|Chantajear|

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Zim caminaba de regreso a su casa, dando pasos lentos y tranquilos por la calle, comúnmente estaría saltando de alegría, pero esta vez decidió no hacerlo.

Y no era porque estaba triste o deprimido, la dopamina anteriormente había recorrido por todo su sistema para levantarle el ánimo, pero en el fondo se encontraba pensativo y a la vez confuso.

Jamás creyó que su amado tendría una reacción como esa, nunca pensó que él llegaría a ser así.

Todo transcurrió normalmente cuando llegó a la casa del azabache. Pasaron toda la tarde juntos, viendo películas y comiendo cosas dulces. La había pasado bien, eso hasta que llegó aquel momento.

Antes de ir a la casa de Dib, Zim había regresado a su propio hogar para recoger un regalo, una sorpresa que la había mantenido escondida durante un tiempo determinado, era algo que su novio siempre había querido...o eso pensó.

Al ver el presente con detalle, su amado le gritó fuertemente, otra vez, diciendo lo estúpido que era su regalo y diciéndole los mismos insultos que anteriormente le había dicho en la clase.

Al ver a Zim casi al borde del llanto, se disculpo con él, volviendo a utilizar el mismo argumento de que "sólo era una broma y que jamás le haría daño".

Zim le creyó, de todos modos, Dib era su novio, debía de creerle ¿No? Las parejas deben tener confianza y Dib era una persona sumamente confiable, él jamás le haría daño ¿Verdad?

Después de esa pequeña pelea, todo transcurrió tranquilamente, había salido de la casa del azabache, despidiéndose de él cariñosamente, como siempre lo hacía.

Gir, su fiel unidad robótica estaría en la sala, comiendo pizza a grandes cantidades y de manera desordenada mientras veía aquel programa que tanto le gustaba. De solo imaginar  eso, una sonrisa se formó en su cara, no le gustaba la suciedad y el desorden, pero Gir era demasiado adorable, más cuando hacía eso, era parte de su personalidad y a él le agradaba.

Se detuvo enfrente de la puerta de su casa, entró sin más, Zim había regresado. Gir corrió a saludarlo, el Irken lo recibió con una caricia y un abrazo.

Había pensado en regañarlo por lo de la receta, pero lo dejo pasar, Gir no tenía la culpa.

Mañana visitaría a Dib nuevamente, esperando que no volviera a pasar lo de este día.

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¡Cariño, tengo que irme! —gritó desde el otro lado, levantándose del sofá para dirigirse a la puerta.

Se encontraba en la casa del azabache, Dib estaba bastante tranquilo, al parecer olvidado lo de ayer para suerte de Zim, quién la había pasado de maravilla, incluso se podría decir que mejor que ayer.

No había nada que pudiera salir mal ¿Verdad?

¿Tan rápido? —dijo su amado volviendo de la cocina con unas muestras de lo que parecía ser unos Fun Dip.

Si, le prometí a Gir que estaría ahí temprano.

Oh vamos, quedate un rato más —habló dejando los dulces en otro lugar, se acercó lentamente al menor, abrazándolo de la cintura, sorprendiendo al alien quien en ningún momento se esperaba eso.

D-Dib.

Vamos Zim, quedate un poco más —acarició con suavidad la mejilla del contrario, el Irken sonrió ante el tacto de sus dedos.

|Violentómetro| [Love bug AU] ZadrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora