Los que se aferran a la vida mueren, los que desafían a la muerte sobreviven." (Filosofia samurai)
Estoy durmiendo cuando escucho un llanto que viene del exterior y me despierto aunque no suena muy alto pero aquí nadie duerme nunca muy profundo, el miedo siempre es más fuerte. Me acerco a una de las ventanas de la casa que tengo asignada y miro por ella, lo que veo me deja helada aunque no puedo decir que me sorprenda. Un soldado de la guardia y uno de los médicos de experimentación llevan a un niño de unos cinco años con ellos mientras llora desconsolado. Se quien es ya que son los únicos que nos dan algo de esperanzas y algo más importante ganas de luchar en este lugar. Él en concreto podrá manipular todas las fuerzas de energía tanto para potenciarlas como para extinguirlas pero en este momento apenas sabe escribir su nombre: Damian.
Corro por los pasillos hacia mi habitación para vestirme mientras pienso cómo voy a hacer para salvar al pequeño sin ser vista por nadie. Sé que estoy en mitad de una misión suicida en este momento pero sé algo más importante que esto: a medida que el niño se acerca a la sala en la que le están esperando en este momento se va desvaneciendo la poca inocencia que le debe quedar, cuando entras en una de las salas de experimentación casi siempre sales vivo pero la persona que lo hace ya no eres tú, por desgracia lo sé por experiencia propia.
Cojo las prendas más oscuras que tengo y abro la ventana, como me suponía no hay moros en la costa asique salgo cerrando la lo más silenciosamente posible. No me paro ni un minuto a pensar nada más solo corro como si un alma dependiera de esto y cuando les empiezo a ver en la lejanía intento hacerlo más rápido aún para poder pillar al guardia por sorpresa mientras charla animadamente con el médico. Me se de memoria el equipamiento que llevan los soldados: un taser eléctrico de los de disparo, una porra metálica extensible, un subfusil de asalto y un chaleco antibalas.
En cuanto llego a su lado cojo el arma de fuego que lleva colgada de su correa, supongo que sin esperar resistencia de un simple niño, y le doy en mitad de la nuca lo más fuerte que puedo haciendo que caiga inconsciente al suelo. Me giro hacia el médico que me mira con cara de miedo y cogiendo la porra extensible le doy en las piernas para que no pueda seguir andando, consigo que caiga al suelo entre aullidos de dolor mientras el niño solo me mira quieto sin decir nada, ya ni si quiera solloza.
Me acerco y le cojo de la mano, no intenta marcharse supongo que me reconoce como alguien "de los buenos" asique vuelvo a echar a correr hacia la cerca que nos separa con el exterior pero a menos de cien metros oigo una especie de disparo y como algo me impacta en la espalda lo que me hace soltar la mano del niño. Entonces una corriente atraviesa mi cuerpo y lo único que puedo escuchar son unos gritos muy agudos de niño y una respiración muy trabajosa de alguien, aunque estoy tan desorientada que no se de quién.
Intento abrir los ojos pero no puedo, los tengo vendados y mi acto reflejo es intentar quitármelo pero tengo los brazos atados a la espalda y lo único que consigo es caerme de donde fuera que estuviera sentada.
Supongo que por estar privada de la vista noto como mis oídos empiezan a captar todo lo que tengo a mi alrededor y lo que oigo me pone los pelos de punta. Tres mujeres cantan en la lejanía en un idioma que no comprendo aunque se lo que significa en su conjunto, es el canto del aquelarre que anuncia una nueva muerte. Lo hacen cada vez que alguien entra en una de las salas de experimentos y ellas como yo creen que cuando sales de allí no hay vuelta atrás aunque tu corazón siga latiendo.
Cuando estuve la última vez no pude oír como cantaron por mi porque estaba completamente sedada pero se que este es mi canto. Mi segundo canto.
No creo que vaya a salir viva de aquí está vez después de lo que he hecho lo único que espero es que haya servido de algo.
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Tréllades
Science FictionEn un mundo al borde del colapso por el descubrimiento de humanos con poderes se rebelión una traición que podría acabar con todo lo que alguna vez ha sido humano.