Los rayos del majestuoso sol emitían un calor acogedor, le protegían a su manera y le mimaban con su sensación. Veía la luz como un símbolo de protección, tan grande e imponente, su sola precensia hacía posible la vida tanto de los humanos como la de los animales y plantas, su luz era temida hasta por las más feroces criaturas y adorada por los habitantes de sus tierras, que habían encontrado en él un camino para estar más cerca de sus Dioses.
Apartado del pequeño grupo de niños, cerca del bosque se encontraba descansando sentado en una gran roca, a su lado había un manojo de zanahorias, una de ellas estaba cortada en pequeñas rodajas. En su mano derecha sostenía un pequeño pedazo de ella estirando el brazo hacia enfrente; Bajo la roca se asomaban unas pequeñas orejitas moteadas, después una trompa redonda que dirigía su atención olfateando en dirección al pequeño bocadillo.
- Anda sube, sube.
Tomó los demás pedazos y los dejó caer. Pudo escuchar unos ligeros gruñidos seguidos de unas rápidas masticadas. Unas pezuñas se apoyaron al borde de la roca, la cabeza de un pequeño cerdo se hizo presente curioseando con su nariz chata dió con el manojo de zanahorias, inmediatamente comenzó a tratar de trepar la roca resbalando en repetidas veces. Lolito miró divertido la escena, hasta que le ayudó a subir para que este pudiese comer a gusto, al poco de rato pequeños destellos en rojo comenzaron a emanar del cuerpo del cerdito acercándose al niño y trompeando su mano en busca de caricias.
- No creí que fuera a ser tan fácil.
Sacó una etiqueta que ya portaba el nombre de "cochinito" y se la amarró al cuello para después tomarlo con una rienda.
Emprendió camino al pueblo y se quedó cerca del granero, dónde ato a su nueva mascota.- Si que estás un poco feito pero mejor porque así nadie querrá comerte y podrás estar conmigo.
Le acercó un valde de agua para que el animal pudiese beber.
- Piensas que te va a responder "Si" - una voz femenina le interrumpió.
Era una niña. Tenía puesto su un gorrito de paja adornado con un gran moño, traía un hermoso conjunto blanco, el vestido tenía bordadas en las faldas flores de diferentes colores y su suéter presentaba unos elaborados encajes tanto en las mangas como en el cuello. Rápidamente se acercó al cerdo, se arrodilló a su lado y comenzó a acariciarlo.
- Es muy chulo - dirigió su mirada hacía él - Lo trajiste de fuera ¿Verdad? - preguntó emocionada.
Él se limitó a asentir con la cabeza.
- Los animales de fuera son más bonitos que los que hay aquí, mi perro lo trajeron de las montañas nevadas - se levantó, acomodó su vestido y fue a su lado.
- Acariciar a mi cerdito no es gratis, necesitas darme algo a cambio.
La niña buscó en su inventario dónde solo había únicamente un ramo de flores y una muñeca.
- Ten te doy estás rosas, son del jardín de mi mamá - ella le ofreció un ramo de hermosas rosas color carmín.
Lolito lo tomó de mala gana y lo guardó rápidamente.
- Miren a Becky, le regaló flores a su novia.
Detrás de ellos apareció un trío de niños de su misma edad que burlones se acercaron a ella ignorando a él por completo.
- No es mi novia, no ven que es un niño - replicó ella.
- Ya sabes que para mí es una niña - dijo el más alto de ellos Aleck.
- Ven, jugaremos a "las traes" y necesitamos a más para poder jugar, también puede venir la niña - agregó él más bajo Ari.
- Vente, vamos a jugar, el cerdito no se irá está atado- ella emprendió el camino al claro.