Cuando Kara y yo nos graduamos de la universidad empezamos a trabajar juntos de manera independiente en un proyecto por casi un año. Esto llamo la atención de muchas empresas, entre ellas se encontraba Corporación Pegaso. Una de las mas grandes empresas de desarrollo tecnológico en el continente americano y al cabo de unos meses, nos llamaron para trabajar con ellos temporalmente en uno de sus departamentos. Al principio nos encantó la idea, piénsenlo, unos jóvenes como nosotros trabajando en una empresa como esa, sería como un sueño hecho realidad.
Para nuestra fortuna cuando nos presentamos ante el jefe de toda la corporación, nada más y nada menos que el señor Arthur Berch, una de las mentes mas grandes de este siglo cabe decir, no nos fue para nada mal.
He de admitir que cuando lo vi por primera vez sentí su imponencia y seriedad de la que su secretaria nos advirtió en cuanto nos llevaba hasta su oficina, al principio creí que exageraba, pero cuando estuve frente a él no sabía ni qué demonios decir.
Al cabo de un par de horas hablando con el me relaje, sobre todo cuando nos dijo que nos quería como jefes de uno de sus departamentos tecno-biológicos. Lo único que teníamos que hacer era adaptar las tecnologías y equipos biológicos para su correcto funcionamiento en el espacio., mas que nada para que fuera mejor su desempeño.
Por supuesto muchas personas no estaban de acuerdo con que unos jóvenes de 23 años se hicieran cargo de un proyecto como ese. Tal vez tendrían razones para pensar algo así, pero estaba más que seguro que nosotros éramos mejores que muchas de las personas en esa corporación, de lo contrario no nos hubieran llamado.
Sin embargo, admito que todo eso parecía algo complicado de hacer, pero no era nada que Kara y yo no pudiéramos hacer, después de todo siempre hemos sido un buen equipo.
27 de septiembre 2019
La capital
Después de todos estos meses terminamos el proyecto para el que nos habían contratado. Sabía que era cuestión de tiempo para que Arthur nos llamara para discutir nuestro futuro en la empresa.
Kara tiene miedo de que nos despidan. A mi honestamente no me preocupa del todo, solo era de esperarse para que este momento llegara y desde un inicio se nos advirtió que nada de esto sería permanente, tal vez por eso la paga era tan buena supongo. Lo único que me preocupa es donde estaremos después de esto.
Creo que es hora de que me vaya levantando de la cama y me vaya.
Cuando llego a nuestra oficina me doy cuenta de que Kara no estaba ahí, es raro siendo que esta vez sí llegue temprano y debería estar aquí, o tal vez solo fue por algo de desayunar a la cafetería, no se
-Siento molestarlo, pero el Sr. Arthur quiere verlo en seguida en su oficina. – Me dice la secretaria del jefe mientas me sorprende al entrar tan de repente aquí.
- ¡Ay cabron!, perdón Susi, pero me agarraste desprevenido, en seguida voy.
De camino a su oficina<< que por cierto esta hasta el otro lado del maldito campus>>, me pregunto la razón del llamado, creo que por fin llego el día en que nos dirán adiós. Solo se me hace raro que solo me mande llamar a mí, esto debería ser algo que nos concierne a los dos.
-Ha llegado el señor Damián. - Le dice la secretaria en cuanto abre la puerta.
Para mi fortuna lo que primero que veo es a Kara sentada frente al escritorio, desafortunadamente cuando me ve me doy cuenta de que tiene su carita de preocupación.
- Me alegro de que por fin hayas llegado Damián, por favor toma asiento. Una vez que los tengo aquí a ambos se preguntaran el porqué de mi llamado.
- Supongo que es hora de despedirnos ¿o no jefe? – En seguida de mi comentario Kara me da un golpe con su pie en señal de que cierre el pico.
- Damián no habla en serio Señor, solo esta algo nervioso, es todo.
Me sorprende que Arthur no haya hecho ningún gesto a lo que dijimos. Siempre con la seriedad que lo caracteriza.
-Se que en estos meses han hecho un trabajo increíble y estoy de verdad impresionado con este par.
Por un segundo creí que no nos despediría.
-Lamentablemente no podemos tenerlos más aquí ya que terminaron con todo su trabajo. Si en algún momento volvemos a necesitarlos no duden en que los llamaremos, por el momento ya no hay nada para ustedes en Industrias Pegaso.
Sorpresivamente no sé qué responder, aunque ya lo esperaba me siento algo impotente.
-Sabíamos que este día llegaría señor. Solo nos queda agradecerle por esta oportunidad y todo lo que nos han brindado. Fue una gran experiencia. – Kara lo dice con tal tranquilidad y alegría que logra tranquilizarme.
-Recogeremos nuestras cosas cuanto antes y nos iremos de las instalaciones, gracias por todo. - Termino diciendo.
Cuando terminamos de hablar con Arthur, regresamos a nuestra oficina, bueno, nuestra ex oficina, a recoger todo. Cuando terminamos me doy cuenta de que en realidad era una oficina muy grande para unos simples novatos, este tipo de oficinas deben ser para personas más importantes que nosotros. Tal vez solo querían hacernos sentir cómodos en nuestra corta estadía.
-Oye pequeña, ¿Qué dices si esta noche vamos a celebrar?
-Celebrar porque nos despidieron, no considero que sea algo que deba celebrarse Damián.
-Tal vez tengas razón, pero cuando podrías decir que te despidieron de una de las empresas más grandes del mundo. A mi parecer deberíamos celebrar que hicimos un gran trabajo aquí, ademas no aceptare un no por respuesta.
- ¿Sabes qué?, tienes razón, nos lo merecemos. ¿Qué tienes pensado?
- Déjame eso a mi pequeña, tu no te preocupes por los detalles, pasare por ti a las 8, prometo no llegar tarde.
-Mas te vale.
Quien dice que no hay razón para que un mal día termine siendo uno maravilloso.