Capitulo 2

27 0 0
                                    

DON J
J, esa J que me persigue día y noche en cualquier lugar, a cualquier hora.
La feria de mi pueblo, estaba con mis amigas y se me ocurrió la típica tontería que decides hacer sin saber realmente el porqué.
Tuve la genial idea de mandarle una foto a Don J, diciendo que estábamos en una atracción, que se viniera y nos invitara, (todo esto desde el móvil de mi amiga, porque Don J aún no sabía de mi existencia), a los 5 minutos nos fuimos y a la nada a mi amiga le suena el teléfono, mensaje de Don J:
- Estoy aquí, ¿os invito? (Y una foto en la atracción en la que estábamos hace simplemente 5 minutos)
Empezamos a reír como nunca y la gente nos miraba muy raro.
16 de noviembre.
Noche de sábado en la que salgo con mi grupo de amigos como normalmente. Vemos que Don J pone una historia de instagram, "Hazme una pregunta", a mi amiga no se le ocurre otra cosa que coger mi móvil mientras ando desprevenida y ponerle opina y confiesa (como es típico ahora).
2 minutos más tarde, notificación de Don J, quería matar a mi amiga, ¿¡que había hecho!?
Reúno suficiente valentía y abro esa notificación :
Me había respondido en su historia, así que decido entrar en su perfil a verla.
-Eres muy guapa y pareces muy maja, te confieso lo que quieras por mensaje privado.
Jamás habríais visto una persona saltar y gritar tanto al mismo tiempo, no solía hacer eso pero, por algún motivo, lo hice.
Ya no, ya no quería matar a mi amiga, ahora me la comía a besos, había conseguido que un chico que me parecía bastante guapo me hablara, y que yo le contestara, algo muy raro en mi.
A partir de ese momento, Don J y yo, hablábamos día tras día.

21 de noviembre.
Fui a ver a mi amiga a entrenar como llevaba haciendo los últimos 4 o 5 días. Acaba el entrenamiento y mi amiga se va a sus clases particulares, yo voy con Candela, que me acompaño en las gradas durante el entreno, salimos y vamos dando un paseo, cuando de repente recibo un mensaje de Don J:
-Hola, ¿donde estás? —un poco desconcertada contesto al instante—.
-Dando un paseo con mi amiga, ¿y tú?
-Acabó de llegar a casa, ¿te apetece quedar?
¿Me acaba de decir que quiere quedar conmigo? —pensé—.
-Pues creo que me pilla algo lejos, pero si quieres voy. —Me pilla muy lejos en verdad—.
-Quedamos aquí en 10 minutos, te espero.
Candela me acompaño a aquel sitio ya que yo no sabía muy bien como llegar.
Era la hora, y a lo lejos, bajo la tenue luz de una farola vi su silueta, tan alto como nunca me imaginé, me acerqué a él y me cogió de la mano para dirigirnos a una especie de carpa de bar, estaba lloviendo, una lluvia leve pero molesta.
Entramos en la carpa, el se apoyó en la pared del bar y empezó a rebuscar en su bolsillo izquierdo, sacó un cigarrillo y un mechero, lo prendió y empezamos a hablar. Yo estaba extremadamente nerviosa, temblaba como nunca antes lo había hecho. Empecé a reírme yo sola, uno de los síntomas de mi nerviosismo, reír y reír sin parar, entonces el me pregunta:
-¿Que te pasa?
-Pues no se la verdad.
-¿Estas nerviosa o que? —Me dijo entre risas—.
-Un poco, no te lo voy a negar.
-Anda ven tontorrona.
Y de repente tiro de mi y me acurrucó entre sus brazos, fue tan reconfortante...
Ese mismo día, Don J y yo hablamos durante unos minutos tras abrazarme y quedarme algo más tranquila, pero entre el frío y los nervios seguía temblando. Cuando me volvió a mirar a los ojos cogió el cigarrillo que tenía entre sus dedos y lo lanzó al suelo, seguido de una pisada para apagarlo. Me cogió de la mano y me pego hacia el, contra su pecho, puede escuchar sus latidos y creo que el también estaba un poco nervioso... Su corazón iba a mil por hora. Sonreí y me miro sonriendo a su misma vez, cogió mi mentón con su mano y acercó sus labios a los míos. Comenzó siendo un beso cálido, pero al segundo nuestras lenguas se fusionaron juntas exaltadas por el placer y las ansias de cada uno de nosotros. Por fin di mi primer beso, y no me arrepiento de ello, fue excitante de una manera increíble y me hizo sentir segura de mi misma cuando en ese momento no lo era. Después me arrepentí de conocer a ese capullo, me hizo daño, pero yo ya me quería demasiado como para derramar una preciosa lágrima por alguien que no la merecía.
Así aprendí a que no hay nada tan importante como quererme a mi, antes de querer a alguien y dejarme querer deberíamos aprender a querernos nosotros mismos, ¿no?

No pretendo engañaros, me costó darme cuenta de lo mucho que valía, y eso incluye en no poder mentiros en que ese no fue mi único encuentro con Don J. Hice cosas de las que no me siento orgullosas pero tampoco es que me arrepienta, gracias a eso soy quien soy hoy y me encanto.

Solo quince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora