¿Qué pasó?

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— Mucho gusto Srta. Lucero — saludó el hombre de cabello café, el lugar era discreto, con un sillón cómodo en el centro, la iluminación era tenue, creando un ambiente cálido en la oficina.

— Gracias por recibirme tan rápido, Dr. Wilson. Tengo la esperanza que usted podrá ayudarme.

— Es que su caso es tan... especial, que me intereso apenas leí los antecedentes, recuéstece en el sofá.

— Gracias, a veces tengo como especies de dejavu, y son imágenes... bastante perturbadoras.

— Cuénteme algunas.

— Seres con ropa blanca, luces como de quirófano.

— ¿Seres? ¿Humanos?

— No estoy segura, veo unos ojos negros muy grandes — sonrió nerviosa — son muy raras.

— No se preocupe, relájese, empezaremos con algo sencillo.

Durante varias sesiones conversaron sobre su vida, para tener más antecedentes de primera mano.

Lucero había hecho noticia el año pasado al desaparecer luego de tirarse de un edificio de 50 pisos donde trabajaba. Cuando no apareció por tres días, y en su casa no había nadie, la Policía revisó las cámaras de seguridad de la empresa, allí se veía que se había dirigió al techo cuando nadie quedaba en el lugar, luego de tomar su tiempo para dejar sus zapatos y sus lentes en el techo, se subió al borde y se tiró, pero nunca llegó a la calle, cuando revisaron las cintas no se veía nada, luego que salió del encuadre de la cámara del techo, la siguiente no mostraba nada, era como si se había desvanecido en el aire.

Cinco días después fue encontrada sin sentido en un despoblado de otro país, su cabello, que en el momento que desapareció era una melena corta, ahora estaba largo, hasta la cintura, su vista era perfecta, incluso piezas dentales perdidas ahora estaban recuperadas, no eran implantes, era dientes normales. Lo único que arrojó el examen médico que le hicieron fue que estaba en perfecto estado de salud, y que había sido madre, siendo que hacía años atrás, debido a un aborto incompleto, los médicos tuvieron que quitarle el útero, el que ahora tenía de nuevo, ya no habían cicatrices en su piel ni siquiera los orificios para ponerse aretes. Incluso se veía físicamente rejuvenecida, para los 50 años que tenía, se veía ahora de unos 35 años.

Luego de varias reuniones para sensibilizarla a la hipnosis, pudieron empezar a tratar de analizar que ocurrió

— Ahora tiene 10 años ¿Dígame que ve? — preguntó el doctor.

—Mi madre y mi padre pelean de nuevo — su voz monótona empezó a tornarse angustiante — él la golpea, ella cae y se rompe la cabeza, sangre, hay sangre por todos lados... todos gritan — empezó a mover mucho los brazos y las piernas.

— Despierte.

— ¿Qué pasó? — se limpió las lágrimas que caían de sus ojos.

— Nada importante, tendremos que ir más lento. Nos vemos la otra semana.

Por fin logró que se calmará al hablar de toda la violencia que vio de niña, ahora había que seguir con su juventud. Analizando pasó a pasó su vida.

— Ahora tiene 20 años ¿Qué me puede contar?

— Estoy con mi novio, es tan amable, hace unos meses tuvimos por fin relaciones sexuales, pero últimamente está distante. Nnoooo, me dice que me dejará, que no me ama.... que nunca me amo... ¿Qué haré? No quiero estar sola. Le ruego, pero no me escucha... todo porque estoy embarazada, no quiere compromisos... esa risa, esa maldita risa, mi padre y mi hermano escucharon todo, no debí dejarlos vivir conmigo, mi hermano es un drogadicto perdido, vendería a mamá, si estuviera viva, si con eso le dieran algo de droga. Mi padre es otro a quien debo mantener. Papá me dice que nadie nunca me querrá y que si él tuviera donde irse también me dejaría... que siente pena por el bebé que vendrá... corrí por las escaleras del edificio, ya no quiero escucharlos, me caigo... en el hospital dicen que si no me quitaban el útero, por el aborto que tuve, iba a morir desangrada, como estaba inconsciente, mi padre, quien me llevó lo autorizó, ya no quiero verlo, lo eche de casa, me quito lo único bueno de mi vida, nunca podré ser madre, mejor me hubiera dejado morir — de nuevo se removió nerviosa, y empezó a volver a estar consciente de nuevo.

— Despierte.

— ¿Cómo le fue, ya sabe que me pasó?

— Tranquila, vamos despacio, su subconsciente se niega a aceptar bien la hipnosis.

En la siguiente sesión.

— Ya han pasado dos décadas y media de la pérdida de su bebé ¿Cómo está su vida?

— Solo vegeto, mi padre, un poco después que lo expulse de casa murió de neumonía, he tenido más novios, pero ninguno me quiere de verdad, he sufrido violencia doméstica, perdiendo dientes, ya no quiero ni verme al espejo, lo único que encuentro son trabajos como aseadora, mi aspecto es cada vez peor, al final todos se van y me dejan sola. Todos los días llegó a sentarme a ver televisión, mi hermano solo llega a dormir de vez en cuando, ya ha vendido casi todo para su vicio, ya ni hambre tengo, quisiera no despertar nunca más.

— Es el 5 de abril del 2020, las 18.00 hrs. ¿Qué hace? — aprovechando que estaba tranquila decidió ir al día exacto de su desaparición.

— Estoy aburrida de todo, he decidido acabar con mi vida, aprovecharé que todos se fueron, y dejaré por fin está vida que solo ha sido un largo sufrimiento, desde el techo miro todo el lugar, la gente pasea alegre, y yo les arruinare la vida cuando mi cuerpo quedé reventado en el pavimento. Pero siempre he sido así, arruinó todo lo que tocó. Al saltar todo es paz, me siento aliviada, por fin iré a reunirme con mamá... ¡¡Qué diablos!! ¡¡Qué es eso....!! ¡¡Nooooo!! — se revolvió angustiada, golpeó, gritó.

— ¿Qué ocurre?

Ella solo lloraba y se mostraba muy desesperada.

— Ya es hora que vuelvas — el doctor dio por concluida la sesión.

— ¿Cómo le fue doctor?

— Bien, pero por ahora creo que es suficiente, nos vemos la próxima semana.

— Gracias.

El Sr. Wilson analizó esos días lo que sabía por las sesiones de hipnosis, y también las teorías para explicar lo que le ocurrió, la que tuvo más fuerza, y que era la que querían que se confirmará era que la ocuparon para un experimento de regeneración celular. Se rumoreó que su hermano había sido quien la había vendido, ya que el hombre había aparecido muerto de una sobredosis, unos días después de la desaparición de la mujer.

Durante varias sesiones siempre era lo mismo, al momento que saltó, todo se bloqueaba.

Así que el terapeuta decidió citarla en la tarde noche, más o menos a la misma hora que ella saltó, esa vez ella en vez de llorar se sentó en el sillón, sus ojos mostraban una extraña luminosidad, y la voz que salió de Lucero era la de un hombre.

— ¿Quién eres y por qué molestas a mi mujer?

— Soy el Dr. Wilson, quiero ayudarla, está muy angustiada porque no sabe qué le pasó hace un tiempo atrás — pensó que era una doble personalidad, pero ese brillo en los ojos lo descolocó.

¿Qué me pasó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora