Presiento. √ ── Kaminari Denki.

Dos.

Terminó la clase demasiado rápido, y ya era hora de desayunar. Y eso me hizo muy feliz, pero hubo un pequeño problema...

— Bakugou...

— ¿Qué?

— ¿Me llevas al comedor? — Hice un puchero.

— ¿Por qué habría qué hacerlo, uhm?

— Prometiste cuidarme. Te necesito ahora.

— Ugh... ¿En serio?

— Se me durmieron las piernas...

— Bien, súbete, extra. Espero que sea la última vez.

Sin titubear me subí en su espalda y me aferré a él.
Me llevó hasta el comedor y me dejó sentada en un puesto.

— Ya regreso.

Asentí y me quedé esperando, hasta que Kirishima se me acercó junto a otros chicos. Llevé mis manos a mis mejillas, cubriendo estás.

— ¡Hatsu-Chan!

— ¿Sí? — levanté la mirada.

— Diles que es verdad.

— ¿Sobre qué? — enarqué una ceja.

— Sobre que tienes dos koseis.

— Uh... P-pues sí.

— ¡Que les dije, eh!

De pronto se escuchó un fuerte estruendo en la  mesa, e hizo que dirija mi mirada a aquél personaje.

— Bien, extras. Déjenla en paz con esas preguntas. Y váyanse a la mierda un rato.

— Bakugou, ¡No seas así con nosotros, aparte estábamos con ella!

— A ver, mierda rosa, ¿Quieres morir?

Le tomé del brazo y lo atraje a mí, le dediqué una sonrisa que hizo que se calme. O eso parecía.

— Tranquilo, no me incómoda las preguntas, lo que me incómoda es-

— Que estén muy cerca de ti.

— Ah... Sí, jeje.

Automáticamente ellos se alejaron, para sentarse al frente mío. Reí un poco.

— No sé sus nombres. — dije restándole importancia a lo anterior.

— ¡Soy Ashido Mina! — Movió sus brazos muy rápido, y reí.

— Un gusto Ashido.

— Soy Hanta Sero. — exclamó un chico mientras cerraba sus ojos con una amplia sonrisa.

— Encantada de conocerte, Hanta.

— ¡Hey, hola, me llamo Kaminari Denki, el chico más guapo de la clase 1-A de Héroes!

— Hola, Kaminari-San. Sí no se acuerdan mi nombre, me presento de nuevo. Me llamo Akiyama Hatsu.

— ¿Ustedes qué relación tienen? — Preguntó Ashido, mientras nos señala a Bakugou y a mi.

— Somos ... - — Fui cortada por la voz del chico rudo.

— Somos novios, he incluso nos vamos a casar en un futuro.

Al oír su respuesta me giré a mirarle con una cara de confusión enorme, y rápidamente me giré a ver a los demás, para negarle aquél hecho.

— ¡Eso es mentira, no le crean! — Me crucé de brazos mientras resoplaba.

— Uh... Okay...

— Somos mejores amigos, idiotas imbéciles. — Rió divertido Kacchan.

— Oh, ¿En serio? — todos mostraron una mueca burlona.

— Sí, con Bakugou nos conocemos desde fetos. Nuestras madres son mejores amigas, entonces nos conocemos gracias a ellas. — expliqué antes de que salga con otra cosa. Y le miré de reojo.— Ya quisiera Kacchan que fueramos novios.

— A ver, maldita. No me llames así. — creó una explosión con su mano derecha.

— ¿Quieres pelear, maldita rubia mal teñida?

— ¡Mi cabello es rubio natural, estúpida!

— Ajá, claro. — lo empujé, sin querer había activado mi kosei de intencidad.
Cosa que lo hizo volar lejos.

Rápidamente corrí hasta dónde se encontraba aguantandome la risa.
Su ojo tenía un tic, era mal momento para mi. Automáticamente al estar a su lado, recibí una explosión en plena cara. No lo alcancé a evitar.
Me giré dónde él y lo encerré en una burbuja con mi otro kosei. Pero esta vez, no activé el aire tóxico.

— ¡Estúpida, mi cara, idiota! — le dije riéndome cómo loca. Apuntando mi rostro.

— ¡Sácame de aquí, maldita perra! — con su mano derecha creó una explosión y negué.

— Chúpame una teta mejor. — bramé mientras me limpiaba mi rostro y ordenaba mi cabello.

Menos mal que no hicimos tanto escandalo ni chocó con algo o alguien. Simplemente había quedado en el piso, gracias mundo.

— O me sacas o le cuento a tú mamá lo que hiciste. — sonrió con sorna y yo hice lo mismo.

— Créeme, me van a creer a mi. — miré mis uñas riéndome.

— Yo soy el favorito de tú mamá. — contra atacó.

— Y yo soy la favorita de la tuya. — puse ambas manos en mi cintura.

— Mira, Hatsu. O me sacas de aquí o te incinero tú culo.

— No eres capaz, aparte. Me amas, no lo niegues.

— Soy capaz. Te doy tres segundos para que me saques de aquí, y te prometo no hacerte daño alguno. Pero... Si termino de contar... Cierto peluche va a salir herido.

Tragué saliva mientras le veía de reojo. — Bien. — deshice la burbuja y recibí un zape. — ¡Bruto! — me sobé.

— Briti. — se burló de mi y se encaminó hacía sus amigos. Y yo le seguí, mientras enredaba su brazo con el mío.