Capítulo 2.

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JungKook despertó esa mañana, otra más.

Otra más en la que la soledad volvía a consumirlo.

Salió en dirección a una preciosa e inmensa cascada.

Todo a su paso era de ensueño.

¿A esto los humanos le llamarían el paraíso?

Abundancia de comida, vegetación, vida silvestre y seres mágicos como él.

La noche dejaba ver a los seres de luz que por el día dormían.

Y el día dejaba ver a todos los seres de alma pura que desfilaban por el bosque, ignorando la miseria del mago que mantenía con vida aquel precioso lugar.

A pesar de ello, se sentía reconfortante saberse útil para sus compañeros.

La cascada era un refugio para aquellos seres marinos que deseaban curiosear sin ser vistos

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La cascada era un refugio para aquellos seres marinos que deseaban curiosear sin ser vistos.

Sirenas.

Preciosas sirenas le acompañaban en su pequeña travesía hasta llegar a un manantial, escondido tras la capa de agua que caía con furiosa necesidad sobre las rocas que protegían el camino hacia su lugar especial.

Ese manantial solitario donde él solía meditar.

Pero esta vez, algo diferente sucedió.

Recordó lo que su amiga Luna siempre le decía en las noches, cuando su desesperación era mayor.

"Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás, sólo tendrás que saber reconocerlo."

Fue en ese preciso momento cuando esas palabras cobraron sentido.

↬ᴇʟ ᴍᴀɢᴏ ʏ ᴇʟ ʜᴀᴅᴀ🍃 [ᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora