el profesor de matemáticas le de con la puerta en las narices y ante la mirada de todos sus compañeros se sienta donde siempre, saluda con la mirada a su grupo de amigas e intenta poner atención en lo que el profesor está diciendo, pero no sin antes echarle un vistazo rápido o no tan rápido al chico del que lleva “enamorada” bastante tiempo. No le gusta decir eso de enamorada porque no sabe lo que verdaderamente es el amor y no está muy segura de sentirlo con él. Pero si no es amor, ¿qué es?
Justo al mirar hacia atrás para buscarlo con la mirada, él se da cuenta y la mira también, ante esta situación, ambos agachan la cabeza, y no es nada raro, ya que llevan haciéndolo un tiempo, por no decir desde que se conocen.
Antes solían hablar, incluso llegaron a ser buenos amigos. Pero desde que ella cambió, él también decidió hacerlo.
Lo que ella no sabía era que hoy todo eso iba a cambiar.
