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JIMIN
La odio.
Desde aquella fiesta, está ignorándome. Los mensajes, las llamadas, encuentros ocasionales e incluso fui a buscarla a la universidad para hablar con ella sobre su peculiar respuesta, pero fingió no verme y se subió al auto de otro chico, aproposito.
Todo lo que hago para acercarme a ella, lo pone en mi contra y termino odiandola.
Es culpa de ella tenerme como un estúpido perro detrás de su trasero, ese redondo y suave que pude nalgar una sola ocasión.
Ella provocó esto, me convirtió en un acosador que busca volver a repetir nuestra última vez. Es raro, nunca le ruego a una chica, menos si fue algo de una sola vez, estoy empezando a creer en la teorías de Hoseok..... Ella me hizo un amarre.
No hay otra explicación.
Hoy quise volver a hablar con ella, logré hacerlo, pero terminamos discutiendo por mi arranque de "celos" por evadirme e irse con ese chico, que según Suni lo usa para que le haga las tareas, igual me molesta porque sé su forma de pagar.
Luego de ese fiasco, terminé embriagandome en casa de Taehyung por estupideces que rondan por mi cabeza (Ella y sus actos), caí dormido soñando con ella, otra vez, y despertándome en el sofá, por los rechinos de cama, gemidos y gruñidos, por parte de Tae y Suni.
La resaca me está matando y preferiría que sea literal, ya que no entiendo porque mis pies están decididos a ir al departamento de t/n. Buscarla y volver a intentarlo.
Esta noche será la última vez que lo intentó.
Las puertas del ascensor se abren frente a un pasillo con varias puertas cerradas, y claro, son las 4:30 AM. Salgo y trato de orientarme, vine dos veces aquí y fue para acostarme con otra chica, pero fue antes de ella. Golpeó con fuerza la puerta que no estoy seguro de su propietario e insisto hasta que es abierta.
—¿Jimin? ¿Qué haces aquí? Ya es tarde. —es la otra chica. Labios anchos y rosas, ojos grandes y cabello castaño revuelto.
—¿Sabés dónde vive t/n? —mi voz salió gruesa y procedi a aclararme la garganta. Asintió y señaló detrás de mí.
—Frente de mí departamento. —asentí como retrasado y le agradecí elevando el pulgar.
Me arrastré hacía la puerta azul y deposite mi cuerpo sobre ella con brusquedad, y comencé a golpear.
—Creo que está durmiendo, Jimin.
—No me importa. —seguí insistiendo.
—No creo que sea buena idea molestarla. —bostezó— Tiene carácter.
Por eso me gusta.
La ignore y volví a golpear. Ella se cansó de tratar de hacerme entender y volvió a su cama a dormir. Mientras tocaba con urgencia, seguro despertaré a los vecinos y provocare que me hechen, pero no importa.