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⋅✎ρɾσ́ℓσɠσ: αℓɱαร ɠεɱεℓαร ☁⋅






El cielo estaba completamente nublado desde que las primeras horas del dia dieron inicio provocando que las temperaturas fueran bajas e incluso un par de gotas de lluvia cayeran sobre la enorme ciudad de seul,corea del sur.
Las personas caminaban con el paraguas siendo sostenido por encima de sus cabezas, cubriendose asi de las lloviznas, quizas algunas personas mas alegres que otras, pero el ambiente grisaceo y ligeramente tetrico harían sentir a cualquiera en una película de suspenso o algo parecido; sin embargo, así eran los días en Seul desde que los tiempos de lluvia comenzaron. Parecía como si, de repente, toda la alegría y el calor de la primavera se hubiese esfumado de las mentes de todos para dar paso a una extraña imagen depresiva.

Un par de alargadas orejas color blanco se movieron ligeramente por un pequeño tiempo, un par de manitas yacían pegadas al cristal del ventanal junto a una sonrosada y chata naricita, los oscuros orbes del pequeño observaban con detenimiento cada movimiento que sucedía al otro lado del vidrio que lo mantenía separado y a salvo del mundo exterior.

Ahí estaba el pequeño JungKook, hincado sobre el sofá de cuero negro que se encontraba justo al lado de la ventana más grande de la enorme oficina de su amo, observando con detenimiento el mundo exterior al cual no tenía permitido adentrarse por su propia seguridad. Las personas caminando de aquí a allá, algunos pájaros en pleno vuelo buscando un árbol en el cual refugiarse, todo resultaba tan maravilloso a los ojos del joven conejito.

- Kookie~ ¿ qué haces pequeño? - la voz de su amo logró sacar al nombrado de su pequeño trance, el azabache sonrió tiernamente luego de haber girado su cabeza en la dirección en la que se encontraba su querido amo.

- Solo miraba afuera, amo - respondió sin borrar la sonrisa de su rostro, mostrando sus adorables dientes de conejito junto a sus sonrosadas mejillas, Jimin adoraba ver a su conejito sonreía de esa forma, le hacía sentir más completo que nunca, tan lleno de vida, y todo gracias a la linda criatura frente a él- el clima me parece muy agradable...¿ podríamos salir un rato?- el menor volvió a hablar, regresando su vista a la enorme ventana que decoraba la oficina del mayor, pero esta vez sus grandes y oscuros orbes no estaban precisamente fijos en las personas o en los enormes edificios que se levantaban por gran parte de la ciudad. Sino que, ahora sus ojos estaban fijos en el cielo, apreciando las nubes de colores grisáceos que, ese día estaban esparcidas por todo el cielo,ocultando su hermoso color azul.

- ven aquí, bebé - el más alto Palmeo su regazo mientras que con ayuda de su pie recorría la silla hacia atrás sin la necesidad de levantarse de la misma. Jungkook obedeció sin rechistar, abandonando su posición en el sofá de cuero negro para después, prácticamente correr a los brazos de aquel hombre que lo había acogido desde que era tan solo un bebé, aquel que lo había alimentado,protegido y querido con todo su corazón, envolviendolo siempre en la calidez de sus brazos y haciéndole sentir más que seguro, amado.

Con ayuda de Jimin, el pequeño Kook logró subir al regazo de su amo y sentarse a ahorcadas sobre él, con sus piernitas a cada lado y sus frágiles brazos alrededor de su cuello, manteniendo sus rostros muy cerca el uno del otro, demasiado cerca. El rubio nego con la cabeza en un movimiento despreocupado mientras que las comisuras de sus labios se levantaban lentamente formando una adorable sonrisa.

- Sabes que no puedo dejarte salir Kookie- susurró el de mayor estatura, apartando una mano de la cintura del peli negro para poder abrir uno de los cajones de su escritorio y sacar de ese un biberón lleno casi al tope de leche tibia- Es peligroso-añadio depositando un suave beso en la naricita del contrario y entregándole el biberón en sus pequeñas manitas. El pequeño agradecía a su amo con una sonrisa antes de llevar la boquilla plástica hasta su boca y cerrar sus labios alrededor de esta, comenzando a succionar y a beber la leche.

- ¿ puedo jugar? - pregunto sacando la boquilla de su cavidad y apuntando la computadora, el biberón siendo sostenido por su otra manita.

- Cuando termine de trabajar, bebé- respondió sonriendo mientras depositaba un beso en la negra cabellera de Jungkook y, acurrucando su pequeño cuerpo contra su pecho se dispuso a terminar con un par de trabajos en su computadora.

Jungkook por su parte volvió a beber de la leche, acomodando su cabezita cerca de la curvatura del cuello contrario y colocándose de lado sobre el regazo del mismo para tener una posición más cómoda, haciéndole lucir como un adorable niño a punto de dormirse sobre las piernas de su madre. No fueron necesarias las palabras para expresar lo agradable del momento, tan solo respiraciones calmadas y el constante repiqueteo de las teclas fue suficiente para ambientar el espacio y convertir aquello en algo casi mágico, sin palabras, solo con pasajeras miradas y sonrisas que alegraban los corazones de los dos;así fue como pasaron su tarde, entre agradables momentos compartidos.

Un lazo desapercibido por los ojos de los demás pero latente en los corazones de los dos enamorados, más allá de deseos carnales; una dependencia total a la pareja y a la constante necesidad de hacerle saber cuanto se le ama.

No hace falta nada para descubrir que hay detrás de todas esas miradas llenas de amor y admiración que ambos se dedican, todo sentimiento mutuo resulta tan vivo incluso en su propia sangre. Por qué Jimin le hacía feliz pasar tiempo con su conejito, y a jungkook le hacía feliz en compañía de su amo... porque ambos fueron destinados a complementarse el uno con el otro.



















¡Mi primera adaptación!

Espero les guste por que yo de verdad ame esta historia cuando la leí, así que vayan al perfil de koosmile y denle mucho amor.

Bᴜɴɴʏ ➳ JɪᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora