Ciertas fantasías suelen declamar los hechos menos relevantes de nuestra cotidianidad, los pasos dados de aquí al infinito que no solemos repetir. Claro está, que todas aquellas hazañas no se renuevan con las mismas compañías, son los acontecimientos a los que estamos atados los que erróneamente nos maquillan muy similar el segundero. He ahí la respuesta, atada bajo la expectativa de un resultado el cual ya hemos experimentado nefasto. Somos, una vez más, verdugos de nuestro triste futuro, complacidos por la monotonía y subyugados ante las mismas ilusiones estúpidas. Efímeros dentro del momento e imaginarios dentro del acontecimiento, intentando realizar un cambio en nosotros capas de mutar esa peculiaridad de forma parcial. Somos, adoradores de nuestras reincidencias, de la costumbre y enemigos rotundos del cambio. Somos, la suma de porciones, ese conjunto aun incompleto y que desgraciadamente nos aísla del progreso.
Sonreímos a los sueños e intentamos adaptarnos al presente, desagradecidos por el compromiso de necesidades absurdas y efímeros coleccionistas de todo aquello que jamás nos ha pertenecido. Desconfiados de cualquier palabra de alivio y lejos por placer al fracaso.
Ahora, en la eterna confrontación, aceptamos ingenuamente vivir dentro de nuestro propio y único tiempo, estancados en un pensamiento en el cual nos complace pasar inadvertidos. Pero no somos iguales ni tampoco únicos, tan solo mantenemos la marcha en aquel camino aun no imaginado, inventando atajos en el sendero mientras dejamos aquella huella que moldea el barro y adorna la naturaleza sin su permiso.
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Déjà vu.
Non-FictionCiertas fantasías suelen declamar los hechos menos relevantes de nuestra cotidianidad, los pasos dados de aquí al infinito que no solemos repetir.