capítulo tres

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Él acaricó el ardiente trasero de Gabriel, urgiéndolo a la cama con su mano en la cadera de Gabriel.—Manos y rodillas.

Gabriel se arrastró a complacerlo, plantando sus rodillas y levantando su trasero en una complaciente ‘jódeme’ oferta.b— Abajo. —Su palma entre los omoplatos de Gabriel empujando su mejilla contra la desgarrada colcha. Extendió los brazos de Gabriel arriba de su cabeza.El click del cinturón de su Amo al quitárselo era sinfonía para los oídos de Gabriel. Sacó el cinturón de los jeans y rodeó con ellos las muñecas de Gabriel, jalándolo
tan apretado que el cuero se encajaba en la piel. Gabriel empuñó sus dedos, trató de jalar sus manos separándolas, luchando en serio hasta que encontró que el cinturón no se movía.

Dios, amaba esto.

Su pene sobresalía de su ingle hacia el edredón, duro y necesitado, desamparado ofrecía su culo para el placer del shifter. Luchaba contra el cinturón porque le gustaba luchar, pero también se arqueaba para levantar su trasero, bajando la cabeza para presentar sus rojas nalgas para tentar mejor a su Amo.

Gabriel tembló mientras oía que se bajaba un cierre.

El shifter escupió en su mano, humedeció su pene y cubrió
a Gabriel.

Gimió, empujando su agujero a su Amo en una súplica desesperada.

Cuándo él golpeó la cadera de Gabriel, peligrosamente cerca de la carne que aun latía, Gabriel gimió.

—Quédate quieto, niño. —Alineó su pene contra el agujero de Gabriel y empujó. La cabeza de su grueso pene empujándose al interior. El ardor se magnificó sin rival al asombroso dolor de la carne castigada del trasero de Gabriel—. No te muevas. —Su Amo lentamente lo jodía, entrando, estirando a Gabriel alrededor de su grueso eje, centímetro a glorioso centímetro—. Solo tómalo.

Gabriel gimió dentro de lasbmantas, luchando para relajarse mientras el shifter se empalaba. Él tomaba al hombre sin lubricante, con solo la saliva y sin estirarlo para prepararlo antes, y la verdad era que le gustaba el ardor más que un poco. Quería ser devastado, su cuerpo despojado.

Su Amo no le falló.

—No te corras —gruñó en su gruesa voz, recordándole
cuando su pene estaba enterrado profundamente, hasta las
bolas. Y el pecho de Gabriel se tensaba con el esfuerzo de aceptar hasta la raíz el pene en su culo.

Entonces, jodío a Gabriel.

Duro.

Como le prometió.

Gabriel fijó sus rodillas para no moverse cada vez que lo empujaba violentamente. Su agujero dolía. La dulce fricción del pene del shifter, rozando su interior cuando se retiraba causaba ondas eléctricas en Gabriel. Y cuando su Amo se empujaba dentro, un salvaje estremecimiento recorría a Gabriel porque el shifter golpeaba el dulce punto en cada ocasión. El dolor y el placer de la brutal jodida se unían en la mente de Gabriel mientras su Amo se unía con su cuerpo. La penetración de su pene consumía a Gabriel. Su mundo se estrechó al movimiento

del pene del shifter y a la desconcertante alegría de ofrecer su culo para el placer de su Amo.

—Buen niño. —Se inclinó sobre Gabriel, cubriéndolo desde el muslo hasta la nuca en donde el shifter apoyó su boca—. Mi hermosa puta.

Oh, mierda.

Gabriel sabía lo que vendría después —lo que su Amo había hecho dos meses antes y lo que inició la pesadilla. Él se expandió en el interior de Gabriel, rellenando su culo, el ritmo vacilante mientras el orgasmo se acercaba.

Gabriel bajó la cabeza —aunque inclinó la mandíbula para ofrecer su desnudo cuello.

—Tómame, mascota.

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2020 ⏰

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