Como uno de esos cuentos infantiles, en la cima de una colina forrada con verdes pastizales había una mansión, para llegar a ella había una sola vereda, y por esa vereda caminaba una joven vestida de sirvienta, en cada mano llevaba una maleta rectangular.
Era pleno medio día, así que la intensa luz solar bañaba la tierra, no obstante, el grácil caminar de la sirvienta no mostró señal alguna de malestar por el ardiente calor, tampoco cansancio de llevar cargando esas maletas que lucían pesadas.
Eventualmente, la sirvienta llamada Monique llegó a la mansión que estaba delimitada por una verja que la rodeaba ampliamente, ya estando cerca, pudo ver varias personas, una barría las hojas caídas de un gran árbol, otra tendía sábanas blancas, otra podaba unos arbustos, otra regaba unos rosales, otra limpiaba los cristales de una ventana, todas eran chicas, y todas vestían atuendos idénticos al de Monique.
Una vez que Monique entró en el terreno que delimitaba la verja, cada una de esas chicas haciendo diversas tareas detuvieron sus movimientos, primero mostraron una expresión en blanco, luego una sonrisa, y entonces corrieron,
- ¡Monique! –
- ¡Es Monique! –
- ¡Monique regresó! –
Las chicas se agruparon con gran excitación delante de Monique, entonces al unísono gritaron con alegría,
- ¡¡Bienvenida a casa!! –
- Gracias a todas, estoy de regreso –
Monique sonrió con la belleza de una flor cautivando a todas esas chicas que la miraban con adoración, entonces una voz proveniente de la puerta de la mansión congeló el cálido momento,
- Todas, aún tienen tareas que completar ¿cierto? –
Con esas simples palabras todas las chicas vestidas en uniforme de sirvienta regresaron en estampida a continuar el trabajo que estaban realizando, en tanto Monique siguió su camino hasta llegar a la puerta de la mansión.
Allí la recibió una mujer de unos 25 años de edad, ella también vestía el mismo uniforme que Monique, pero además portaba un monóculo sencillo en su ojo izquierdo, su piel era clara y su cabello negro estaba recogido en un elegante peinado estilo moño francés, todo eso sumado a su expresión seria la hacían lucir mayor de lo que era,
- Buen trabajo Monique –
La mujer le dio esas simples palabras a Monique con monotonía, entonces Monique bajó sus maletas al piso,
- Gracias –
Con una pequeña reverencia Monique mostró su gratitud al elogio (?) de la mujer delante de ella,
- Fue una larga jornada pero el cliente está muy satisfecho con los resultados de tu trabajo –
- Me honra saberlo –
Una vez más, las palabras insípidas de la mujer del monóculo se escurrieron a través de sus labios, y una vez más Monique agradeció con una ligera reverencia y en tono sereno,
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La Aprendiz De M.A.I.D.
RomanceAl llegar su cumpleaños 18, a Monique se le asigna una última misión para poder graduarse como una M.A.I.D. (Maître Assassin dans Infiltrations Domestiques - Maestra Asesina en Infiltraciones Domésticas), la cual consiste en asesinar al hijo de un i...