Parte de historia sin título

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Llevaban varios días sin saber de ella, pobre madre, pobre abuela, la angustia consumía a esas pobres mujeres, la preocupación devoraba sus almas.

El pueblo estaba patas arriba, todos buscaban a esta pequeña niña, no tenía hermanos así que a esta madre nada la consolaba, su pequeño fruto se había esfumado como la niebla en las mañanas.

-! Marina! ! Marina!, la han encontrado, !han encontrado a felipa!.

La esperanza inundó el cuerpo de esta desesperada madre.

Corrió ha donde le indicaron, llegando un poco mas allá de las afueras del pueblo. El paisaje no era consolador, un grupo de hombres en circulo al lado de un potrero mataban la esperanza que esta mujer tenia, nadie la miraba a la cara, nadie podía, sus ojos solo reflejaban tristeza y dolor.

- Donde esta? Donde esta felipa? Mi bebé?.

Nadie contestaba, la mujer se acercó al grupo de hombres que lentamente se apartó. Dejaron a la vista una escena de horror. El rojo ambientaba la escena, ese rojo intenso de la sangre, el horror de un terrible crimen, la mujer no podía creer lo que sus ojos veian, ella deseaba que todo fuera mentira, pero no lo era, aquel cadáver era su hija, pequeña y frágil, con tan solo 8 años que mas se podía esperar, solo dulzura y fragilidad de un ser que apenas aprendía en este mundo sin piedad. Llevaba su vestido favorito, aquel color mostaza que su madre con esmero había tejido, aquel que le regalo como cumplió los ocho años, !oh, pobre marina! Pobre madre desconsolada, rompió el silencio del pueblo entero con un grito que desgarro hasta el mismísimo cielo, lentamente su cara se empapo, y el cielo muy oscuro se tornó. Empezaron a caer gotas descontroladas, a lo mejor una manera del cielo decir que a esta madre apoyaba, lentamente quedaron ahí la madre y la niña que tanto la hizo feliz. El mundo ya no importaba, a esta mujer su mundo se le desmoronaba, ya no tenia sentido vivir, era esta pequeña la que la hacia feliz, pero así como ella murió su vida en esta tierra para ella ya era una pesadilla sin fin.

MacarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora