El pato travieso

Había una vez un patito al que su madre y sus cinco hermanos le llamaban *El patito travieso*, ya que siempre se aislaba en algún rincón de su casa para pensar que hacer en el día, y cuando era la hora de comer o dormir, la mamá le ordenaba que regresara pronto para la hora de la cena, ya que era muy vago.
Cierto día, la mamá pato, juntó a sus cinco patitos decidieron ir a dar un paseo por el bosque, era tan divertido el paseo que no se dieron cuenta que no estaba con ellos *El patito más travieso*. Cuando se dieron cuenta de su ausencia, optaron por repartirse y tomar decisiones distintas para así buscarlo más rápido.

Después de mucho tiempo de búsqueda y de haber recorrido un largo tramo del bosque, los hermanos y la mamá pata le llamaba gritando sin parar. Cuando de repente uno de los patitos escuchó que por encima de los árboles recorría en raudo vuelo, y que era un enorme gavilán hambriento. Al patito le entró el pánico y se empezó a llorar. Imaginándose que a su hermano el patito travieso había sido cazado por el ave. Se fue corriendo en busca de su mamá y sus hermanos para decirle lo que había escuchado y visto e indicarles que estaban en peligro. La madre pata una vez alertada por su hijo, les ordenó a todos que se camuflaran dentro de las ramas para no ser vistos por el gavilán.

Mientras tanto el patito travieso también había escuchado los chirridos del depredador y se había puesto a salvo bajo unas ramas secas, y se prometió firmemente que en otra ocasión no saldría de su casa si no era en compañía de su mamá y hermanos.
Después de esperar un buen rato pasó el peligro del ave hambrienta y nuevamente la mamá pata y los hermanos del patito travieso lo llamaban por todos los lados, hasta que por fin el patito travieso escuchó la llamada y corrió hacia ellos. Llegó arrepentido y abrazó a su madre y a sus hermanos. Les prometió que a partir de ese momento nunca se separaría de ellos.