EL OTRO LADO DE LA HISTORIA

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Era normal que en el Instituto hubiera personas que vivieran en esta parte de la ciudad, pero lo eran muy pocos- Que yo supiera- Tribeca era el lugar más costoso de todo Nueva York. Bueno, yo no podía quejarme cuando tenía las comodidades que cualquiera quisiera, si odié el trabajo de mis padres con todo mi ser. Pero eso era lo que me tenía en un Instituto como ese, era lo que compraba mis cosas y he de admitir que varios caprichos, bueno antes de que comencé a tener mis propios ingresos.

Lo que no me cuadró en absoluto fue cuando descubrí cual era el edificio, fueron las luces que sobresalían por las ventanas de tan estrepitoso lugar, la bulla alcanzaba hasta los pisos de abajo y la vibración de los vidrios fueron los que me hicieron comprender que era una fiesta, que el tipo era tan estúpido como para golpearla en medio de toda esa gente. El lugar que lo rodeaba no se parecía en nada, era callado como cualquier lugar pijo, la oscuridad de esa noche lo complementaba perfecto. Lo que me sorprendió fue que lo policía ya no hubiera pasado por aquí, cerciorándose que le bajaran a todo ese encuentro de adolescentes.

Aunque le pedí a Reese que se fuera y que desde aquí yo me encargaba. Claramente se negó. Su terquedad era de sus peores defectos. Una pista de porque duró tanto con Harry.

Caminamos a la recepción y estaba apunto de decir mi nombre, cual idiota cuando Reese me interrumpió.

—Somos Nahir y Tasher Miller— La miré de mala forma, confundida por su respuesta.

El señor sin mucho miramiento procedió a hacer una llamada y a verificar la entrada, si estábamos o no permitidas para el paso. Ella solo me sonrió prometiendo respuestas para después.

Se demoró unos cuantos segundos en los que Reese tamborileaba con su pie. Sí, también era muy impaciente.

—¿Si sabes que somos las sobrinas de Charldles Phoenix?, lo que te debe de dar una idea de que no nos gusta esperar.— se estiró hacia el mostrador leyendo su placa— Harold, un dato muy importante de mi es que no me gusta llegar tarde a ninguna parte ni a una fiesta.

El señor abrió los ojos con la mención de mi jefe, y se disculpó unas tres veces antes de salir de su espacio para él mismo pedirnos el ascensor.

—Espero que les vaya de maravilla en la fiesta, señoritas Miller's. Perdonen la espera, en el Pent-house del señor Carrington las estarán esperando— dijo cuando el ascensor abrió sus puertas.

Sonreí con nerviosismo y Reese rodó los ojos disimuladamente.

—Gracias, por su ineficaz trabajo—Fue lo que dijo antes de subirse al elevador.

Le pedí disculpas con la mirada al señor antes que las puertas fueran cerradas.

—¿Me puedes decir por qué mierda nos hiciste pasar como Tasher y otra tipa? Que al parecer son las sobrinas de mi jefe.

—¿Qué, creías que con decir el apellido Leicester o Jones nos dejarían pasar?—Bufó.

Pues a Harry si le funcionó y eso que no debería tener mi apellido, pensé pero no lo dije en voz alta porque no quería que supiera que su infame ex se encontraba en el mismo lugar.

—Espera, ¿todo este tiempo supiste que Lowell era hijo de Charldles y no me dijiste?.

Se rió, la perra se rió.

Tuvo la oportunidad de evitarme poner ese estúpido vestido. Además le olí los vóxers a Lowell.

—No quería que desde ahora odiaras a tu futura suegra, además parece que ya te llevas de maravilla, ya tienen algo en común.

Podía imaginarme su próxima línea.

— A Lowell, por supuesto—subió y bajó las cejas.

— Deja de relacionarme con tipos como él, mas cuando acabé hace una semana con uno muy parecido y era más soportable si me lo preguntas.

EL QUERER DE UNA ILUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora