Evolucionados El chico alas negras

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Para Irene recorrer la ciudad era lo mejor para despejar su mente después de pelear con su hermano.

- Necesitamos buscar un nuevo lugar a donde vivir, este ya no sirve

Max casi nunca demostraba más que una expresión fría y sin emoción, gracias a la suceso ocasionados por el asteroide muchas personas mutaron pero debido a esa mutación se les quito algo, como a el que se le quito la capacidad de sentir dolor físico, ello conllevo a ser inexpresivo con todo menos con su hermana a la cual poco le demostraba su sentir y con el tiempo ella tuvo que aprender a leer sus expresiones (las cuales eran pocas o la misma) para entender lo que sentía él; la mutación de Max era a los ojos de su hermana fantástico la capacidad de al tocar algo o alguien veía sus recuerdos o sus sueños, meterse en sus mentes aunque no controlarlas incluso podía controlar las corrientes eléctricas, pero a diferencia de Irene , el solo lo veía como un poder común, de niño para él era como un súper héroe pero comprendió que eso era un producto de una catástrofe que termino con la vida de sus padres.

- ¿Pero qué tiene de malo este?, es técnicamente una mansión para nosotros, piscina, cine, todo incluido. . .

Irene sabía que él quería irse ya hace tiempo pero nunca pensó que insistiría tanto ya llevaban viviendo allí unos 2 años ¿porque cambiarlo? Tenían un paraíso para ella y su hermano y él no lo veía de ese modo.

- Si pero es tan grande, tan lujoso, tan solo.

- ¿Solo? Y yo que soy, ¿una pintura?

- No, pero es mucho para nosotros entiende hermana quiero algo como lo que tú me contabas de cuando Papá y Mamá vivían.

- Pues jodete – le irritaba la actitud de su hermano y no lo soportaría mas - ello no están y tú no los recuerdas porque eras muy pequeño.

- Bien, si tu no me acompañas me voy solo.

- Bien

- ¡Bien!

- ¡BIEN!

Ya era tarde y pronto se ocultaría el sol, no quería regresar y ver que su hermanito ya no estaba, metió la pata hasta el fondo y no lo podía arreglar lo sabía, la promesa que hizo a sus padres la rompió en cuestión de minutos, estaba cansada, ya tenía 25 años y su hermano 22 años no podía frenarlo y su poder no le era de utilidad del todo.

IRENE

Max siempre fue impredecible para mí, lo contrario de mis padres ellos siempre sabían que hacer, como reaccionar ante cualquier ración del pero era de esperarse el solo tenía 3 años cuando desaparecieron; nunca le dije sobre lo que le dejaron pero si se lo decía igual no será excusa para retenerlo aquí, ¿qué are? ¡Maldición no debí haberle gritado!

Cuando me iba a regresar para ver si Max todavía no se había ido tropecé con algo o mejor dicho alguien.

- O lo siento, no vi que estabas allí.

- Tranquila, déjame ayudarte – le toma la mano para levantarla.

- Gracias, bueno me tengo que ir.

- No deberías, ya va a oscurecer y es peligroso.

- Lo sé pero tengo que volver con mi hermano – baja la mirada – si es que una sigue allí – dice susurrando.

- Bueno te acompaño no tengo nada mejor que hacer por cierto me llamo Oscar.

- Irene. . . - suspira tratando con todas sus fuerzas de tragarse su orgullo- esto ¿me podrías ayudar con algo?

- Sip ¿que necesitas?

- Me guiarías hasta una casa casi cubierta por plantas.

- La tienes atrás.

- A gracias ven sígueme.

Me di media vuelta y empecé a caminar sabía que tenía que ser rápida para llegar sino los anti evolución aparecerían, ellos no eran personas más bien se les llamaría bestias no necesitaban comer carne, frutas, etc., ni agua pero se tenían que alimentar de algo y ese algo era la vida de los demás nunca vi uno pero si los escuchaba y percibía su olor, asido y podrido, horrible.

Para cuando ya iba a una cuadra de la mansión un ruido fuerte me paralizo no podía moverme.

- Oye ¿ya llegamos?

- No es solo que ese ruido no me permite escuchar la campana.

- ¿Campana?

- Si una campana que mi hermano Max y yo colgamos en la entrada de la mansión para que yo no me perdiera a causa de los destrozo de losa anti evolución.

- Aja y es que no puedes recordar donde queda o que.

- No eso, dime hay una mansión blanca con una A gigante roja pintada al frente.

- Si la acabamos de pasar corriendo.