Capítulo 39

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El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

-Hola -musitó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano.

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.

Como no hablé para nada, Gaspar, volvió a la plática con Harry.

-Neanche parla spagnolo? -le preguntó, confundido.

Harry soltó una carcajada que al instante supo contraer.

-Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale -le dijo él, con amabilidad-. Beh, è meglio andare -el pesar en el rostro de Harry apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.

-Ma se siete appena arrivati! -parloteó el sujeto tras la barra.

-Sì, ma fretta -una mueca se dibujó en el rostro de Harry.

-Okay, okay. Saluto Sharon.

-Chiaro -Harry sonrió, fugaz.

-Hasta pronto, ______. Me dio mucho gusto conocerte -me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el español.

-Adiós, Gaspar -musité, tímida.

-Arriverdeci -dijo, Harry, despidiéndose con el movimiento de mano también.

-Arriverdeci, Harrey -dijo él.

Harry me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.

Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Sharon. Me sobresalté.

-¿Qué hora es? -le pregunté a Harry.

Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.

-Las ocho con cuatro -contestó, como si nada.

-¡Sharon ya está en casa!

-Conduciré rápido -dijo.

¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos? Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente. Callándolas.

Subí a la Hybrid de Harry cuando este me abrió la puerta. El tiempo se me acababa; había pasado un buen rato con él, sin embargo para mí pareció sólo la prolongación de lo que dura un suspiro y ahora iba a ponerle final al día, a mi tarde con él.

Condujo hasta el departamento de Sharon, y en el camino casi no hablamos debido a que mi cabeza se encontraba hundida en pensamientos, buscando alguna manera de explicar la situación. Situación que a Harry parecía no preocuparle.

Cuando llegamos y él estacionó frente al edificio, me congelé en el asiento por que aun no tenía el pretexto ideal para decirle a Sharon. Hoy era una de esas noches en las que la cabeza no me daba para más, más que para sostener el cabello.

El rugido del motor se detuvo y el silencio se produjo la instante.

-Listo, subamos rápido -dijo, Harry, satisfecho del tiempo que había tardado en llegar. ¿Veinte minutos se le hacía poco?

-Espera-le sujeté del brazo antes de que bajara.

Me miró, intrigado.

-¿Qué vamos a decirle? -pregunté.

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