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Louis tenía el ceño fruncido y las manos hechas puño, pues la pequeña niña no había dejando rastro de su camino.
Ahora estaba parado justo a la orilla del mar, en donde la tierra se humedecía por las olas y el pasto no alcanzaba a cubrir. Sus zapatos estaban un poco llenos de lodo y mientras que con un descuidado pasó casi resbala, un inusual grito inundó sus oídos.
-¿Hola? ¿Niña?.
Louis hizo chiquitos los ojos y escaneo todo el lugar, pero no había vida aparente a su alrededor.
-No voy a hacerte nada, solo quiero mi gorra de regreso, ya sabes... podemos ir a comprarte una a la tienda de recuerdos.
Louis retrocedió un poco hacia un terreno menos riesgoso, cerrando un poco los ojos por el sol segador brillado en todo su esplendor.
Pero fue imposible tratar de llamar  aquella pequeña persona.
-Maldita sea.
Susurro el moreno, totalmente resignado a Irse de una vez con su hermano.
-¿Estas perdido?.
Una melodiosa voz llamó los sentidos amargados de Louis, haciendo que detuviera su andar y se quedara completamente quieto.
-oh lo siento, ¿Te congele con mi voz?.
Louis frunció el ceño y volteó completamente hacia la costa.
Louis abrió la boca con asombro, viendo como aquel trozo desnudo reposaba sobre la húmeda tierra.
-¿No?...
Louis solo escuchaba como las olas chocaban entre sí detrás de aquel pálido cuerpo.
-No suenas muy seguro.
Una pequeña sonrisa se pintó en los rosados labios de aquel desconocido que según Louis, estaba brillando, no en una manera figurativa, NO, el en verdad brillaba.
-Estaba buscando a alguien.
El extraño asintió, mientras apartaba sus cabellos rizados de su cara metiéndolos tras su oreja.
-¿Eres nuevo aquí?.
El moreno frunció el ceño.
-Si, solo estoy aquí por vacaciones.
El rizado asintió, jugando con sus propias manos.
-Entonces, adiós.
Mencionó con gracia el de las mejillas rojas, dejando caer su cuerpo al mar.
-¿¡Espera que!?.
Louis corrió hasta la orilla, deteniendo sus pies antes caer, pues la orilla no era como la de las playas, era más bien como una porción de tierra arriba del mar.
-Todo aquí es raro, quiero largarme ya.
Mencionó con nerviosismo, antes de darse la vuelta y comenzar a caminar a paso rápido hasta el pequeño pueblo, donde comenzó a buscar a su hermano.

William
Sus manos apretaban con nerviosismo el menú entre sus manos, sus ojos leían una y otra vez más comidas que vendían en aquel pequeño lugar.
Se encontraba en un lado de la ventana, viendo hacia el frente, donde la mujer que supone es la cocinera, pela papas de una manera muy peculiar. No estaba acostumbrado a estar solo, menos en un lugar con personas que no conoce, siempre esta con Louis, que aunque aveces sea un dolor de cabeza, sabe como tratarlo y cuidarlo, él lo aprecia.
La campanita que indicaba un nuevo cliente sonó en todo el establecimiento, haciendo que William bajara la mirada hasta el mantel de la mesa, pues quería evitar cualquier tipo de contacto con quien fuera.
-¿Disculpa?.
Escucho una voz inundar su zona personal, alguien estaba parado justo delante de él, tratando de llamar su atención.
Sus manos comenzaron a temblar y estaba casi seguro de no poder alzar la mirada para saber de quién se trataba.
-Aún no decido qué voy a ordenar...
Susurro el moreno.
-Eso es malo... ¿Necesitas ayuda?.
William negó lentamente.
-Oh bueno... estás en mi lugar favorito.
William alzó su nerviosa mirada, viendo a los ojos a aquel extraño que irrumpía en su cómoda zona de confort.
-Lo siento yo...
Dijo entre tartamudeos, mientras se trataba de levantar torpemente de la mesa.
-Esta bien, no tienes que irte, ¿Puedo sentarme contigo?.
Mala idea, William sabía que era una mala idea, pero aquí estaba, con manos temblorosas y mejillas rojas a un lado de un completo extraño.
-El puré de papas con pechuga de pollo es lo mejor de este lugar, es mi comida favorita... aunque siempre pido también una ensalada, podemos compartir esta si así quieres.
William se sorprendió con lo amable que ese chico era, pues en realidad no le causaba una mala impresión, era como ver a un pequeño ángel delante de sus ojos, pero su lengua lo traicionaba y parecía que de repente estaba mudo.
-Esta bien...
Logro pronunciar, viendo de reojo como aquel joven sonreía, iluminando todo con su blanca y prolija dentadura.
-Linda... linda sonrisa...
Justo un segundo después de haber soltado esas palabras, William se arrepintió, sus mejillas estaban rojas y casi sale corriendo de aquel lugar.
-¿De verdad?.
El joven se inclinó hacia él con un ceño fruncido.
-S...si, si.
William pensó que no era buena idea invadir su espacio personal.
El rizado aún con el ceño fruncido, se levantó cuidadosamente de la silla y fue hasta donde la señora a pedir amablemente lo que antes ya habían acordado.
-Listo, no tarda mucho en estar listo todo.
Harry volvió a sonreír, pero esta vez sin mostrar sus dientes.
-Gracias...
William agachó la mirada mientras sentía sus mejillas arder.
-¿Eres nuevo aquí? Nunca te había visto.
El de ojos verdes ahora jugaba con los botones de su colorido abrigo.
-Si... solo vine de vacaciones.
El rizado asintió.
-Eso explica mucho... ¿Que te parece el lugar?.
William se encogió de hombros.
-No he visitado muchos lugares si te soy sincero, llegue aquí hace un par de horas atrás, mi hermano se perdió en no se donde y por eso vine aquí.
El rizado asintió una vez más para luego sonreír con gracia.
-Puedo llevarte a conocer los lugares más hermosos que yo he visto aquí, te van a encantar.
William abrió sus labios pero no dejó salir una palabra de ellos.
-Será divertido.
Una vez más, el de ojos verdes insistió, juntando sus manos y haciendo una seña de "por favor".
-Déjame ser tu guía turístico.
William rascó su brazo nervioso, viendo un poco los verdes ojos del chico y sintiendo mariposas en su estómago, esperaba mucho que Louis no se molestara por incluir a un tercero en su pequeña aventura.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2021 ⏰

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