119 | baekhyun

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[ hood ]

El rumor de su jefe se había esparcido tan rápido que Meg no podía dejar de mirarle y preguntarse por qué demonios se veía tan tranquilo en su escritorio, revisando su proyecto para el Congreso Anual de Medicina de la Universidad de Seúl, sin inmutarse por lo que se hablaba a sus espaldas.

Lo observó detenidamente desde su lugar.
Llevaba trabajando con él desde hacía tres años, y jamás le había tocado presenciar que él le faltara el respeto a una mujer... ¡Mucho menos que se acostara con sus pacientes! Es decir, se la pasaba la mayor parte del tiempo pegada al mayor, y aunque era cierto que la mayoría le coqueteaba e iba a consulta por lo menos una vez a la semana con la excusa de verlo, siempre trazaba una línea como doctor.

En cuanto el varón cerró la puerta de su consultorio, Meg volvió a colocarse el teléfono alámbrico sobre la oreja, dejando de jugar con el cable de éste.

— ¿Estás segura de lo que estás diciendo?

Xio, un tanto frustrada desde la otra línea, bufó.

— ¡Que sí! La amiga de Yein, Nina, que es mi vecina, que es hermana de su ex novio, me lo contó todo con detalle. 

— Ay, Xio. Es que no me lo puedo creer. ¡Él no es ese tipo de persona!

— Es porque no lo conoces realmente. Sólo ha querido aparentar contigo, niña tonta. 

Sacudió la cabeza, moviéndose sobre la silla giratoria hasta donde el teléfono le permitió. 

— Me rehúso a creerlo.

— ¡Hazme caso! Tienes que renunciar a ese trabajo ya mismo. No puedes trabajar en el mismo lugar que un maníaco como él. 

Pero entre más le daba vueltas al asunto, más sin sentido le parecía.
Aún así, su parte más noble le decía que debía creerle; después de todo, era su amiga.

— No lo sé. Necesito pensarlo. 

— No seas ingenua, debes...

Y de pronto, la puerta se abrió.

— Meg...

— ¡¿Sí?! —Ella se giró abruptamente, estirando la mano para colgar el teléfono, pero había sido tal el susto que le había provocado que había terminado en el suelo enredada con el cable. 

El joven, notablemente preocupado, se acercó rápidamente hasta ella, dejando los papeles que llevaba en manos de lado.

— ¿Estás bien?

— S-Sí, sólo ha sido un pequeño golpe —Se excusó ella, poniéndose de pie con una nerviosa sonrisa en su semblante, y sacudiéndose la ropa a pesar del dolor que sentía por el inesperado impacto.

— Déjame revisar tu...

— ¡No, no! —Movió las manos, rodeándolo en cuanto distinguió la intención del mayor en acercarse más.— De verdad estoy bien. ¿Ocupabas algo?

Él, un tanto extrañado, decidió dejarlo pasar por esa vez, y asintió levemente.

— Quería ver si podías ir al laboratorio por unos...

— ¡Sí! No te preocupes, yo me encargo —Dicho esto, tomó las hojas que él había dejado, seguido de las llaves de su coche, y salió a paso rápido del consultorio, no sin antes hacer una discreta mueca por el dolor en su espalda y su cabeza. 

Si amanecía con hinchazón al día siguiente, se iba a preocupar. 
Pero en ese momento, sólo tenía una cosa en la cual pensar y debía tomar una decisión. 
Por supuesto que hacerlo con su jefe presente no era una opción. 

mirotics | exo one shots [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora