Capiítulo 3

32 5 0
                                    

Viernes. Ultima hora de clase.

Sentada en su pupitre. Mientras su profesor de física explicaba otra de sus fórmulas raras que solo el entendía, pensaba en la locura que mañana a la madrugada iba a cometer con su mejor amiga.

Tras un par de duras semanas al fin había conseguido el consentimiento de sus padres y se marchaba tres meses a vivir con su tío Peter, el cual vivía en el centro de Orlando desde hace un par de años. Florida.

Ya tenía las maletas preparadas, esa misma tarde había quedado con Emily para concretar unas cuantas cosas de última hora y ya estaría todo listo para comenzar un viaje que cambiaria sus vidas.

Bipbipbip. El despertador comenzó a sonar. Las 5:30am.
Había dormido en casa de Emily ya que su madre las llevaría hasta el aeropuerto.
Cogieron las maletas y se subieron a aquel coche viejo rojo que la madre de Emily usaba para cualquier cosa y del que no pensaba deshacerse nunca.

Llegaron al aeropuerto en un par de horas. Las 7:45.
El avión no saldría hasta las 9:30am pero decidieron estar allí pronto para asegurarse de que no perderían el avión y así poder desayunar más tranquilamente. Justo enfrente de la puerta del aeropuerto había un Starbucks. Becca se acercó al mostrador y pidió dos caramel machiatto y un sándwich de pollo para Emily. Se sentaron en una pequeña mesa. Una enfrente de la otra.

Cuando acabaron se dirigieron a unos estrechos e incomodos bancos que había en el aeropuerto desde donde se veían despegar los aviones. Ninguna de las dos podía creer que en cuestión de horas serian ellas las que estarían dentro de uno de ellos dirigiéndose a Orlando.

Las 8:45. Los nervios aumentaban. Andaban una al lado de la otra dirigiendo la mirada hacia todas partes con el fin de encontrar su vuelo.

Allí estaba. Pasaron por un estrecho pasillo gris que les llevo hasta el interior del avión. Se sentaron en un asiento de dos, Emily en la parte de fuera ya que era más inquieta y le gustaba observar lo que pasaba a su alrededor y Becca al lado de la ventanilla.
Desenredaron difícilmente el lio de cables que tenían sus auriculares y los compartieron, Emily se colocó uno en su oreja derecha y Becca el otro en la oreja izquierda. Abrieron el paquete de chicles de menta que acababan de comprar en una de las tiendas del aeropuerto y se
metieron uno cada una en la boca. Becca puso una de sus caras raras a causa del fuerte sabor a menta y Emily soltó una carcajada que hizo que uno de los chicos que llevaban al lado se fijara en ellas.
Las dos chicas le miraron también. La verdad es que era bastante mono y su compañero tampoco estaba nada mal pero tenían cara de pocos amigos.

Les esperaba un viaje muy largo e imprevisto

ETERNAL WINTERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora