oEl Monte Rojo es un lugar tan peligroso que nadie ha regresado de una expedición por ese lugar, un río de lava pasa por sus faldas y solo un camino de rocas volcánicas permite introducirse. Los enormes árboles con preciosas hojas del color del fuego, las flores naranjas y amarillas hacen parecer que todo el lugar se incendia, es por es que lleva ese nombre.
Ella ha sido impulsada por mitos y leyendas de hace miles de años que cuentan sobre una mística criatura que nació del fuego. Hay muchas versiones de la misma, pero hay un punto en común: esa criatura habita el Monte Rojo. Su misión es encontrarla y rogarle salve a su padre, pues las leyendas cuentan que una sola lágrima puede curar cualquier herida.
El calor es fuerte al caminar sobre el camino de roca, agradece, en esos momentos, ser hija de un General del Ejército Imperial por el resistente vestuario al que tiene acceso. Las botas negras altas muy bien abrochadas son lo suficiente resistentes al calor como para evitar que se le quemen los pies, pero aun así procura evitar que la lava impacte en ellas.
Su paso es lento y cuidadoso, es primera vez que sale de casa sin un guardia personal, aunque sabe que es seguida por alguien. Sus instintos se lo dicen, no por nada es hija de un General, su padre le ha enseñado a defenderse y saberse vigilada para protegerla.
Es un extenso recorrido el cruzar el río de lava, pero ella está dispuesta a cruzarlo y llegar a su destino. Solo tiene el deseo de salvar a su padre, solo por él ella es capaz de arriesgar su vida si puede verlo recostado en esa silla viendo el lago antes del anochecer.
El sudor baja por su frente y la necesidad de tomar agua incrementa conforme avanza, se sube las mangas de su camisa negra la cual la protegerá del frío del Monte, pero no es la ideal para el calor del río. El camino le parece eterno, siente que se alarga cada vez más conforme avanza.
No escucha nada más que el sonido de la lava y su propia respiración, pero eso no es suficiente ruido como para comenzar a alucinar voces de familiares o personas conocidas. Mira alrededor por instinto, pero sin detenerse hasta que por fin ha cruzado sin caer. Ha superado la parte más sencilla, ahora se debe internar al bosque rojo, que aunque parece inofensivo sabe que no lo es. Las cosas más bellas son las más peligrosas.
Comienza a caminar mirando las bellas flores naranjas que en un punto se comienzan a teñir de rojo escarlata dando una sensación de que se están quemando, todo el bosque parece hacerlo. Una ilusión óptica muy hermosa.
Mira hacia atrás en busca de alguien que la siga, la sensación de sentirse vigilada no se quita con nada. Lo único que la tranquiliza es saber que no hay amenaza por parte de su vigilante, pero de todas formas la incómoda. Sostiene su bolso con fuerza, no ha llevado mucho para avanzar más rápido.
Una rama romperse la hace volverse hacia atrás de un salto y encarar a su vigilante, se sorprende al ver al chico de los rosales, como ella lo ha apodado porque siempre que la ve le regala una rosa. Los profundos ojos negros como la noche la taladran con preguntas que no hace.
-Zafiro, ¿qué has venido a hacer al Monte Rojo? - pregunta el chico de los rosales con seriedad, se preocupa por lo que pueda pasarle en ese lugar tan peligroso del que nadie vuelve.
La ha seguido desde la Capital Albalaam hasta ahí, procuro no hacerse notar. Al ser el hijo mayor del Segundo General del Ejército Imperial es sencillo, se le ha criado para ser un soldado aunque él decida no serlo, tiene las capacidades para dirigir una fracción de espionaje.
No logra entender que hace ella iniciando una expedición a un lugar como ese con su padre muriendo a causa de una mortal herida causada en la Batalla de las Cruzadas las cuales el Imperio Asual-Kerion va perdiendo, lo cual es malo para ellos que pertenecen a el.
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El Pájaro de Fuego
FantasyLa lágrima de un Fénix tiene la capacidad de curar toda herida, incluso una mortal. Eso es lo que lleva a Zafiro, la hija de un valeroso guerrero, a buscar a tan mística ave que dice habita en el Monte Rojo en donde se cree que hay un lugar tan herm...