Torturas en el Capitolio.

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El día estaba lluvioso y mi mejilla latía mientras se inflamaba culpa del golpe recibido, me lo merecía, había dejado que dos hogazas de pan se quemaran, las tomé y salí por la puerta trasera de la panadería para no desperdiciar la comida, los cerdos de papá comían lo que sea, el familiar tintineo de la campana sobre la puerta no me tomó por sorpresa, lo que sí lo hizo, fue lo que mis ojos estaban viendo. Katniss, la única chica a la que había mirado desde jardín de niños estaba dentro del chiquero, en sus manos llevaba un cuchillo y a sus pies tendidos se encontraban los cadáveres de los animales, dejé caer el pan y corrí hacia allí para poder hacer algo, pero entonces ella notó mi presencia y se levantó, pensé que correría de regreso a casa pero me equivoque, ella empezó a dar pasos largos y rápidos, me tomó del cuello y pegó mi espalda hacia la pared de nuestra panadería, intente no hacerle daño mientras me defendía pero mientras la observaba más notaba que el gris de sus ojos había desaparecido por completo dejando solo escalofriantes ojos rojos.

-Vas a morir, panadero, te mataré tal y como lo hice con esos cerdos gordos y feos, ah… esa era tu loca madre.

Entrecerré los ojos un poco confundido, no podía formular palabras ya que sus manos se aferraban con fuerzas a mi garganta, por el rabillo del ojo pude notar que entre los cerdos había un cuerpo humano…

 -¡¡BASTA!! ¡¡NO!!

 Mis brazos y piernas estaban sujetados a los bordes de una silla metálica, mi cuerpo estaba cubierto por sudor y sangre seca, ambas muñecas estaban inyectadas a aparatos del Capitolio que solo hacían doler más y más mi cabeza, estaba cansado de tantos golpes e intentos por hacerme doblegar, a veces pensaba que sería mucho mejor no despertar de esas pesadillas a las cual el presidente Snow me induce, quiero morir pero necesito sobrevivir, tengo que cuidarla…

 Me despierto en la cama del tren que nos lleva a los juegos, varios gritos rompen el silencio de la noche y eso me obliga a salir de las cálidas mantas para investigar. Doy unos cuantos brincos hasta que mis pies se acostumbran al frío y luego empiezo a caminar en busca del problema, no tengo que recorrer ni siquiera 3 pasillos enteros que ya me encuentro en el lugar del conflicto, Haymitch se encuentra arrodillado en el suelo sosteniendo el cuerpo inerte de Effie, intento acercarme pero entonces veo a la chica en llamas en un rincón, sus ojos de nuevo han perdido el color, la observó pidiendo una explicación y ella todo lo que hace es sonreír y encogerse de hombros.

 -Ella me quiso obligar a usar tacones.

Dice como si fuera una gran excusa, regreso la mirada hacia nuestro mentor y entonces su cuerpo cae hacia adelante aplastando contra el suelo a Effie, una flecha estaba clavada en su espalda y ahora la dueña de ella venía corriendo hacia mí.

-¡¡DEJEME!! ¡¡YA ES SUFICIENTE!!

 Mis gritos rompen el silencio, de nuevo estoy despierto pero mi vista aun esta nublada, todo mi cuerpo me duele y ya no tengo fuerzas para resistirme al veneno, se lo que me están haciendo y por más que lucho contra él, mis recuerdos, mis memorias, cada vez son más confusas. Me levantan de la silla y me arrastran hacia otra celda, me recuestan sobre una camilla desvestida y entonces varios estilistas de los juegos ingresan, empiezan a lavar mi cuerpo, maquillarme, vestirme y peinarme. No entiendo porque hacen todo esto, ¿acaso ya me puedo ir? ¿Nos podemos ir? Ahora me siento un poco mal por haberme olvidado de Johanna.

 -¿Esta listo?

 Pregunta una voz conocida, una voz llena de veneno, los estilistas asienten con la cabeza y me obligan a pararme, me observo frente a un inmaculado espejo y recién entonces noto mi traje, no es muy bonito pero me obliga a estar de pie y a mantener mi cabeza en alto, al observar mi rostro noto como he perdido peso, como bolsas negras han aparecido debajo de mis ojos y como mi boca estaba completamente destruida. Empiezo a caminar siguiendo las instrucciones, me cuesta hacerlo, mi única pierna no puede resistir todo el peso de mi cuerpo, el Capitolio me ha quitado mi prótesis cuando los juegos terminaron, antes de llegar a destino caigo varias veces al suelo y nadie me ayuda a levantar, todos se ríen e incluso me empujan para que vuelva a caer.

Ahora mi cuerpo está sentado frente a un sofá vacío pero se lo que quiere decir, Katniss de nuevo ha hablado, todo lo que me dicen que diga es mentira, solo lo hago para protegerla aunque ella haya matado a mi madre, ¿acaso en pensado en eso? Me regaño a mí mismo mientras me concentro en no dejarme vencer por esos recuerdos borrosos. Una suaves voces llegan desde atrás del telón y hago mi mayor esfuerzo en poder oírlas.

 -¿Mientras el chico habla?

-Así es, lo usaremos como distracción, quiero que destruyan al distrito 13, quiero que frenen la rebelión, y quiero que maten al sinsajo.

-Ya sabes que hacer, muchacho, ¿quieres seguir viéndola por cámara? Sabes que decir.

Asiento con la cabeza varias veces y ahora si me han puesto mi prótesis, siempre me la devuelven para hacer estas grabaciones, me acomodo sobre mi silla y mi cuerpo débil empieza a temblar, no por el miedo si no porque simplemente estoy muriendo. Doy pequeños golpes sobre el suelo de manera irregular e intento en mi cabeza encontrar mi propia voz. Ella ha matado a mi madre, a Haymitch y a Effie, el recuerdo regresa de nuevo pero pronto desaparece por eso mismo cuando las cámaras están encendidas, yo no estaba listo, tal vez está era mi última oportunidad de hacer algo por la niña de dos trenzas que cantaba y todos la escuchaban.

-Nada bueno sale de una guerra, es necesario un alto al fuego, los daños en los distritos son cada día mayores y las pérdidas humanas atroces…

 Mi voz sale con menor potencia a las primeras grabaciones, abro la boca para seguir con el discurso que me han dado pero algo me distrae, las pantallas donde mi rostro aparecía demacrado se apagan y el rostro de Katniss aparece, ¿esa es mi casa? ¿ella la ha destruido? Llevo mis manos hacia mi cabeza para luchar contra el veneno de las rastreavispulas mientras pienso en una sola cosa: No es real. Una pequeña descarga eléctrica recorre mi mentón y me hace volver a la realidad, ya no siento dolor, ya no siento nada solo confusión y eso no puedo ocultarlo de las cámaras que regresan, aclaro mi garganta y sigo con el discurso sobre el bombardeo en la planta depuradora de agua, antes de poder continuar otro rostro aparece en lugar del mío, una nueva descarga eléctrica recorre mi mentón y esta vez muerdo mi labio para callar el grito dolor, una línea de sangre cae por mi boca pero rápidamente la maquillan. Durante los próximos minutos las pantallas juegan con las imágenes hasta que Snow aparece en pantalla y da un pequeño discurso antes de declarar la emisión por terminada.

-¿Tiene algo más para decirle a la señorita Everdeen?

Me pregunta la voz llena de veneno y entonces el veneno que nubla mi razón desaparece, es mi oportunidad, muevo la cabeza en señales de asentimiento y me acomodo sobre el asiento, una descarga de advertencia vuelve a recorrer mi cuerpo gracias a ese aparato en el cuello de mi camisa y arrugo el rostro para no mostrar debilidad, no ahora.

-Katniss… ¿Cómo crees que acabará esto? ¿Qué quedará? Nadie está a salvo, ni en el Capitolio ni en los distritos. Y tú…en el 13.

No te rompas ahora, digo en mi mente mientras el veneno vuelve a nublarme los recuerdos, presiono mis puños para mantenerme despierto y cuerdo, tomo un poco de aire y eso me resulta terriblemente costoso.

-¡Mañana estarás muerta! ¡Van para allá!

Y esa fue la oportunidad, las cámaras se apagan, la electricidad recorre mi cuerpo mientras dos agentes de la paz comienzan a golpear con fuerza mi cuerpo, mi prótesis es de nuevo arrancada y caigo al suelo torpemente y listo para recibir más patadas, el dolor era insoportable pero solo me concentraba en una cosa, mi vista aún estaba fija en esa pantalla negra, allí donde vi por última vez a la chica en llamas mientras mi cuerpo era arrastrado de nuevo hacia las celdas.

-Usen todo el veneno.

Es la última orden que escucho sin embargo una gran sonrisa se forma en mis labios rotos mientras un solo pensamiento viene a mi cabeza: No fui una pieza más en sus juegos. Un puño se estampa contra mi sien y todo se vuelve oscuridad.

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