Skylar.Y ahí estaba yo, viéndolo, tras la pantalla de la televisión. El gran Shawn Mendes en vivo desde Good Morning, America de New York. Hace años que no veía su rostro, es decir, su rostro enfrente del mío. La última vez que lo ví no termino muy bien, peleamos, nos gritamos y él se fue. No regresó más.
Un pequeño grito hizo saliera de mis pensamientos. Sabía de quien se trataba.
— ¡MAMI! — Gritó Noah desde su habitación, había despertado.
Subí corriendo las escaleras para encontrarme con un pequeñín despeinado mientras tallaba sus ojos.
— Hola, cariño. Ya despertaste. — Le dije sonriendo mientras lo tomaba de sus pequeñas caderas para así poder cargarlo. Sus piernas se enredaron en mi vientre y sus pequeños brazos alrededor de mi cuello.
— Bueno días, mami. — Dijo aún adormilado mientras dejaba un pequeño beso en mi mejilla.
— ¿Qué quieres desayunar hoy? — Pregunté mientras me movía de un lado a otro, en un pequeño vaivén con mi hijo en mis brazos.
— Mmmm. ¡Waffles!
— Oh, ¿waffles? Sabes, yo estaba pensando lo mismo. — Su pequeña sonrisa hizo que yo formara una con sus labios. — ¿Qué te parece si salimos a comerlos? Sabes que mami no es muy buena para la cocina.
—¡Síii! — Exclamó el pequeño con entusiasmo.
— Bien, busca tu ropa. Te preparé un baño y nos iremos. — Dije mientras lo bajaba de mis brazos, él asintió y corrió hacía su armario.
Yo solté una pequeña risa mientras me dirigía al baño de su cuarto para comenzar a llenar la tina con agua tibia. Y ahí es cuando el recuerdo me pega. Shawn está aquí, en New York, Shawn Mendes, mi ex-novio y el padre de mi hijo aunque el no lo sepa. Las posibilidades de encontrármelo eran pocas, pero nunca imposibles. Sacudí mi cabeza para quitarme esas ideas de la cabeza.
— ¡Noah, ven aquí! El agua está lista. — Grité.
El pequeño de rizos dorados se hizo presente con un montón de juguetes en sus brazos y su bata de baño. Lo ayude con las cosas y su ropa. Después se metió a la tina. Yo me incliné nuevamente para poder estar a su altura.
— Ya sabes qué hacer, vuelvo en media hora. Me daré una ducha rápida. Sí necesitas algo...
— Te grito, sí mami, lo sé. — Soltó una pequeña risa igual que yo.
— Bien, no desperdicies el agua. No está muy caliente. — Le di un beso en su frente antes de salir.
Deje la puerta del baño abierta, al igual que la de su dormitorio, para escucharlo por si algo pasaba. Me dirigí a mi habitación y después al baño principal. Abrí la regadera, me despojé de todas mis prendas.
Cerré los ojos al sentir el agua tibia en mi rostro, esto realmente me relajaba, no podía tardar mucho por Noah, así que solamente tarde diez minutos. Tenía veinte más para arreglarme. Hice un maquillaje ligero en mi rostro, sequé mi cabello con ayuda de la secadora y luego lo peiné tomando dos mechones de enfrente para echarlos hacia atrás y detenerlos con un pasador. También hoy iríamos con mi familia, así que decidí un cómodo outfit para el calor que había hoy.
Escogí una falda de tela delgada color blanco y un top del mismo material. Caminaría mucho junto a Noah, así que me coloqué unas vans clásicas color negro. Sonreí frente al espejo al ver el resultado. Salí de mi habitación para ir con Noah.
— Bien, cariño. Afuera. — Le dije mientras tomaba su toalla entre mis manos.
Mi hijo se paró para que así yo pudiera cargarlo nuevamente, esta vez enrollándolo en la toalla.
— ¿Lavaste bien tu cuerpo y cabello? — Pregunté.
— Sí, mami. — Me dijo con seguridad, y por si a caso, olí su cabello, tenía razón. Este olía a su clásico shampoo.
Lo puse de pie en su cama para encargarme de secar todo su cuerpo y luego su cabello. Después de hacerlo, me dirigí a su closet para buscar sus pequeños bóxers. Encontré uno y deje que el se lo pusiera. Luego le coloqué una sport blanca y seguido las prendas que el había elegido, un short color beige y una camiseta con dibujos de dinosaurio, unos FILA blancos y para terminar peine ligeramente su rubio cabello.
Aveces no sabía de donde había sacado todos esos genes, el cabello rubio y los ojos azules, de parte de mi familia no, pero... seguro por parte de la familia Mendes.
Después de estar listos, salimos de nuestra pequeña casa. No éramos millonarios, pero tampoco nos hacía falta dinero. Todo eso gracias a mi trabajo y apoyo de mis padres y también el apoyo de Aaliyah, la hermana de Shawn. Ella era la única que supo sobre el embarazo, le pedí estrictamente que no le dijera a nadie, en especial Shawn. Algún día yo encontraría el valor para buscarlo y decirle toda la verdad.
Noah y yo estuvimos caminando por todas las calles de Manhattan, rumbo a nuestro lugar favorito de Waffles. El pequeño venía contándome sobre Pokémon, su programa favorito y yo solo asentía con la cabeza aunque no entendiera nada del tema.
El lugar estaba más lleno de lo normal, y no adentro, sí no afuera, había una multitud ahí. ¿Qué habrá pasado?