Capítulo único

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Para Kris hasta el cielo, que por él persigo la justicia y mis sueños. 🌟

🌨️

La luz de mi futuro es oscura

Por culpa de mi amor infantil he perdido el rumbo por un camino de ensueño

El veneno de mi ambición, cada día afilaba mi cuchillo,

pero por culpa de mi incontrolable avaricia, este se volvió inútil

Lo sé todo

Este amor es otro nombre para llamar al diablo

No aceptes su mano

Gritaba pero me alejaba de mi consciencia

Cada día noto más la cruda realidad

Fluye la roja sangre de ser apartado por la realidad

Jamás imaginé que la avaricia se convertiría en la trompeta que anuncia el infierno.

Intro boy meets devil, BTS.

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—El acusado se identifica como; Na Jaemin con; veinticinco años de edad. Sexo; masculino, peso; 53 kilogramos, estatura; 1.76, fecha de nacimiento; 13 de agosto de 1994. 

   —Cuanta formalidad tiene policía, creí que ya nos comenzábamos a llevar mejor —Jaemin soltó un sonoro bufido por la forma en como estaba siendo tratado. Aquel chico de ojos enormes y sonrisa burlesca, no terminaba de agradarle del todo. Nunca le gustó la escrupulosidad, menos hablar de charlatanerías, lo hacían sentir anacrónico. Por lo general le gustaba la cortesía y los buenos modales, por lo que, para ocultar su desagrado, curvó los labios en una sonrisa fina, evitándose tosquedades. A pesar de que su estado no fuera el mejor para sus intenciones, con la camiseta blanca manchada, pegándose a su cuerpo a causa de la sangre seca y sus manos amoratadas, acalambradas por las esposas de metal que le impedían huir. Aunque francamente esto último no lo deseara. O al menos, no todavía—. No se tome tantas molestias, puede llamarme simplemente Nana.

   El policía frunció el ceño.

   —Ciudad de origen.

   —Oh, mi bello Busan... —suspiró deseoso y anhelante sin quitar la atención del inspector que hacía el interrogatorio sentado, desde atrás del escritorio de la oficina. Dos personas lo acompañaban aquella tarde de locura: el policía que lo había detenido, y que además no dejaba de mirarlo rabioso con sus enormes ojos (le recodaban secretamente a un búho en la lúgubre noche), y el superior oficial, limitado a hacer las preguntas con la mandíbula tensa y los labios rectos—. ¿Lo ha visitado? —inquirió pero no esperó respuesta. En cambio, inmediatamente recordó casi con agrado, momentos tiernos y escasos de su infancia, como a su madre horneándole galletas después de la escuela—. Un precioso lugar para visitar con la familia. Debería intentarlo usted algún día que lo tenga libre. Le aseguro que no va a arrepentirse.

Blood, sweat and tears |NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora