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los meses transcurrieron con suma energía para oliva y litovsk, los cuales se desvelaban por horas para escribir las canciones.
más bien, para que él pudiera escribir mientras tenía a runa de musa.










la muchacha se sometió a ciertas pruebas con respecto a su aspecto, lo cual consistió en cambiarse el color de cabello y hasta de maquillarse incorrectamente para que la imaginación llegara hacia el castaño. claramente todo esto no le molestaba en lo absoluto, es más, lo tomaba con suma tranquilidad y responsabilidad puesto que quería ver feliz a su amigo.

quería todo lo bueno para él. y si aquello se lograba ayudándolo con sus líricas, estaba más que dispuesta a todo.

leal, era el mejor adjetivo que podía describir a la perfección a la de ojos acaramelados.

por otra parte, la tenue luz de un nuevo día se estaba filtrando por las cortinas casi blancas de la habitación del muchacho, dejando un cálido rastro de luz en el parqué de madera y de partículas de polvo rondando cerca de runa.

estiró sus brazos y piernas entumecidas de haber estado tanto tiempo acostada boca abajo en el suelo terminando de escribir las últimas canciones del disco que valentín bautizó como caravana. sus párpados no paraban de caerse, casi obligándola a que descansara pero no quería, debía velar por su amigo que estuvo haciendo las bases para las canciones.

se arrastró silenciosamente por el suelo, con bastante pereza como para levantarse y pegando la espalda a la pared llena de grafitis o de algún póster del indio solari, comenzó a leer el cuaderno donde tenían las siete canciones del álbum casi listas.

canguro era más que genial y podía pasar horas escuchándola, melón vino era una balada bastante importante a decir verdad y de corazón abierto, okupa era la que más llamó su atención y le picaba la curiosidad en saber para quién la escribió, no va a bajar fue inspirada en ellos dos ya que en más de una ocasión iban al chino para comprar alcohol y hamburguesas de remolacha y choclo, pantano fue con la cual se pusieron más serios y sinceros que nunca, fresco era tan alegre y movida que ya tenía ganas de colocar la canción para que se escucharan por los parlantes y tirar la casa por la ventana,  y luz delito la cual tenía una despampanante energía y ferocidad tan característica de wos.

sonrió mientras acariciaba las hojas escritas con tinta oscura, estaba tan contenta y aún no hallaba un por qué concreto. era sumamente extraño y repentino para ella estar pasando por ésta situación tan...especial.
pero había una pequeña pregunta en su revuelta cabeza, que aún no le encontraba respuesta tampoco.

si daniel y valentín eran mejores amigos, ¿por qué ribba nunca se lo presentó?

sacudió su cabeza ahuyentando todo pensamiento hostil y abrazando más el cuaderno de canciones hacia su pecho, se levantó lentamente del suelo para observar todo a su alrededor. era un desastre.

hojas tachadas con tinta roja se esparcían por algunas partes de la habitación, junto con cajas de pizzas casi vacías y alguna que otra cajetilla de cigarrillos.

dejando el cancionero arriba del escritorio de oliva, tomó los rubios cigarrillos que aún sobraban y los partió a la mitad.
detestaba que el castaño fumara nicotina sabiendo lo dañina que podía ser.

abrió la ventana con mucho cuidado de no despertar a su compañero para así lanzar los 8 cigarrillos que quedaban y suspirar entrecortadamente cuando escuchó un quejido somnoliento por parte del varón.

volteándose de manera ralentizada, encaró a su amigo. quién se encontraba desparramado en la cama de dos plazas que al fin pudo comprar pero que, lamentablemente usaba la mitad.

éste amagó con levantarse pero volvió a su posición anterior, a excepción que comenzó a abrir los ojos intentando acostumbrarse a la débil claridad que lo aguardaba a las seis de la mañana.
una vez que sus orbes cristalinos se acostumbraron a la luz, los volvió a entrecerrar junto con una pequeña sonrisa ladina que le brindó claramente a la de hebras plateadas.

—¿runa?— su voz había salido ronca pero el tono de su pregunta fue tan dulce, que la peligris no evitó sonreír.—mentime que te quedaste hasta recién despierta.

ella haciendo un pequeño gesto con sus manos, oliva captó con rapidez que así fue. por el poco tiempo que estaban conviviendo, descoordinadamente, conocía todos sus gestos a la perfección.

él salió de la cama para encarar a su amiga, quien tenía aspecto algo pálido (más de lo normal) y unas ojeras oscuras como la brea.
negando con la cabeza, la tomó por las mejillas e inspeccionó todo su rostro.

litovsk intentó apartarlo, diciéndole que ella estaba más que bien. a veces valentín la cuidaba mucho y era un tanto...intenso al momento que la chequeaba.

—val, estoy bien enserio, me dormí después de que vos lo hiciste y me desperté recién.— se zafó de su agarre.

—estás mintiendo.

—¿qué te hace pensar en eso, eh?

el de labios carnosos se cruzó de brazos y ladeando un poco su cabeza, la miró expectante.
—por la manera en la que jugás con la cadena que te regalé, lo haces cuando mentís u ocultas algo. runa, soy tonto pero no un idiota.— al final añadió la cita célebre de su programa favorito de cuando era más chico.

—bueno está bien, no duermo hace como cuarenta y ocho horas por estar estudiando y retocando las canciones para que estén listas y no tengas por qué preocuparte por ello.

oliva sonrió a más no poder. pensaba que su pecho explotaría de tanto cariño que sentía por ella y quizás hasta saldría brillo de su interior.

se acercó más a ella y cargándola al estilo nupcial, la llevó hasta la cama entre risas y colocándola sobre el mullido colchón, la miró por unos cortos segundos.

—dios soy tan afortunado de tenerte, runa.

las mejillas de la recién mencionada se colorearon de todas las gamas de rojo que existían actualmente.

—valen...

—es que es verdad, y no sólo porque me estés ayudando con las canciones eh, sino porque me enseñas algo nuevo cada día y no me creo mejor por ser tu amigo, me siento mejor, ¿entendes? hacía tiempo que no me sentía de ésta forma, tan agradecido y completo. y es gracias a vos, ru.

un cómodo silencio se instaló entre ambos creando una barrera invisible. no había necesidad de respuesta por parte de la fémina, él sabía con exactitud que también lo quería de aquella forma, sin decirlo.

las acciones demostraban todo.

el haberle enseñado los medallones de remolacha y choclo, en como hacer un nudo con el cabito de la cereza, en como escupir más alto y hasta en acompañarlo en los momentos donde él sólo quería estar en silencio.
lo demostraba y mucho.

—dormí conmigo, val.

antes de que pudiera decir siquiera algo, el castaño se colocó a su lado, boca arriba y con las manos en su abdomen mientras cerraba los ojos.

más tarde sintió las pequeñas manos de litovsk rodeando su anatomía y sabía que, esa sensación sería su favorita sempiternamente.

❧night changes ; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora