SAUDADE (#Éxtasis)|Terminada.

C1: El plan.

La muchacha dejó escapar un largo suspiro apoyando su cabeza en la ventanilla del avión. Había perdido la noción del tiempo y se había perdido a sí misma en su propios pensamientos que parecían estar en un laberinto en el que encontraba una posible salida.

Su vida no era normal de ninguna manera. Había dejado de ser normal cuando había cumplido nueve pero en aquel entonces no estaba en sus manos controlarlo. No es que tuviese control absoluto justo en ese momento pero su ritmo de vida había sido decisión propia.

Volvió a recordar la presentación de la noche anterior y de nueva sintió aquella sensación abrumadora que aparecía luego de que el telón se cerraba y todo el mundo estallaba en aplausos. Le parecía una locura la cantidad de personas que habían asistido la noche anterior a la función pero era totalmente increíble. No tener paz mental en ese momento de su vida era lo mejor que tenía en su presente aunque eso incluyese no ver a su familia en un largo tiempo porque al final de cuentas estaba haciendo lo que más amaba en la vida.

¿Cuándo había sido la última vez que había compartido un abrazo con su madre? Probablemente había sido aquella vez en Nueva York cuando la había ido a ver y la había recibido con una sonrisa en los labios que le indicaba el gran orgullo que sentía por ella. ¿O tal vez en Michigan? Ni siquiera era capaz de recordarlo con exactitud. Hacía meses que sus tiempos no coincidían pero al menos sabía que todo en casa estaba bien. Su madre estaba de viaje y ella estaba haciendo lo que más amaba.

Los echaba de menos y todo lo que quería hacer era abrazarlos muy fuerte y no alejarse nunca más. ¡Y ahora por fin podría hacerlo aunque fuese muy breve!

Se quedó en silencio un par de minutos contemplando a una chica que seguramente viajaba con su novio pues parecían realmente enamorados el uno del otro y no paraban de sonreírse. Soltó otro suspiro y volvió a mirar por la ventanilla tratando de que la imagen saliera de su cabeza. No es que ella estuviese interesada en tener una relación en ese momento, a duras penas tenía tiempo para alimentarse bien pero tampoco estaba cerrada al amor...solo que en ese momento el amor podía esperar. Y esperando se iba a quedar por mucho tiempo. O por lo menos hasta que ella tomase un descanso y tuviese tiempo suficiente para pensarlo siquiera. Se concentró en la ventanilla admirando el cielo oscuro; en menos de treinta minutos –de acuerdo con el piloto del avión- estaría en casa finalmente y sería completamente feliz.

Se abrochó el cinturón de seguridad, conectó sus auriculares a su celular y contó los minutos hasta que el avión finalmente aterrizó. Esperó a que todo el mundo saliera y cuando estuvo segura que era la última; salió.

El aire cálido de Miami le dio la bienvenida. ¡Cuánto había extrañado Miami! Inspiró profundamente y una extensa sonrisa se instaló en sus labios antes de comenzar a caminar para ir a la sala de espera. ¡Eso era lo que definitivamente más odiaba en el mundo! Tener que esperar las valijas. Entró lentamente y comenzó a caminar en dirección a la banda transportadora siguiendo a todos sus compañeros de vuelo.

—¡Mi tía!—el grito de una pequeña llenó las masas de aire. La chica frenó sus pasos, se giró sobre sus talones y una amplia sonrisa se instaló en sus labios cuando encontró a Leyre corriendo en dirección a ella y justo detrás Christopher la miraba pareciendo completamente sonriente.

El corazón de Valentina se aceleró.—¡Hola, mi amor!—respondió envolviéndola en un largo abrazo. La niña rio contra su cuello y ella soltó una risita divertida.—Dios, Leyre. Te eché mucho de menos...—susurró.—¡Estás enorme y muy hermosa!—añadió. Los grandes ojos miel de la pequeña la contemplaron un momento y ella le sonrió de nueva cuenta.

La muchacha levantó la mirada y cuando lo hizo se encontró con Christopher detrás de su hija que la miraba sin dejar de sonreírle. Le devolvió la sonrisa antes de acercarse a él para envolverlo en un abrazo apretado también. El hombre rio.